UN POCO DE HISTORIA

 

CONTENIDO

- Antecedentes.
- Los Berones. Primeras referencias conocidas del tipo de población vascona de la zona.
- La época romana: El hambre de Calahorra, 73 a.C.
- Los musulmanes en la Ribera. 714. y derrota de Carlomagno en los Pirineos. 778.
- Glosas emilianenses.

- La anexión de La Rioja a León-Castilla. 1076.
- Peregrino a Santiago, del siglo XII. Aymeric Picaud.
- Acuerdo del Rey de Inglaterra. 1177.

- Fazaña de Ojacastro. 1234-1239.
- San Ignacio de Loyola en Navarrete y Nájera. 1516-1521
- El sitio de Logroño y la batalla de Noain. 1521
- La Inquisición en el País Vasco. El Tribunal de Logroño. 1570-1610.
- Estudiantes vascos y riojanos en Salamanca. 1634.

- La Rioja en las Guerras Carlistas. 1833-1876.
- Serafín Olave y la asociación Euskara. 1831-1884.
- II República. Deseos de adhesión por parte de La Rioja al País Vasco-Navarro. 1931.
- Situación actual. 2000



- ANTECEDENTES.

El euskara es una lengua cuyo origen resulta aún un tanto misterioso. El hecho de no pertenecer a la familia de las lenguas indoeuropeas, y de carecer de similitudes con otras lenguas cercanas geográficamente, ha inspirado las más variadas hipótesis para explicar su existencia.
Tras la comparación del euskara con decenas de lenguas, los resultados obtenidos no prueban un parentesco fehaciente, por lo que su procedencia sigue siendo desconocida.
A lo largo del tiempo se han elaborado distintas suposiciones y teorías, en algunos casos contradictorias, que posteriormente los estudios lingüisticos más rigurosos y cientificos han rechazado

- Lenguas preindoeuropeas mediterráneas.
La teoría que plantea esta procedencia se formuló en torno a 1920 y 1950, a partir del estudio de toponimicos europeos y del descubrimiento de las raices eusquéricas que muchos de ellos poseían.

- El vasco-iberismo.
Mantiene que el euskara es el único rastro que dejaron las lenguas que se hablaban en la Peninsula Ibérica. Se apoya en la hipótesis de que el euskara y el idioma ibérico eran solo uno.

- Las lenguas africanas.
Algunos investigadores descubrieron que determinadas lenguas de África guardaban cierta relación con el euskara, lo que promovió su estudio en busca de nuevas claves.
Nadie niega las similitudes léxicas entre el berebere y el euskara, pero no son suficientes para mantener que su origen sea común, ya que no poseen una sintaxis, ni una morfología ni una gramática similar.

- Las lenguas del Cáucaso.
Los defensores más acerrimos eran los rusos y los georgianos, con otras ayudas como la de Garibay y René Lafon, que encontraron similitudes referidas a la topnimia y parecidos en el léxico.

Texto: página web: hiru.com

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- LOS BERONES :
Primeras referencias conocidas del tipo de población vascona de la zona.


        ¿Cúal fue la lengua de los berones? El tema es atrayente.
     …parece que la vertiente sur de los Pirineos estaba ocupada por un conjunto de pueblos dispersos, siendo el más importante el de los vascones situados al oeste de <Varduli> (Guipúzcoa) y el de los Caristii (Vizcaya), y los Berones ocupaban el valle del Ebro, pero debiendo precisar que Calagurris (La Rioja) formaba parte de las tribus vascónicas…
     El profesor Tovar afima de foma concluyente:
"... Yo creo que en tiempos de la España romana el euskera sólo se hablaba en una zona que comprendia el actual País Vasco, La Rioja y el Pirineo."
     Los Berones, como una de las primitivas tribus vascas que se asentaron el norte de la Península Ibérica, concretamente en la región riojana, tienen un origen desconocido. En una permanente conjunción de razas y pueblos en el caer de las hojas del calendario.
     El norte de la Península estaba constituido por un complicado mosaico de tribus y razas de dificil, por no decir imposible, demostración. En este laberinto un hecho es indudable: el pueblo vasco, con mucha anterioridad a la dominación romana, se encontraba asentado en La Rioja y posteriormente sometidos a la expansión celta.
     Se evidencia que la étnica vascónica de los berones no puede desligarse de las migraciones del antiguo pueblo de Euskalerria como grupo diferenciado de las tribus celtíberas.
     Analizar el estudio de una tribu -los berones- sin moldes más generalizados resultaría sumamente difícil y, quizás, falto de autenticidad."

Texto: Alfredo Gil del Río, en sus libros: "Los Berones. A la busqueda del pasado" 1988 y "Los Berones. Enigmas y leyendas en un mundo fantastico y mitológico: Beronia-Rioxa-La Rioja". editec@red. 2006

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- LA ÉPOCA ROMANA: EL HAMBRE DE CALAHORRA, año 73 a.C.

     Parece, en principio, que los romanos no encontraron problemas de rechazo por parte de la generalidad de los vascones, cuando hacia el 202-180 a.C., conquistan el valle del Ebro, si hemos de fiarnos por el hecho de que no son nombrados como pueblos que se enfrentan a Roma.
      La política llevada a cabo por Sempronio Graco, delegado romano, entre los años 180 y 178 a.C. combinó la acción militar con la diplomacia, cuyo objetivo era el de establecer una pacificación duradera y fronteras estables; firmó pactos y alianzas con los naturales, fundó Graccurris (actual Alfaro), cerca de Calahorra, y potenció el reparto de tierras entre ellos, permitiendo también el alistamiento en las legiones.
     Más tarde vemos que las reformas propuestas por los hermanos Graco (133 a.C.) en Roma habían acelerado la división de los romanos en dos partidos políticos. Por un lado se agrupaban los "populares" que apoyaban el programa de reformas de los Gracos: redistribución de las tierras, en manos de la oligarquía senatorial, para recomponer el grupo de pequeños propietarios arruinados por la política imperialista,... Por el otro lado estaban los "optimates", cerrados en sus privilegios oligárquicos, cuya obstinación agudizó las tensiones sociales.
     La elección por el Senado de Sila, cabeza de los optimates, como jefe supremo del ejercito, aceleró los acontecimientos. La contraofensiva popular acabó con el golpe de Estado de Sila y la proscripción de sus enemigos. Entre los perseguidos se hallaba Sertorio.
     La participación de los vascones en la guerra no es unilateral. Algunos núcleos de población se enfrentan a Sertorio, tal es el caso de Cascantum y Graccurris, pero otros le son fieles como Calagurris (Calahorra). Hasta el 75 a.C. la posición del rebelde fue favorable a sus armas; la base de su éjercito estaba compuesta por indígenas peninsulares, se mostraba respetuoso de sus tradiciones, ... Sin embargo, su estrella comenzó a palidecer; los ejercitos de Pompeyo y Metelo fueron poniéndole cerco consiguiendo que bastantes "tribus" desertasen.
     Al fin Sertorio fue asesinado por algunos de sus partidarios en el 73 a.C., que poco pudieron hacer para mantener la resistencia; su ejército, carente de un jefe prestigioso, se deshizo y muchos se refugiaron en los pirineos, pero otros como los Calagurritanos mantuvieron vivo el recuerdo de Sertorio y resistieron hasta el fin. Floro dice que pereció "Calagurris tras haber sufrido el hambre en todos sus grados y formas". Orosio señala "que fue reducida por hambre a la última miseria, que sus habitantes fueron pasados a cuchillo y la ciudad incendiada". Salustio detalla que "habiendo consumido una parte de los cadáveres, el resto los salaban para que les durase más tiempo". Máximo precisa: "La macabra obstinación de los numantinos fue superada en un caso semejante por la execrable impiedad de los habitantes de Calagurris, los cuales para ser más tiempo fieles a las cenizas del difunto Sertorio y frustar el asedio debido a Pompeyo, en vista de que no quedaba ya ningún animal en la ciudad convirtieron en nefanda comida a sus mujeres e hijos; y para que su juventud en armas pudiera alimentarse por más tiempo de sus propias vísceras no dudaron en poner en sal los infelices restos de los cadáveres". Así pereció Calahorra a manos de Pompeyo.

Texto: Historia de Navarra. Desde los origenes a nuestros días. Vicente Huici Urmeneta-José Mª Jimeno Jurio-Javier Monzón-Alfonso Estevez. Editorial Txertoa. Colección "Askatasun Haizea".

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- LOS MUSULMANES EN LA RIBERA (714) y derrota de Carlomagno en los Pirineos (778).

     Llegados los ejercitos musulmanes al valle del Ebro (primavera del 714), un magnate de la zona de Borja, el conde Casio, "pacta" con los recién llegados, marcha a Damasco para hacerse cliente del Califa, se islamiza y arrastra consigo a toda la población vascona meridional, afianzando su posición política y económica en la Ribera, sujeta durante cuatro siglos a los Banu Qasi (descendientes de Casio). La situación de estas tierras cambia profundamente. Sus habitantes quedan sometidos políticamente a Damasco, luego a Córdoba, religiosamente islamizados y arabizados en cuanto a lengua y otros elementos de cultura. Según Lacarra, el proceso de arabización de los muladíes ribereños fue lento; casados los Banu Qasi con mujeres de estirpe vasca, el romance, quizás el euskera, sería lengua preferida durante los siglos VIII y IX, hasta imponerse la lengua y cultura árabes.
     Pamplona y el resto de Vasconia mantienen una actitud más independiente. La firma del amán no impidió rupturas del pacto, y contestaciones militares como la del emir Uqba para volver a someter la ciudad. Unidos los "principes" vascones cristianos a los Banu Qasi por lazos de sangre y vínculos matrimoniales y familiares, mantuvieron buenas relaciones económicas, políticas y militares hasta el siglo IX.

     Durante las primeras décadas del emirato de Abd al-Rahman I (756-788), se producen insurrecciones en la marca superior de al-Andalus, desde Zaragoza a Barcelona. Los conspiradores envían a Sulaimán ben al-Arabí a Paderborn para solicitar la protección de Carlomagno (777). El rey cristiano recluta un gran ejército que, en dos columnas, llega a Zaragoza, plaza que se negó a entregar el gobernador al-Husayn. Carlos levanta el asedio y emprende el regreso, destruyendo a su paso las murallas de Pamplona, ciudad considerada por las fuentes francas narradoras del suceso en el siglo IX como "fortaleza de los navarros", "nombre éste que ahora suena por primera vez aplicado a los vascos de la vertiente sur" (Lacarra). Eginardo, biógrafo de Carlomagno, relata la emboscada y el ataque victorioso de los vascones contra la retuguardia del ejercito, cuando caminaba alargado por los desfiladeros del Pirineo el 15 de agosto de 778.

Texto: Historia de Navarra. Desde los origenes a nuestros días. Vicente Huici Urmeneta-José Mª Jimeno Jurio-Javier Monzón-Alfonso Estevez. Editorial Txertoa. Colección "Askatasun Haizea".

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- GLOSAS EMILIANENSES

     Glosa: fue, primitivamente, una palabra oscura o difícil de un texto, que requería explicación. Después pasó a designar la explicación misma. También se denomina así el comentario de un texto, cualquiera que sea su extensión. (Lázaro Carreter, F. 1968. Diccionario de términos filológicos. Madrid. Gredos)

     QUÉ SON LAS GLOSAS EMILIANENSES.
     Nos encontramos en el siglo XI, en el valle del río Cárdenas, en un pequeño monasterio en el que los monjes se ocupan en copiar e iluminar antiguos códices latinos. Para la comprensión de aquellos textos o quizás para acercarlos al pueblo que desconoce el latín usado todavía por los clérigos, uno o varios copistas anónimos escriben una serie de anotaciones en latín, romance y euskera que comentan o glosan las partes más dificiles de entender.
     Dos de estas glosas están redactadas en vasco, lo que, unido a la presencia de otros rasgos eusquéricos que se manifiestan en la evolución fonética de varias palabras romances de nuestro documento, revela la condición bilingüe, vascorrománica, del glosador. No debe sorprendernos tal condición, puesto que en aquella época se hablaba euskera en parte de La Rioja, en la zona de San Millán, sin duda. Del uso del vasco en esta región da claro testimonio la toponimia riojana actual que incluye nombres de localidades tan claramente éuscaros como Herramélluri, Ezcaray, Ollauri, Zalduendo o Cihuri.

     . Glosas Emilianenses, en vascuence: “izioqui dugu” y “guec ajutu ez dugu”

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      LA HEGEMONÍA DE LEÓN-CASTILLA BAJO ALFONSO VI (1065-1109)

     LA ANEXIÓN DE LA RIOJA

      En la primavera de 1076 la posición de Alfonso VI, rey de León-Castilla, ya puede calificarse acertadamente de imperial. Su reino, cuya extensión era más o menos igual a la de Inglaterra, abarcaba unos 128.000 kilómetros cuadrados. Sólo su extensión empequeñecía a todas las demás monarquías peninsulares, fueran musulmanas o cristianas. Por si el dato tiene importancia, cabe señalar que León también ejercía su soberanía sobre el reino de Navarra, que, después de León, era el más pujante de los otros diminutos reinos cristianos del norte. Más importante, con mucho, era que el rey de los leoneses recibía tributos de las taifas musulmanas de Zaragoza, Toledo y Granada. Las parias anuales de Granada sola ascendían a 10.000 dinares de oro, según el testimonio de su propio rey. En 1069, al-Muqtadir de Zaragoza había acordado pagar 12.000 al año a Navarra a cambio de su amistad. Es improbable que Alfonso VI exigiera menos. La suma que se pediría a Toledo debería de ser comparable. Aunque las taifas de Badajoz y Sevilla se habían librado de sus atenciones hasta el momento, los 30.000 dinares que aproximadamente cobraba Alfonso cada año le permitían mantener el ejército más formidable de la península, como demostrarían acontecimientos posteriores. Pese a ello, se encontraba sin saberlo en vísperas de otra anexión importante a su reino.
      Aquella primavera el rey se hallaba en las proximidades de Burgos preparando una expedición militar a Andalucía. Al-Mamún, el rey de la taifa de Toledo, había muerto asesinado el mes de junio anterior en la ciudad de Córdoba, que él había conquistado hacía muy poco. Al-Mu`tamid de Sevilla había utilizado inmediatamente la muerte del aliado de Alfonso para recuperar Córdoba y algunas de las partes colindantes del sur de la taifa de Toledo. En Valencia, Abü Bakr había aprovechado la ocasión para declararse independiente de Toledo. Forzosamente estos acontecimientos debieron de preocupar a Alfonso casi tanto como el joven al-Qádir, hijo y sucesor de Al-Mamún. Es posible que durante su exilio en Toledo en 1072 el leonés ya se hubiera formado una opinión de aquel desventurado heredero, que demostraría ser totalmente incapaz de dominar los problemas que iban a planteársele. Pero aunque no se hubiera formado una opinión, Alfonso no podía por menos de ayudar a su aliado en las crisis de sucesión, revuelta e invasión. Algunos indicios demuestran que se estaba preparando para ello cuando una oportunidad sin igual desvió su atención más cerca de casa.
      El 4 de junio de 1076, en uno de los asesinatos más espectaculares del siglo xl, el rey Sancho García IV de Navarra fue arrojado a un precipicio en Peñalén. Parece que el acto lo perpetraron sus propios hermano y hermana mayores y que fue fruto de alguna disputa familiar que no está clara. Si bien se ha afirmado que tenían la intención de suplantarle en el trono, es difícil imaginar que una conspiración ejecutada así pudiese tener alguna probabilidad razonable de salir bien. En cualquier caso, el hermano, Ramón, huyó a Zaragoza, donde pasaría a ser pensionado de al-Muqtadir. La hermana, Ermesinda, quedó bajo la custodia de Alfonso VI, que concertó su matrimonio con un noble navarro. Otros dos hermanos, una hermana menor, Urraca y un hermano también menor, Ramiro, quedaron asimismo bajo la protección de Alfonso. A la primera acabaría casándola con el noble castellano García Ordóñez.
      Debido a la distancia y a las características del terreno, es probable que el monarca leonés recibiera la noticia de la tragedia hacia mediados de junio. Por supuesto, el rey asesinado no era sólo súbdito suyo en algún sentido, sino también su primo. Si partió para La Rioja en cuanto se decidió lo que se había que hacer, llegaría a la residencia favorita de los reyes navarros en Nájera sobre el 25 de junio. Sería el lugar apropiado para empezar a preparar el reconocimiento de la anexión de la mayoría de las antiguas posesiones de Sancho. Confirmó el fuero de Nájera, probablemente entonces, pero el documento sólo lleva por fecha el año 1076.
      Este documento y otros de la época revelan el impresionante séquito que rodeaba al rey. La nueva reina, Inés, se hallaba presente junto con el obispo de Santiago de Compostela. León se encontraba representado por el conde Pedro Ansúrez, y Castilla, por los hermanos de la familia Lara, Gonzalo y Salvador, por Vermudo Gutiérrez y por el merino real Martín Sánchez. Finalmente, estaban también el magnate castellano Diego Álvarez de Oca y su cuñado Lope Jiménez de la casa condal de Álava y Vizcaya. Jimeno López, padre del segundo, ostentaba la tenencia de Nájera propiamente dicha, así como la de Vizcaya y Álava. El partido leonés era, pues, tan fuerte, que resultaba prácticamente irresistible. No obstante, el rey se entretuvo en Nájera para las inevitables negociaciones previas a la sumisión general de los obispos y los nobles del reino.
      El rey aragonés, Sancho Ramírez I, reaccionó al asesinato del monarca navarro apoderándose de Pamplona y la comarca circundante. Por lo tanto, cuandolos dos monarcas, o al menos sus agentes, se reunieron a finales de julio se firmó un tratado de partición del reino de Navarra. Sancho Ramírez recibiría sólo el antiguo núcleo que rodeaba Pamplona y que llegaba hasta Estella en el suroeste. Incluso entonces accedería a rendir homenaje por ello al rey de León. Para Alfonso fue toda la mitad del Ebro hasta Calahorra, esto es, La Rioja y las tierras situadas al este del gran río hasta sus fronteras montañosas. También fue para él la antigua hegemonía navarra sobre las todavía vírgenes provincias vascas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa.5 Al parecer, nada de todo esto chocó con seria resistencia y, aunque los dos primos, se beneficiaron mucho de la muerte del tercero, ni las gentes de la época ni los historiadores subsiguientes parecen sugerir la posibilidad de que estuvieran implicados en el asesinato. En agosto el asunto ya estaba resuelto hasta el punto de que Alfonso VI ya debía haber regresado a Castilla.
      La anexión de La Rioja por parte de León-Castilla añadió a este reino unos 4.000 kilómetros cuadrados de algunas de las tierras de labrantío más fértiles de la península. La mayor parte de estas tierras se conservaría permanentemente. Mayor importancia a la larga la tuvieron los resultados imprevisibles asociados con ello. Durante los siguientes cincuenta y ocho años el reino de Navarra desaparecería de la política de la península. En 1134 volvería a aparecer bajo la forma del reino de Pamplona, cuyo papel sería en verdad modesto en el futuro. La Rioja era ahora castellana, y el camino de Navarra hacia el sur, en dirección a la llanura de Zaragoza, quedó bloqueado para siempre. Además, la tutela que Navarra ejerciera sobre los territorios vascos la asumiría ahora León-Castilla. De este modo, hasta el papel más modesto que el ex reino hubiera podido desempeñar como líder de una federación vasca, papel para el que estaba capacitado en virtud de su afinidad tanto lingüística como geográfica, se lo negó la nueva hegemonía ejercida allí por Alfonso VI y sus sucesores.
      Sin embargo, incluso el futuro próximo demostraría las limitaciones del triunfo de León-Castilla en 1076. Aunque las primeras disposiciones le dieron toda la margen oriental del Ebro, pronto se vio que esos territorios eran imposibles de defender frente a Aragón, que dominaba las montañas situadas al este y al noroeste de ellos. Aun cuando había tenido que rendir homenaje por ella, la posesión de Pamplona hizo que Sancho Ramírez I y sus herederos intervinieran en la política de la frontera del Ebro. Poco a poco, Alfonso VI, como el propio al-Muqtadir de Zaragoza, se percató con tristeza de lo difícil que es mantener una posición estable cuando un enemigo móvil domina las alturas que la rodean. Pero la apropiación gradual de esas tierras junto al Ebro colocaría a Aragón en una posición que le permitiría obtener un triunfo mucho mayor. En 1118 los citados territorios formarían parte del trampolín para el ataque que conquistaría la gran ciudad y taifa de Zaragoza para los aragoneses. Esta audaz conquista multiplicaría por dos la extensión del reino de Aragón, que, casi de la noche a la mañana se vería convertido en el segundo reino cristiano de la península ibérica, el único contrapeso verdadero de León-Castilla en el norte cristiano. Así permanecería hasta el matrimonio de Fernando e Isabel en 1469.


      5. Una Una crónica más detallada se encuentra en Reilly, Alfonso VI, pp. 87-92. Las condiciones del acuerdo definitivo las define Antonio Ubieto Arteta, «Homenaje de Aragón a Castilla por el condado de Navarra», EEMCA, 3(1947-1948), pp. 1-28.

Texto: Cristianos y Musulmanes 1031-1157.  Bernad F. Reilly,  pag. 90-92.  Editorial Crítica

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- PEREGRINO A SANTIAGO, del siglo XII. AYMERIC PICAUD.

     Un fenómeno tan profundamente enraizado y extendido como el de las peregrinaciones jacobeas, era natural que provocase la aparición de un manual, o guía informativa. Este objetivo lo satisfizo una obra, surgida como tal en el siglo XII, y que se ha conocido habitualmente como “Codex calixtinus”, por atribuirse su composición al Papa Calixto II.
Se trata de un breve tratado, mezcla de relato de viaje, libro de consejos morales, y guía del peregrino jacobeo. Es el primer libro de viaje-guía del peregrino jacobeo que se nos ha conservado,...
     Para la fecha de “compilación” de la colección se apunta al año 1160, o próximos.
     Consta la “Guía” de Aymeric Picaud, de un “Sumario” y 11 capítulos, de muy desigual extensión.
La quinta y última sección del “Liber Sancti Iacobi”, es decir, el conocido como libro V, se denomina “Liber peregrinationis”.
El autor conoce por experiencia personal las rutas que describe. En varias ocasiones se define como francés.
     Así como se admite que Aymeric Picaud, originario de Parthenay, y capellán en Vézelay, pudo ser el “recopilador” y el “editor final” de toda la obra, e incluso autor material de parte de los libros I y IV, parece todavía más verosímil que él sea el autor del “Liber peregrinationis”.

     Capitulo VII. Nombre de las regiones y características de las gentes del Camino de Santiago.
"… Viene luego, cerca de Port de Cize, el territorio de los Vascos, con la ciudad de Bayona en la costa, hacía el Norte. Es ésta una región de lengua bárbara, poblada de bosques, montaña, falta de pan y vino y de todo género de alimentos excepto el alivio que representan las manzanas, la sidra y la leche.
     En este territorio, es decir, en las proximidades de Port de Cize, en las localidades de Ostabat, Saint-Jean y Saint-Michel-Pied de Port, los recaudadores de portazgo son tan malvados que merecen la más absoluta condena, porque armados con dos o tres garrotes, salen al paso a los peregrinos arrancándoles por la fuerza injustos tributos. Y si algún caminante se niega a pagar el dinero que le piden, le golpean con los garrotes y en medio de amenazas le registran hasta las calzas y le quitan el censo.
     Las gentes de esta tierra son feroces como es feroz, montaraz y bárbara la misma tierra en que habitan. Sus rostros feroces, así como la propia ferocidad de su bárbaro idioma, ponen terror en el alma de quien los contempla. Como legalmente solo pueden cobrar impuestos a los mercaderes, el que cobran a los peregrinos y viajeros es ilegal. Cuando la tarifa sobre algo es de cuatro o de seis monedas, ellos cobran ocho o doce, es decir, el doble.
     Por lo cual, exigimos y rogamos ardientemente… … que sean diligentemente excomulgados, no sólo en sus sedes episcopales, sino también en la basílica de Santiago, … Y cualquier prelado que, por afecto o por lucro, pretenda perdonarlos, reciba el golpe de la espada del anatema.
     Es preciso saber que los recaudadores del portazgo no deben cobrar tributo alguno a los peregrinos, …
     En territorio todavía de los Vascos, el Camino de Santiago pasa por un monte muy alto, denominado Port de Cize, bien por ser la puerta de España, o porque por ese monte se transportan las mercancías de un país a otro… Desde su cumbre puede verse el mar británico y occidental, así como los confines de tres regiones: Castilla, Aragón y Francia. En la cima de este monte hay un lugar llamado la Cruz de Carlomagno, …
     En este monte, antes de que el cristianismo se extendiese por todo el territorio español, los impíos de los navarros y de los vascos, tenían por costumbre, a los peregrinos que se dirigían a Santiago, no solo asaltarlos, sino montarlos como asnos y matarlos. Junto a este monte, en dirección norte, está el valle llamado Valcarlos, en el que acampó el mismo Carlomagno con sus ejércitos, cuando sus guerreros murieron en Roncesvalles. …
     Pasado este valle, viene la tierra de los navarros, rica en pan, vino, leche y ganados. Navarros y vascos tienen características semejantes en las comidas, el vestido y la lengua, pero los vascos son de rostro más blanco que los navarros. Los navarros se visten con ropas negras y cortas hasta las rodillas como los escoceses y usan un tipo de calzado que llaman abarcas, hechas de cuero con el pelo sin curtir, atadas al pie con correas y que sólo envuelven las plantas de los pies, dejando al descubierto el resto. Gastan en cambio, unos mantos negros de lana que les llegan hasta los codos, con orla, parecidos a un capote, y a los que llaman sayas. Como se ve, visten mal, lo mismo que comen y beben mal, pues en casa de un navarro se tiene la costumbre de comer toda la familia, lo mismo el criado que el amo, la sirvienta que la señora, mezclando todos los platos en una sola cazuela, y nada de cucharas, sino con las propias manos; y beben todos del mismo jarro. Cuando los ve uno comer, le parecen perro o cerdos. Y oyéndoles hablar, te recuerdan los ladridos de los perros, por lo bárbaro de su lengua. A Dios le llaman urcía; a la Madre de Dios, andrea María; al pan, orgui; al vino, ardum; a la carne, aragui; al pescado, arign; a la casa, echea; al dueño de la cas, iaona; a la señora, andrea; a la iglesia, elicera; al sacerdote, belaterra, que significa bella tierra; al trigo, gari; al agua, uric; al rey, ereguia; y a Santiago; iaona domne iacue.
     Son un pueblo bárbaro, diferente de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, ... ... enemigos frontales de nuestra nación gala. Por una miserable moneda, un navarro o un vasco liquida, como pueda, a un francés. En algunas de sus comarcas, en Vizcaya o Alava por ejemplo, los navarros, mientras se calientan, se enseñan sus partes, el hombre a la mujer, y la mujer al hombre. Además, los navarros fornican incestuosamente al ganado... Por todo ello, las personas con formación no pueden por menos de reprobar a los navarros.
     Sin embargo, se les considera valientes en el campo de batalla, esforzados en el asalto, cumplidores en el pago de los diezmos, perseverantes en sus ofrendas al altar... Donde quiera que vaya un navarro o un vasco se cuelga del cuello un cuerno como cazador, y acostumbra a llevar dos o tres jabalinas, que ellos llaman auconas...

     Después de su tierra, pasados los Montes de Oca, en dirección a Burgos continúa el territorio español con Castilla y Campos..."

     Cuando el Cronista de Felipe II, Ambrosio de Morales, realiza su viaje por encargo del Rey, en 1572, ni el fervor de las peregrinaciones ni el aprecio del “Liber Sancti Iacobi” parecían encontrarse en un momento de esplendor. La duda sobre el autor ya asaltó al culto historiador cordobés, que tampoco mostró especial afición ni aprecio por el “Liber peregrinationis”, del que comenta:
     “Quien quiera que fue el Autor, puso allí cosas tan deshonestas y feas, que valiera harto mas no haberlo escrito.”…

Texto: Guía del Peregrino Medieval. ("Codex Calixtinus"). Traducción Castellana: Millán Bravo Lozano. Centro Estudios Camino Santiago. Sahagún, 1991

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- ACUERDO DEL REY DE INGLATERRA. 1177.

 

 

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- FAZAÑA DE OJACASTRO (1234-1239).

     En mis pesquisas por archivos y bibliotecas, tuve la suerte de descubrir entre las muchas "fazañas" que copian Marichalar y Manrique, en su "Historia de la legislación", una que era adecuadísima para la tesis que venía sosteniendo desde que comencé mis estudios del vascuence en la Rioja. La publiqué el año 1932, en el Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional, en uno de mis primeros trabajos, después de hacer un detenido estudio para fecharla. Desde que la dí a conocer se ha estimado, por todos los que han tratado este tema, como indiscutible. Por cierto que alguno ha hecho la cita directa de la referida obra, como si hubiera sido por él conseguida.
     La fazaña aludida puede verse en la página 273, del tomo II de dicha obra, y que copiada a la letra, dice así:

"22. "De una fazanya de Don Morial Merino Mayor, et del Alcalle de Oia-Castro.
Esto es por fazanya que el Alcalle de Oia-Castro mandó prendar D. Morial que era Merino de Castiella, porque juzgara que el ome de Oia-Castro si le demandase ome de fuera de la Villa o de la Villa, que el recudiese en Bascuence. Et de si sopo Don Morial en verdad, que tal fuero habían los de Oia-Castro, e mandol dexar e dexaronle luego, e que juzgase su fuero
".

     Como los referidos autores no señalan fecha de la fazaña, puesto que las 29 que presentan, en unión de la citada, no exceden, según ellos, de Alfonso VIII, he tenido que investigar el tiempo de la merindad de Don Morial para fechar la que presento a los lectores.
     El citado personaje aparece en varios documentos a partir de año 1219, unas veces como fiador y otras como testigo, con el nombre de D. Moriel o D. Morael, mas esa pequeña diferencia no da lugar a duda de que se trata de la misma persona. La primera cita en que figura como Merino Mayor de Castilla la veo en la página LXXXIX del Cartulario de San Millán (1930), del P. Luciano Serrano, según la cual el Rey San Fernando ordenó efectuar una información al Merino Mayor de Castilla don Moriel sobre la propiedad de San Juna de Plágaro, que se adjudicó a San Millán, promulgándose el fallo Real el 10 de mayo de 1234. Becerro, fol. 240.
     Como confirmante aparece en documento del año 1237, en el cual se lee: Dompnus Moriel maior merinus in Castilla conf; es de 9 de enero y en él manda el mismo Rey que los 200 mrs. que pagaba el Monasterio de San Millán no se los dé al Merino. Documento núm. 534 del Códice del Ilmo. P. Minguella. Archivo de San Millán.
     En una donación fechada el 6 de mayho de 1238, por la que doña Gimena, Abadesa del Moral y su convento, da a favor de Pedro Nicolás dos tierras, sitas en Requejo, para que las plante de viña, confirma como Merino Mayor Don Moriel. Puede verse en la obra "Fuentes para la Historia de Castilla". Tomo I. Colección Diplomática de San Salvador del Moral, por el mismo P. Serrano. Documento número XXXVI, pág. 100.
     En el "Manual de Paleografía Diplomática Española" de los siglos XII al XVII, de Jesús Muñoz y Rivero, 2ª edición, año 1899, págs 154 y 386, puede verse una carta fechada en Burgos el 22 de enero de 1239 que comienza así: "De mi Dom Morael Merino Mayor de Castiella, a todos los que esta carta vieren salut. Sepades sobre la contienda..."
     Por consiguiente, figura Don Morial como Merino Mayor de Castilla de 1234 a 1239. En 1244 lo era ya don Fernando Díaz y al año siguiente don Fernando González Rojas. De modo que la fazaña en cuestión queda comprendida entre los años indicados y, por lo tanto, demostrado documentalmente que en la Villa de Ojacastro se hablaba aún el vascuence en la primera mitad del siglo XIII, ya que sus habitantes tenían el fuero de prestar su declaraciones en esa lengua. Y si en la citada Villa, cabeza del Valle en el Edad Media, imperaba el vascuence, lógico es pensar que en sus demás pueblos ocurría lo propio, cuando por otro lado la toponimia también lo atestigua, como después veremos. Y no es de creer que el vascuence se perdiese a continuación, sino que perdurará hasta siglos posteriores, época relativamente próxima.

Texto: Jose J. Bta. Merino Urrutia. "El vascuence en la Rioja y Burgos". Con un estudio analítico de la toponimia del VALLE DE OJACASTRO (Rioja Alta). Biblioteca Vascongada de los Amigos del País. San Sebastian 1962.

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- SAN IGNACIO DE LOYOLA EN NAVARRETE Y NAJERA. 1516-1521.

     En el verano de 1.491, nacía Ignacio (casa solariega de Loyola 1491-Roma 31 jul. 1556), bautizado con el nombre de Iñigo.
     Pronto muere su madre, María Sáenz de Licona, encontrando una segunda madre en Magdalena de Araoz, hija de un mayordomo de los Reyes Católicos. Pero hacía los nueve años pasa a vivir con doña María de Guevara, parienta de su madre y que tenía casa en Arévalo. Después pasa a las órdenes de Juan Velásquez de Cuellar, Contador Mayor de los Reyes Católicos.
     En 1.516 muere Fernando el Católico, y a su muerte cae en desgracia su Contador Juan Velásquez. Ignacio sigue en la Corte, pero va a tener que abandonar Arévalo (Ávila), y con 500 escudos y dos caballos parte para tierras riojanas, donde entra al servicio de don Antonio Manrique de Lara, II Duque de Nájera. Entre Navarrete, Nájera y Pamplona, ya que el Duque era Virrey de Navarra, transcurre su existencia. En Navarrete vive en el castillo sobre el cerro, castillo que había sido construido por Alfonso VIII, y que desde 1.380 era un regalo de Juan I a los Manrique.
     Aunque es pequeño de estatura, apenas 1,58 m., se ejercita frecuentemente en la caza, en los torneos, en correr toros y en el manejo de las armas.
     En abril de 1.520 en Toledo, al grito de ¡Mueran los flamencos!, comienza la sublevación contra Carlos V (la guerra de los Comuneros).
     Haro y Nájera se levantan contra sus señores y, de rebote, contra el Emperador, y también otros pueblos de menor importancia de la zona, como Huércanos, Uruñuela, Matute y Camprovín. Haro se alza contra el Condestable don Iñigo Fernández de Velasco, pero la prudencia y las sabias medidas de éste hacen que la rebelión sea abortada, la ciudad se someta y las gentes vuelvan al trabajo, viniendo los más comprometidos a Nájera. En nuestra ciudad la rebeldía fue más seria y sangrienta. El 14 de septiembre se sublevan contra el Duque y se apoderan del mando y la justicia de la Ciudad. Ahorcan a un criado del Duque de Nájera; encarcelan a otros y saquean y queman varias casas de enemigos de la Comunidad. Toman el Alcázar, refugiándose el Alcalde con su gente en la Mota, y se fortifican esperando la reacción del Duque, que se encuentra en Pamplona, atendiendo su Virreinato.
     En el archivo de Simancas se conservan dos cartas que relatan lo sucedido en Nájera. La primera de ellas está fechada en Nájera el 20 de septiembre de 1.520, y es del Duque al Emperador. La segunda es para la Junta de Comuneros y está escrita en Logroño el 25 del mismo mes, firmada por Juan de la Torre. Este era un Comisionado de la Junta, que había sido enviado a La Rioja para tener al corriente a la Comunidad de lo que ocurría.
     La reacción del Duque fue rápida, el tiempo necesario para juntar las tropas y llegar a Nájera: “fueron presos los principales inventores, fue saqueada la mayor parte de la ciudad, y mandé ahorcar cuatro de ellos, el uno el Bachiller Castillo”.
Estos hechos los vivió en persona Ignacio de Loyola, ya que formaba parte de las tropas del Duque y dice uno de sus biógrafos que “no tomó parte del saqueo de la Ciudad de Nájera”.

     ¿Una hija en Nájera?.
     El celebrar el V Centenario de nacimiento ha sido la causa de que diarios y revistas nacionales hayan dedicado grandes espacios a comentar el hecho y rememorar su vida. En una de estas publicaciones Pedro Miguel Lamet aseguraba que Ignacio de Loyola tuvo una hija en Nájera, mientras estaba al servicio del Duque.
     Uno de sus biógrafos, Fernández Martínez indica que “la turbulenta juventud de Ignacio está salpicada de sucesos de armas y mujeres”, lo que corroboran otros de sus biógrafos. Según uno de estos, Lamet, hay un testamento de Aldonza Martínez, soltera, que deja unos escudos de oro, vestidos y otros enseres a “María de Loyola, que antes se llamó María de Villarreal, por los muchos años que tan leal y fielmente me ha servido, transcurridos en Nájera”. Existen otros documentos donde se comenta esta posibilidad, según el teólogo Hugo Ranher.
     El dato queda aquí, cierto o no. Desde luego, tras su publicación no ha sido desmentido.
La verdad es que estas “cosas de juventud” terminaron un día. El día que dejó sus libros de caballería, mozas y armas e, imposibilitado por la herida que le ocasionó uno de los cañones franceses en el sitio de Pamplona (20 de mayo de 1521), pasa a leer una “Vita Christi” y un libro de la vida de los Santos” en romance, y logra alcanzar la perfección cristiana, que le llevó a fundar la Compañía de Jesús.

Texto: Jaime Albelda. Cronista oficial de Nájera. “De Avila a la Rioja-Ignacio de Loyola”. 1991. Y algunos añadidos de otros artículos.

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- EL SITIO DE LOGROÑO Y LA BATALLA DE NOAIN. 1521

     En las fiestas de San Bernabé, en Logroño, se pone todos los años un arco en la entrada de la calle Portales, en el cual se sitúa un cartel que indica: 11 de junio de 1521. Sería curioso conocer lo que saben los propios logroñeses de esta parte de la historia de su ciudad y región.
     Algunos cuantos, sabrán decir que “es la fecha en la que se produjo el asedio de Logroño, por parte de las tropas francesas y la gente se alimentaba de los peces del río, por ello la ofrenda de los peces…”,
pero ¿Cuántos relacionan este suceso, con la perdida de la independencia de Navarra?.

     Veamos algunos textos al respecto:

     “San Bernabé, es patrono de la ciudad de Logroño desde 1521. Por aquellos años tuvo lugar la guerra entre Carlos V y Francisco I de Francia. Los soldados del ejercito francés habían venido en apoyo del depuesto rey de Navarra y, ya de retirada hacia Vitoria, cruzaron el puente de Hierro sobre el Ebro sitiando la pequeña ciudad amurallada de Logroño, que en aquel momento no pasaría de los 5.000 habitantes” (la negrita es añadida).

Texto: Abilio Martínez Varea. San Bernabé, patrono de Logroño. Revista Belezos, del IER-Gobierno de La Rioja. Nº 1, julio 2006.

      La Batalla de Noain (30 junio 1.521): En el mes de mayo de 1.521 un ejército FRANCO-NAVARRO al mando de André de Foix, señor de Asparrós y conde de Foix, penetra en Navarra y reconquista el reino para Enrique de Albret.
Pero en vez de hacerse fuerte en Navarra prosigue hacia Castilla y sitia Logroño.
Grandes contingentes de fuerzas castellanas, junto a guipuzcoanas, del emperador Carlos V se aprestan a ir en defensa de la capital riojana.
     El señor de Asparrós se ve obligado a huir y se refugia en la Sierra del Perdón.
     Las tropas del emperador, compuestas por cerca de 30.000 combatientes guipuzcoanos, alaveses y vizcaínos, se colocaron en la cuenca de Pamplona, cerrando así la retirada al ejército francés.
El señor de Asparrós decidió dar la batalla y se presentó en NOAIN el 30 de junio de 1521.
     Al comienzo dominaron los navarro-franceses barriendo con su artillería los prados en que se encontraban los vascos-castellanos, pero el Almirante de Castilla y duque de Enriquez con su caballería dominó el combate, y la infantería castellana lo decidió.
     Los navarros hubieron de rendirse, tras sufrir más de 5.000 bajas y ser hecho prisionero el propio André de Foix o señor de Asparrós, que más tarde fue liberado por el Emperador tras pagar un rescate..
     Esta batalla decidió la posesión DEFINITIVA de Castilla sobre el reino de Navarra, pues los guipuzcoanos y alaveses se apoderaron rápidamente de todas la plazas, sin apenas encontrar resistencia.
     Por una orden dictada el 21 de mayo de 1.521 se exigió la formación en GUIPUZCOA de un ejército de 3.000 hombres destinados a Navarra. El 19 de junio se realizó el alarde de la tropa guipuzcoana en Laguardia (Rioja), en el que figuraban 22 capitanes o uno por cada localidad importante de la Provincia.
     Destacan nombres como Juan Vélez de Guevara (señor de Oñate), Juan López de Ugarte que, junto al señor de Loyola, representan a la villa de Azpeitia.
    Todos, junto con los de Alava, quedaron a las órdenes de Juan Manrique de Lara como coronel, y de Juan Pérez de Aiciondo como maestre de campo.
     Las tropas vizcaínas sumaron 2.500 hombres capitaneados por Martín Ruiz de Abendaño, encaminándose hacia Panplona.
     Cuando Asparrós salía de Logroño por escasez de alimentos y fracaso en su sitio a la ciudad, fueron perseguidos por las tropas del Duque de Nájera, el Conde de Lerín, Pedro de Beaumont y Pero Laso de Vega.
Pedro Vélez de Guevara se apoderó de Estella y Puente La Reina., derrotó al vizconde de Zolina, y se dirigió hacia Pamplona en compañía de Francés de Beaumont, señor de Arazuri, para unirse a la infantería del Duque de Nájera.
     Entre los que lograron huir, tras la derrotas, se hallan Martín de Javier (hermano del santo Francisco, jesuíta), Arnault de Agramont, el obispo Cousserans, Fadrique de Navarra y el doctor Remiro de Goñi.
Foto: Monumento levantado en recuerdo de la Batalla de Noain, en dicha localidad navarra. Homenaje realizado el 30 de junio de 2002.

Texto: visto en internet: historiavasca.com

“Dentro de seis años se cumplirán nada menos que cinco siglos desde que las tropas castellanas con el Duque de Alba al frente ocuparon Nafarroa y acabaron con su Estado independiente. Nueve años después, en 1521, en Noain se libró la última gran batalla militar para tratar de recuperar la libertad, y allí perdieron la vida 5.000 soldados navarros”.

Texto: Nestor Basterretxea, en Noain, el domingo 25-06-2006.

“En el siglo XII el Reino de Pamplona pasa a llamarse Reino de Navarra y se iniciará su paulatina apropiación por Castilla. En el año 1199 las fuerzas de Alfonso VIII de Castilla tomarán Vitoria, conquistará Gipuzkoa al año siguiente, la Cofradía de Arriaga (Alaba) se entregará en 1332 y Bizkaia por sucesión matrimonial en 1376. De esta forma, los territorios de la Navarra marítima quedaron separados del resto del Reino. La apropiación definitiva se culminará con la conquista armada de Navarra por las tropas del duque de Alba en 1512. A partir de este momento la historiografía castellana denominará como intentos "franceses" la recuperación del Reino, cuando "tales franceses" no eran sino los únicos reyes legítimos navarros pertenecientes al otro lado de los Pirineos. La batalla de Noain (1521) es el testimonio del fracasado intento de recuperación del Reino por parte de los navarros con más de 5.000 muertos. Un grupo de escapados de esta batalla simbolizará en la fortaleza de Amaiur (1522), el último baluarte de la resistencia navarra contra los castellanos”.

Texto: Pedro Pablo Arrinda / Mikel Agirregabiria, en internet:rebelión.org

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- LA INQUISICIÓN EN EL PAIS VASCO.
EL TRIBUNAL DE LOGROÑO. 1570-1610.


    Juicio a la brujería. Logroño 1610

     El 7, 8 y 9 de noviembre del año 1610 se celebra en Logroño el más famoso Auto de Fe de la Inquisición para juzgar a 53 personas, muchas de ellas acusadas de brujería. Un anónimo (periodista, diríamos ahora) escribió una crónica del juicio que fue publicada meses después en Logroño por el editor Juan de Mongastón, con el título de
    Relación de las personas que salieron al Auto de la Fé, que los señores doctor Alonso Becerra Holgín, Del hábito de Alcántara,
Licenciado Alonso de Salazar Frías, Inquisidores Apostólicos del reino de Navarra y su distrito, celebraron en la ciudad de Logroño, en siete y en ocho días del mes de noviembre de 1610 años. Y de las cosas y delitos por que fueron castigados.

     Existe una cuidada edición de aquel impreso coordinada por el sabio profesor Manuel de las Rivas, publicada en Logroño en 1993 por la consejería de Cultura del Gobierno de La Rioja, dentro de su colección Biblioteca Riojana.

     Desde primera hora del viernes 5 de noviembre del año 1610, son incontables los forasteros que están cruzando por las puertas abiertas en la muralla de la ciudad, Casi todos se acercan hasta la Plaza Mayor donde resuenan los martillazos de la cuadrilla de carpinteros que están acabando de instalar el tablado para el gran juicio. Pueden verse ya los bancos para los espectadores y la tribuna de autoridades. Frente a ella, los asíentos reservados a los acusados con el púlpito cuadrado para escuchar el veredicto y, a ambos lados, dos estrados desde los que los secretarios leerán las sentencias. Un poco más allá, el cadalso, de ochenta y cuatro pies de largo y otros tantos de ancho, con los montones de leña cuidadosamente apilada.

     El sábado, 6 de noviembre, se calcula que son ya más de veinte mil los forasteros que han llegado desde todas las partes de España y de otros Reinos. Las fondas, posadas y tabernas están a rebosar Para el mediodía muchas han cerrado pues no queda vino dulce ni pastas para vender
     A las dos de la tarde está anunciado el comienzo de la vistosa procesión de la Cruz Verde, el símbolo del Santo Oficio. Esta vez le ha tocado el honor de portarla, rodeado del resto de órdenes religiosas establecidas en la ciudad: dominicos, mercedarios, trinitarios y jesuitas. También acompañan claro está, los miembros de la Hermandad Inquisitorial en número superior a mil.

     La procesión acaba junto al cadalso donde es plantada, la Cruz Verde que será velada durante toda la noche a la luz de los tenebrosos faroles que sostienen los inquisidores. Mientras, en los sótanos de cárceles secretas, los seis reos condenados a morir en la hoguera están siendo informados de su destino por piadosos frailes:
     María de Arburu, 70 años, viuda de molineros;
     María Baztán de la Borda, 68 años, viuda de labrador,
     Graciana Xarra, 66 años, hospitalera del monasterio de Urdax, viuda de pastor;
     Petri de Juangorena, 36 años, labrador;
     María de Echachute, 54 años y
     Domingo de Subildegui, 50 años, carbonero.
Todos ellos, menos Graciana, son de Zugarramurdi.

     Amanece el domingo, 7 de noviembre, mientras todas las campanas de parroquias y conventos tañen con sonidos fúnebres. Se abren las puertas de la Inquisición y aparecen los reos fuertemente custodiados por los alguaciles. Hace frío y el cierzo se cuela con fuerza por los callejones que suben del Ebro.

     La comitiva apenas logra abrirse paso entre la multitud de gente curiosa, pegada a las pareces de los edificios, que se santiguan compulsivamente cada vez que cruzan su mirada con los aterrados ojos de los prisioneros, Son en total cincuenta y tres procesados, contando los cinco que habían fallecido en prisión y a quienes se representa con muñecos y con cinco pequeños ataúdes que contienen sus restos. Ni siquiera los que han muerto van a librarse del rigor de la justicia inquisitorial. Algunos llevan enroscado al cuello el látigo con el que van a ser azotados. Una acémila transporta el cofre, guarnecido de terciopelo, que contiene las sentencias. Cierran el cortejo los tres jueces del Tribunal: doctor Alonso Becerra Holguín, licenciado Juan del Valle Alvarado y licenciado Alonso de Salazar y Frías.

     Una vez instalados todos en la plaza comienza la lectura de las sentencias. En todo el domingo sólo se alcanzarán a leer las correspondientes a las 11 brujas y brujos condenados a la hoguera, seis presentes allí en vida y los otros cinco que habían muerto durante el proceso. La hora apremia y son inmediatamente trasladados por los soldados a las piras de madera.

     Se hace de noche y arde la hoguera entre el silencio sobrecogedor de los miles de espectadores sólo turbado por desgarradores gritos de dolor en vascuence que nadie entiende.

     A la salida del tibio sol del día siguiente, gran parte de los forasteros abandonan la ciudad nada más abrirse las puertas de la muralla. Pero los cuarenta y dos procesados restantes continúan ocupando sus bancos. La lectura de sus sentencias durará hasta el anochecer. Todavía resplandecen las brasas sin apagar y el cierzo no ha conseguido limpiar ese olor que ya llena toda la ciudad.

     En Logroño es lunes, 8 de noviembre, y es el año 1610.

Texto: Carlos Muntión Hernáez. Piedra de Rayo, nº 8, febrero de 2003.

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- ESTUDIANTES VASCOS Y RIOJANOS EN SALAMANCA. 1634.

     Es muy curioso conocer el ambiente estudiantil en el año 1643 en su diversidad regional y valoración a la invocación que se hacia a "SANTIAGO"; también son testimonios de la fuerte vinculación entre vascos y riojanos. En la Enciclopedia general ilustrada del País Vasco (Cuerpo A. Diccionario enciclopédico vasco, vol.vi, Caballo-Cer; Editorial Auñamendi, Estornés Lasa Hnos) se hace una interesante narración de unos incidentes estudiantiles que evidencia, dentro de sus vicisitudes políticas y religiosas, el sentimiento regional de aquella época:

     "Los estudiantes de la Universidad de Salamanca aparecían agrupados en las nueve regiones siguientes: 1. Aragón, 2. Andalucia, 3. La Mancha, 4. Extremadura, 5. Portugal, 6. Campos (Castilla la Vieja), 7. Galicia, 8. Asturias y 9. Vizcaya. Cada una de éstas, nombraba un Consiliario que la representaba aunque la existencia legal no estaba expresamente reconocida. La nación vizcaína agrupaba a todos los estudiantes de habla vasca y aunque no la hablaran a los navarros de la ribera y oriundos de la dióc. de Calahorra. El estudiante vasco de la época era díscolo y belicoso como los demás de su tiempo. En 1643 la nación gallega de Salamanca se paseó por las calles de Salamanca "coleando" a los vizcaínos, después de haber quitado su espada y roto una capa a un estudiante, criado de don Martín de Echauz, Consiliario de la nación Vizcaina. Esto fue tomado como una afrenta y los vizcaínos hacieron acopio de armas de fuego, saliendo a las calles en ronda llevando por nombre y seña andrea, y gritando: ¡Victor Vizcaya, cola Galicia! Cuando el Juez y su ronda llegó fue recibido a arcabuzazos por los vizcaínos. Lo mismo se hizo cuando llegó el Corregidor, a quien pasó una bala rozándole la cara o como dice un testigo "çumbando por los hiçicos". Los vizcaínos gritaban andrea y los gallegos contestaban Santiago. Cuando gritaban andrea como Santo y seña, contestaban gizonea. Estos vizcaínos belicosos eran de Hermua, Motrico, Bilbao, Villafranca, Pamplona, Villabona, Lequeitio, Ondarroa, Azcoitia, Vitoria, Murueta, San Sebastian, Navarrete, Bañares, Jayo, Valladola (estos últimos, riojanos)".

Texto: Alfredo Gil del Río. "El Camino Francés a Compostela" Evocaciones y Leyendas siguiendo las estrellas. Elgartorre Libros.

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- LA RIOJA EN LAS GUERRAS CARLISTAS.
1833-1876.

     Trágicas contiendas civiles que ensangrentaron España en el siglo XIX fueron las guerras Carlistas, con una motivación por derechos sucesorios. Fernando VII derogó la denominada Ley Sálica que excluía así la sucesión a favor de su hermano Carlos María Isidro. Este con el título de Carlos V pretendió el trono, apoyándose en la citada Ley Sálica (año 1813), que prohibía a las mujeres la sucesión al trono de España. Muerto el rey, su viuda María Cristina sostuvo sus derechos al trono para su hija María Cristina. Con este motivo, el país se dividió en dos bandos: Carlistas y liberales, sumiendo el país en una lucha.
     En realidad no se planteaba solamente de una lucha sobre derechos sucesorios, sino también, se planteaba una renovacion del Fuero y sus derechos históricos con conceptos diferentes.

     La primera guerra Carlista (1833-1839), fue denominada como la de "los siete años", y los enfrentamientos más decisivos en la zona Vasco-Navarra y Rioja. Entre los contendientes, las figuras más destacadas fueron los generales Zumalacárregui por los Carlistas y Espartero por los liberales. En este período tendrá transcendencia decisiva la muerte del General Carlista en el sitio de Bilbao con el triunfo de Espartero, provocando una situación que será motivo del célebre Convenio de Vergara suscrito entre Maroto y Espartero y don Carlos se verá precisado al abandono del territorio español (año 1839).
     En este periodo cabría recordar los sucesos de Cenicero (21 y 22 de octubre de 1834), con participación de las tropas de Zumalacarregui, consecuencia de lo cual posteriormente se construiría "la estatua de la libertad", existente en dicho municipio.

     La segunda guerra Carlista (1846-1849) no tuvo la dureza de la anterior y nuevamente se produce por derechos sucesorio. En visperas de la boda de la Reina con su primo Francisco de Asís (1846) los partidarios Carlistas exteriorizaron su oposición proclamando con el título de Carlos IV, al Carlos Luis, Conde de Montemolín. Este último intentó mantener sus derechos en nuevos enfrentamientos entre los años 1846 a 1860 que tuvo su epílogo en la intentona de San Carlos de la Rápita (Tarragona) donde cayó prisionero, siendo fusilado el general Ortega que había tenido una activa intervención en el fallido desembarco.

     La tercera guerra Carlista (1872-1876) aparece dentro de la monarquía de Amadeo de Saboya, la primera República y el reinado de Alfonso XII. Los enfrentamientos fueron duros en el Norte de la Península, llegando a dominar en Navarra y las Vascongadas, y estableciendo Carlos VII su soberanía en Estella (1873-1874); su fracaso en el sitio de Bilbao, con sus mejores hombres y material guerrero y al comprobar que sus partidarios cada vez le prestaban menor apoyo, cansados de tan inciertas y largas luchas, con motivo de su derrota en Seo de Urgel (1º de agosto de 1875) y la llegada al trono de Alfonso XII, se refugió en Francia, cruzando la frontera el 28 de febrero de 1876.

   (En la foto tomada del libro de “R. López de Heredia-Viña Tondonia” se ve a Carlos VII, rodeado de algunos jefes y un grupo de jóvenes oficiales, entre los que se encuentra R.López de Heredia, fundador de la bodega que lleva su nombre, en Haro, detrás del rey, con barba. La foto es del año 1875-1876). 
 
      En estas guerras Carlistas, especilmente en la primera, La Rioja será escenario de momentos cruciales de lucha, especialmente en los que resaltarán los cercos a la zona de Cenicero por las tropas Carlistas con base en Estella. Entre los acontecimientos más importantes podemos mencionar los siguientes:
     En octubre de 1833 se produjo en Logroño una sublevación en favor del pretendiente Don Carlos en la que resultaron implicados los frailes del convento de San Francisco Rojo y Cárcamo y Antonio Martín, cuyo epílogo fueron las ejecuciones que fueron hechas en los alrededores de Valvuena.
     La guerra fue adquiriendo una inusitada violencia, y los denominados "Tiradores de Alava" en los que formaban parte un elevado número de riojanos, cayeron prisioneros de las fuerzas de Zumalacarregui en el pueblo de Gamarra (15-03-1934) siendo fusilados al día siguiente en la aldea de Heredia. La noticia produjo en Logroño gran consternación. Y el tratadista Gómez menciona el dato curioso que desde entonces se suspendió la costumbre de tocar una campanilla por las calles anunciando la muerte de cualquier vecino.

     Martín Zurbano (nació el 29 de febrero de 1788 en Varea-Logroño) adquirió una gran popularidad en sus audaces incursiones guerreras contra las tropas Carlistas y al frente de la denominada "Partida contra Aduaneros" hostigó con renombrado éxito los pueblos de la Rioja Alavesa que nutrían con sus hombres las formaciones carlistas.
    A partir de 1840 se unió al Esparterismo, cuando éste era Regente del Reino, quien lo nombró Comandante General de Vizcaya. Fue fusilado el 21 de enero de 1845 en Logroño, delante de sus paisanos
     El general Espartero en el año 1837 logró su propósito de fortificar la plaza de Logroño, desde donde incidió la conquista de la comarca de Viana y la Rioja Alavesa como base de sus pasos al logro de apoderarse de Navarra y las Vascongadas.
     La guerra no obstante los reversos militares carlistas, proseguía con suma dureza y La Rioja, como consecuencia de su situación estratégica, fue base de un constante movimiento de tropas que motivaron graves problemas de abastecimiento.
     Las luchas fraticidas tuvieron final de esta primera guerra carlista la firma del Convenio firmado el 31 de agosto de 1839 en la villa guizpuzcoana de Vergara, frente al general carlista Maroto y el general Espartero.

     Texto: Alfredo Gil del Río. "La Rioja en el Camino del Tiempo". Casset Editoriales. 1992

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El batallón de tiradores. 1837

     EN 1837, en plena guerra carlista, un batallón de las tropas isabelinas congregado en Zizur Menor se amotinó, y, entrando en Pamplona, proclamó la independencia de Navarra.
     El episodio, poco documentado y en general desconocido para el común de los mortales, está registrado gracias al documento que condena a los insurrectos a ser pasados por las armas. El historiador Mikel Sorauren me enseñó el acta de la sentencia contra León Iriarte, Pablo Barrical y al resto de las fuerzas sublevadas.
     El episodio resulta insólito. Los protagonistas, el Batallón de Tiradores de Isabel II, provenían del bando liberal, eran naturales del país, tropas movilizadas por el gobierno, seguramente a la fuerza, y por lo visto aprovecharon la ocasión para dejar bien a las claras lo que les importaba la reina. .... La esperanza de la independencia, ya adelantada por Agustín Xaho o Larramendi, tiene pronunciamientos tan contundentes, silenciados y olvidados como el de la citada columna.
...
     Al describir los cargos contra el comandante Pablo Barrical, la sentencia explica "que se mantuvo al frente de su batallón cuando se pronunció la insurrección, y que en vez de contenerla continuó a su cabeza y vino a Pamplona (...) y dirigió su voz a los insurreccionados (...) que fue el primero que firmó la relación de su batallón (...), de los que se comprometieron a proclamar la independencia de Navarra (...), que hizo destacar el piquete que arrestó al general Sarsfield", etcétera.

     El coronel León Iriarte, por su parte, se puso al frente de los batallones sublevados y ocupó la plaza de Pamplona sin "haber dado aviso a las autoridades para evitar la entrada de los sediciosos". Además, tras ocuparla con fuerza armada, se comprometió bajo su firma a seguir y llevar a efecto "la conspiración que tenía por objeto la independencia de Navarra".

     El oficial que redactó la sentencia habla de insurrección, sublevación, sedición, conspiración, ocupación de la plaza de Pamplona, etc. Para los cuatro y un tambor que urdieron la aventura, en medio de una guerra memorable que movilizó a decenas de miles de hombres, toda una hazaña.

     En segundo término el redactor habla de la intervención de los condenados en la "desastrosa muerte del general conde de Sarsfield (por cierto, último virrey de Navarra, antes de que se convirtiera en provincia) y del coronel Mendívil". Interesante. A los tiradores de Zizur Menor se les acusa, ante todo, del delito de perseguir la independencia navarra.

     Angel Recalde. Es miembro de Nabarralde. DEIA, miercoles, 16-05-2007

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- SERAFIN OLAVE Y LA ASOCIACIÓN EUSKARA. 1831-1884.

     Político, militar y escritor navarro.
     Nace el 4 de julio, de 1831, en Sevilla, de padre navarro y militar, Florencio Olave, y de madre vallisoletana Nicanora Díez
     En enero de 1849 ingresa como cadete externo, en la Academia de Artillería de Segovia. En junio de 1854 entraba en el batallón de Guías del General O´Donnell con el que estuvo en Vicálvaro y en Sevilla, consiguiendo el grado de Teniente.
En 1857 pasa al ejército de Filipinas. En septiembre de 1858, embarca en la expedición a Cochinchina (Vietnam-Asia), sobre la que manifestará posteriormente la amargura y el dolor de un esfuerzo inútil que costó centenares de victimas. Esta campaña finalizó en junio de 1862, habiendo adquirido ya para entonces el grado de Teniente Coronel, por sus meritos de combate.
En 1862, contrae matrimonio con Valentina Velasco y de la Cambra, natural de Calahorra y viuda del coronel Juan Ulzurrum. Era ocho años mayor que él y madre de cuatro hijos. De este matrimonio nacerá una hija, Buenaventura Olave y Velasco.
     En 1875, tras participar en la conquista de Estella, durante la Tercera Guerra Carlista, abandonará definitivamente la vida militar, para dedicarse a la política.
     A partir de 1872, fue diputado al Congreso por Navarra (presentó su candidatura por el distrito de Olza, cuyo número de electores era de 9.137. Tan solo tomaron parte en los comicios 1.025, de los que 1.003 votaron a Olave. La abstención del Carlismo hizo posible su elección), inicialmente con el Partido Radical del que pasó al Republicano Federal de Pi y Margall (en la Asamblea del partido federal celebrada en Zaragoza en junio de 1883, tuvo un enfrentamiento con Pi y Margall. Tras defender Olave el catolicismo, se le retiró la palabra y se suspendió la sesión, lo que llevó a Olave a abandonar el partido, manifestando que a partir de ese momento solamente defendería una bandera: el catolicismo y los fueros).
     Había formado parte desde sus inicios, en 1878, de la Asociación Euskara de Navarra, de la que fue socio honorario, aunque participando poco en ella. Desde la fundación de la revista Euskara, en dicho año 1877, Olave vivió en Calahorra.
     En 1882, la asamblea del partido federal había acordado redactar una Constitución que pudiera dar forma a un futuro Estado Federal. Acatando esta decisión, los republicanos navarros elaboran una Constitución para Navarra, que presentan en Zaragoza al año siguiente.
     Las 14 bases y la disposición transitoria habían sido redactadas por Serafín Olave, y los federales navarros las habían aprobado unánimemente y por aclamación en Tudela, en marzo de 1883.
     Dicha Constitución, en cuanto al tema que nos atañe en esta página web, dice lo siguiente:
Base 1ª. Origen del poder.
Base 2ª. De Navarra y de los navarros.-
     1º/ Navarra, dentro de sus actuales límites, se constituirá en Región, porque está dispuesta a admitir una libre reincorporación de los territorios de Rioja, Vascongadas y sexta Merindad de Ultrapuertos (hoy francesa), que antes fueron navarros; …
     2º/ Serán ciudadanos navarros, y disfrutarán los derechos de tales: …
     4º/ Con el fin de auxiliar la tendencia de reincorporación a Navarra indicada en el parrafo 1º, se conceden los derechos de ciudadano navarro a los riojanos, vascongados y navarros franceses de la sexta Merindad de Ultrapuertos que lo soliciten, …
     5º/ No es esto una novedad absoluta, pues se halla establecido el disfrute de los derechos de navarro a favor de los navarros franceses, desde 1530 en que abandonó a éstos el rey D. Carlos IV de Navarra, I de España, V emperador de Alemanía; … … De modo que, esta base, no hará más que ampliar el principio, extendiendo su aplicación a Rioja y Vascongadas …
     Serafín Olave murió en Calahorra el 15 de enero de 1884.

Texto: Francisco Javier Paredes: "Serafín Olave, fuerista y republicano". Diario de Navarra.

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. ASOCIACIÓN EUSKARA.

     La Asociación Euskara de Navarra fue fundada en 1877 en Pamplona de la mano de Juan Iturralde y Suit y el padre Esteban de Obanos, participando también Florecio Ansoleaga, Estanislado de Aranzadi, Salvador Echaide y Arturo Campión.
     Los fines de la Asociación eran "conservar y propagar la lengua, literatura e historia vasco-navarra, estudiar su legislación y procurar cuanto tienda al bienestar moral y material del país". Su organización constaba de seis secciones que eran: Lengua y literatura euskaras; Etnografía, Historia, Arte y legislación; Moralidad y Enseñanza; Agricultura; Industria y Comercio.
Su actividad se refirió más bien a los temas de letras y humanidades relegando las secciones más puramente económicas, adoptó dos formas fundamentales.
     La primera de ellas era la relacionada con la propaganda del ideal euskariano, es decir con la exaltación y estudio pormenorizado de los temas referentes a la lengua euskara, la historia del país, la raza vasca y la situación general de la comunidad tras la "ley paccionada" y la abolición foral. Todas estas actividades, en las que también participaron intelectuales del otro lado de los Pirineos como el Príncipe Bonaparte y el Capitán Duvoisin, se desarrollaron en su mayor parte en torno en castellano y euskara, que fue publicada ininterrumpidamente de 1878 a 1883.
     La Asociación Euskara de Navarra murió como tal hacia 1883, sin haber conseguido obtener, en el complejo mundo de la politica navarra de la época, el respaldo social que necesitaba para llevar adelante sus objetivos. Sus miembros, desperdigados, continuaron participando en la polémica vasquista durante varios años más.

Texto: Historia de Navarra. Desde los origenes a nuestros días.Vicente Huici Urmeneta-José Mª Jimeno Jurio-Javier Monzón-Alfonso Estevez. Editorial Txertoa.Colección "Askatasun Haizea".

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- II REPUBLICA.
DESEOS DE ADHESION AL PAIS VASCO-NAVARRO. 1931.

Al comienzo de la II Republica, se dió un movimiento propiciado por la Camara de Comercio de Logroño, al que se sumaron gran número de personalidades, entidades y Ayuntamientos, entre ellos el de Logroño, para propiciar una "unión" de La Rioja, con el País Vasco y Navarrra, en unas determinadas condiciones que luego veremos. Lo "curioso" del caso es que la razón última de que no se llegara a plantear a la población y/o Ayuntamientos esta posibilidad, estuvo en las propias condiciones que establecia el estatuto de autonomía del País Vasco. Nos guiaremos en este apartado, en el artículo que publica Carlos Navajas Zubeldia, en la Revista Berceo, nº 138, del año 2000. Pag. 269.

"VASCONAVARRISTAS" CONTRA "RIOJANISTAS". EL DEBATE SOBRE LA UNIÓN DE LA RIOJA AL PAÍS VASCO Y NAVARRA (1931).

El 29 de abril, tan sólo quince días después de que fuera proclamada la II República, se publicó el texto de una circular enviada por la Cámara de Comercio e Industria de la provincia de Logroño (La Rioja, 29/04/1931) a los Ayuntamientos riojanos y a otras corporaciones y entidades. El escrito estaba firmado por su presidente, el republicano conservador Jacinto Garrigosa y entre otras cosas, decia:

Ver artículos de prensa en el apartado : Artículos

     En consonancia con el contenido de su circular, el 7 de mayo, una comisión de la Cámara de Comercio visitó Pamplona, donde con el nuevo gobernador civil, el republicano riojano Jesús Ruiz del Río, trató entre otros asuntos de la "posibilidad de una integración regional" en su "aspecto económico". La citada comisión, que estaba integrada por Jacinto Garrigosa, Hilario Amelivia, Fernando Moneo de Lara, Saturnino García y Diego Ochagavía, viajó también a San Sebastián, Bilbao y Vitoria, ciudades donde se entrevistaron con sus correligionarios de las Cámaras de Comercio "hermanas" y con los gobernadores civiles de Guipuzcoa y Álava, además de otras autoridades y particulares. Según se decía (La Rioja, 9/5/1931), los comisionados obtuvieron "las mejores impresiones" sobre la hipotética integración regional, "próxima una nueva estructuración de país".
     El 11 de mayo, la Cámara de Comercio vió como era respaldada su postura por el semanario Noticias, que creía que la unión del País Vasco, Navarra y la Rioja era un "acierto", pues permitiría que "la Rioja deje de ser la cenicienta del Norte".
      El primer político que respondió a la invitación de La Rioja, para conocer la opinión de personas "amigas y significadas" fue el nuevo alcalde de Logroño: el republicano Amancio Cabezón, quien se pronunció a favor de la unión de la Rioja al País Vasco y Navarra o, como el escribia textualmente, a las "provincias Vascongadas y Navarra", aunque con una condición previa: "sin que la Rioja deje de ser Rioja", apoyandose en ocho argumentos (La Rioja, 12/5/1931). Sin embargo, el primer alcalde republicano de Logroño huía de toda clase de arbitrismo, pues sostenía que el "pueblo riojano" era en definitiva el que habría de decidir "libremente su porvenir".
     La segunda personalidad que expresó públicamente su punto de vista fue un industrial conservero de Calahorra, Pedro Baroja, quien también coincidió con la postura defendida hasta entonces por la Cámara de Comercio, a la que había estado ligado, y por el alcalde de Logroño.
     Mientras se empezaban a expresar las opiniones de los amigos significados de La Rioja, fueran representantes de otros o de sí mismos, el "paladín" de la unión de la Rioja al País Vasco y Navarra -en expresión de Amancio Cabezón- continuaba su campaña en favor de la misma. Así, el 11 de mayo una comisión de la Cámara de Comercio visitó al cronista oficial de la Rioja, Constantino Garrán, para exponerle personalmente su proyecto de formar una región integrada por las cinco provincias. Garrán manifestó no sólo su adhesión, sino también su entusiasmo a la formación de la región "Vasco-Navarra-Riojana", ofreciendo asimismo su colaboración personal a los miembros de la comisión. Además de visitar al cronista oficial de Nájera, los comisionados hicieron lo propio con el Monasterio de San Millán de la Cogolla, en cuyos archivos entendían que habría sin duda documentos "interesantes" para fundamentar, aún más si cabía, su idea de aproximar la Rioja a Vascongadas y Navarra, que, en principio había sido comentada "muy favorablemente" por los monjes, quienes, asimismo, les prometieron estudiar el tema y colaborar en el proyecto de la Cámara de Comercio.
     Mientras se iban publicando todas estas opiniones, hasta entonces coincidentes en lo esencial, la Cámara de Comercio seguía haciendo gala de una auténtica hiperactividad. El 13 de mayo, otra comisión visitó al nuevo gobernador civil de la provincia. Leonardo Martín Echevarría, de Acción Republicana, quien al igual que otros interlocutores les expresó su adhesión "entusiasta" a su proyecto de región Vasco-Navarra-Riojana, ofreciéndoles, asimismo, su colaboración personal.

      El 16 de mayo entró en liza un riojano residente en el País Vasco, Celso Negueruela, quien era jefe de Estadística de Bilbao y profesor de la Escuela de Artes y Oficios. Al igual que todos sus antecesores, Negueruela abogó también por la incorporación de la Rioja a una región que estuviera integrada asimismo por el País Vasco y Navarra (La Rioja, 16-05-1931).
      El mismo 16 de mayo, se publicó una lista de adheridos al proyecto de la Cámara, de región vasco-navarra-riojana, entre los que figuraban los Ayuntamientos de Nájera, Ortigosa, Soto, Quel, Murillo, Fuemayor y Enciso, el ingenerio de Vías y Obras provinciales -de quien no se decía su nombre-, el cerverano Juan M. Zapatero, el donostiarra Félix Pascual, la Agrupación de Drogueros de la provincia de Logroño y el director del ferrocarril Haro-Ezcaray.
      La primera opinión disonante del hasta entonces parecer unánime fue la de Luciano M. de Mendi (La Rioja, 17-5-1931), abogado y republicano federal, quien, en primer luga, expresó su "convicción moral y jurídica de que tal unión se hace difícil" y abogó por la creación de una región riojana.
     Apoyando la idea de unión, además de Celso Negueruela, se publicaron la de otros riojanos residentes en el País Vasco, como, por ejemplo la de Federico Santo Tomás, quien se pronunció a favor (La Rioja, 17-05-1931).
      La Cámara igualmente seguía dando información de las adhesiones recibidas, entre ellas: el Colegio de Abogados, que ofrecía asimismo su colaboración; el Ayuntamiento de Logroño; el Consejo Regulador de la marca "Rioja"; el Ateneo Riojano; la "particular y entusiasta" del republicano Alfonso Mato, presidente de esta institución; el obispo de la Diocesis; y la Colonia Riojana en Vizcaya. Posteriormente la Cámara publicó otra lista de adhesiones: Enrique Zuluet, un abogado de San Sebastian; el Monasterio de Valvanera; JOSE BAUTISTA MERINO URRUTIA, director gerente de la compañia bilbaina Las Conchas, S.A.; Jesús López de Baró, un farmaceutico de Baracaldo; el Balneario de Arnedillo; y la "entusiasta y unánime" de los Ayuntamientos de El Rasillo y Alberite y del Colegio Odontológico Riojano.

     Por el contrario una nueva voz se unía a la de Mendi, por parte de Florencio Bello, republicano radical, que apoyaba sus tesis contrarias a una región de esas características (La Rioja, 22-05-1931), y declarando que "la Rioja debe ser autónoma". Mendi y Bello abrieron la espita por la que salieron los riojanistas y sus opiniones contrarias a las hasta entonces hegemónicas de los vasconavarristas. Una voz más en este campo fué la de Saturnino Ruiz Aduna, quien, a pesar de que consideraba, con una sensatez hasta entonces ausente en el debate sobre el futuro territorial de la Rioja, que antes de decantarse por una opción u otra había que saber cúal iba a ser la constitución de la República, es decir, si ésta iba a inclinarse por una "Republica Federal" o por otra "unitaria", expresó rotundamente su opinión contraria a la unión a las Vascongadas y Navarra. A estas opiniones se podría unir la de Víctor Miguel Zaldo, abogado de Santo Domingo de la Calzada, en tres artículos publicados a lo largo de mayo, junio y agosto. Igualmente habría que poner dentro de esta opinión la realizada por la Directiva del Centro Riojano de Madrid, que contra lo que opinaban como informe del Consejo Regulador, basado solamente en razones económicas y comerciales, ellos defendian un lema similar al de Florencio Bello, "La Rioja para los riojanos".

     Por su parte los vasconavarristas recibieron el apoyo de la Asociación del Magisterio Nacional Riojano (La Rioja, 24-05-1931 y Diario de la Rioja, 26-05-1931).

     Una Comisión de la Cámara de Comercio se reunió el 21 de mayo, con el presidente de la Diputación Provincial , para indicarles que fuera ella, la que de debía tomar las riendas de este movimiento.
     El 24 de mayo, la Diputación Provincial se reunió en Asamblea con las cabezas de partido judicial. Los asambleistas acordaron formar un Comité Honorario y un Comité Ejecutivo. Este se dividiría a su vez en cuatro Comisiones: Propaganda, Estadistica, Hacienda y Relaciones.
     El 29 de mayo, se constituyó el Comité Ejecutivo aprobado por la asamblea. A su vez, este Comite designó el ahora llamado Comité de Acción, que, a propuesta de Moreno, fue denominado finalmente "Estudios de la Rioja" en vez de Estudios Riojanos, que era el nombre defendido por Alfonso Mato a imitación de la Sociedad de "Estudios Vascos".

     Uno de los datos curiosos de este momento, es que las tesis castellanistas no eran defendidas por nadie.
     El mismo día en el que se publicaba el informe del Centro Riojano de Madrid, se hizo lo mismo con el anteproyecto del Estatuto Vasco, del que La Rioja sólo reprodujo dos de sus apartados, que eran los que afectaban a nuestra provincia y al movimiento existente en ese momento:

     "... TERRITORIO. El territorio del Estado vasco queda hoy integrado por todo el contenido dentro de los límites de las actuales provincias de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya.
     Podrán ser admitidos en adelante a formar parte integrante del Estado Vasco otros territorios cuyos habitantes así lo soliciten mediante el voto plebiscitariamente expresado del 80 por 100 de los electores incluidos en su censo electoral para las elecciones generales, siempre que la admisión sea autorizada por el Parlamento español, por el Consejo general vasco y por las asambleas legislativas de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya. Será también indispensable que el territorio que solicite la unión sea continuo y colindante con el territorio vasco en todo o en parte de su perímetro.
     Si dicho territorio estuviera enclavado en su totalidad dentro del territorio vasco, bastará que solicite la incorporación la mayoría de los habitantes de aquél"

     Evidentemente, la publicación del anteproyecto tuvo que ser todo un jarro de agua fría para los que hemos llamado vasconavarristas, pues establecía unas condiciones absolutamente leoninas para poder intergrarse en el sedicente Estado Vasco.
     En efecto, a mediados de julio se puede observar con meridiana claridad que los defensores de la unión de la Rioja al País Vasco y Navarra iniciaban el que podríamos denominar giro riojanista.
     El 9 de agosto se reunieron los Comités de "Estudios de la Rioja" y de los alcaldes de las cabezas de partido para entregar los trabajos recopilados por la Cámara de Comercio. El 15 de agosto se publicó el índice de los trabajos recopilados. El 26, se reunió la Comisión de Propaganda, a la que asistió el subjefe del Servicio de Estudios Económicos y Financieros de Banco de España, el riojano Olegario Fernández Baños, quien elogió los trabajos realizados hasta entonces por la Entidad, y aconsejó que no desapareciese Estudios de la Rioja. Sin embargo a finales de año la Entidad estaba en "trance de muerte", como decían su presidente y secretario, Jacinto Garrigosa y Diego Ochagavía.
     Sin duda, la muerte de la Entidad Estudios de la Rioja significó también el nacimiento de un largo silencio en la historia de la Rioja como identidad política.

     Texto: El problema regional durante la II República: El "Caso Riojano". Carlos Navajas Zubeldia. Revista Berceo, nº 138, año 2000. pág 263-291

- SITUACION ACTUAL. 2000

 

 

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