Aitzol Altuna Enzunza

 
 

Contenido:
- Biografia.
- Desaparición del euskara de las actuales La Rioja, Burgos y Cantabria-Enkartaciones
- El Territorio donde se habló euskara (según la toponimia)
- El regicidio de Peñalén, la conquista de la Rioja

- La creación del Reino de Pamplona - Nabarra


Residente en Galdakao - Bizkaia.

Licenciado en Ciencias Ecónomicas y Empresariales, por la Universidad de Deusto.

Miembro de Orreaga Irritzi Taldea y Estudioso de la historia vasca.

 

 

 

 



Desaparición del euskara de las actuales La Rioja, Burgos y Cantabria-Enkartaciones

Se pueden encontrar datos fehacientes de que se habló euskara en zonas alejadas de lo que hoy se conoce como provincias vascas. El área anterior de habla del euskara, a juzgar por la toponimia, estaría integrada por las dos vertientes del Pirineo y la vertiente norte de la Cordillera Ibérica, sobre todo a partir de Moncayo, en el alto Ebro.

Sobre La Rioja y tierras limítrofes:

No se puede hablar del euskara en La Rioja sin hablar de J. J. B. Merino Urrutia. Este investigador incansable ha venido a demostrar cómo el euskara llegó a ser lengua común hablada muy al sur de en la actual provincia de La Rioja, hasta una línea cuyos hitos se fijan en Villavelayo, Mansilla (cerca de Burgos capital, al norte, sobre el río Arlanzón), Viniegra de Arriba, Brieva de Cameros, Villanueva de Cameros, Laguna de Cameros y Enciso (Tierra Cameros está en La Rioja, frontera Soria, cerca y al Oeste de la Sierra de la Demanda o de Arandio y de Picos de Urbión).
Estos hechos nos explican las numerosas voces vascas que encontramos en los documentos riojanos, y que no son sino eslabones de una cadena que, en los testimonios toponímicos, llegan hasta hoy.

Son el romance navarro primero y el castellano después, fruto de la romanización de los numerosos e importantes núcleos urbanos, los que sustituirán el idioma ancestral de las gentes de esas tierras, desapareciendo el euskara definitivamente de esos territorios sobre el siglo XV. El topónimo numeroso del estilo de “baskoncillos” sería testigo de los últimos reductos, así como la conservación de otros numerosos topónimos vascos en la zona.
El euskara se hablaba en plena Edad Media desde los montes de Oca o Auca, a 15 kilómetros al norte de Burgos capital, la frontera natural entre el reino de Navarra y Castilla, así como en Nájera o Miranda, hasta el siglo XV.
En La Rioja, a pesar de la existencia constada de una tribu de supuesta fuerte influencia celta, los Berones (el pueblo riojano de Briones conservaría el nombre), y de su supuesta fuerte romanización posterior, el euskara se mantuvo en su mitad occidental, sobre todo en la zona de la Sierra de la Demanda o de Arandio (Aran = valle), donde los topónimos vascos se disparan en número.

Existen además estelas funerarias (se han encontrado 19), con similitudes en sus textos de contenido euskérico a todas las existentes en los Pirineos o en la Baskonia continental. U. Espinosa en el trabajo más importante realizado sobre estas estelas nos dice: “la elementalidad teórica de ejecución y la distancia geográfica y cronológica entre algunos ejemplares no pueden pertenecer a una “officina lapidaria”, sino que deben derivar de la homogeneidad social y cultural de las gentes que las tallaron, lo que indica in reducto del Iberismo (vascos) en estos espacios serranos. El no celtismo se ve en los temas, símbolos y onomástica. En ellas, el uso del latín en ocasiones denuncia su ausencia de conocimiento escrito”.

En Ojacastro (nombre que en documentos históricos estaba escrito como “Oia-castro”, Rioja Alta que da nombre a toda la región, probablemente de raíz euskara), en una “fazaña” o sentencia de los primeros jueces castellanos basados en la costumbre como fuente del derecho, el alcalde veta en el siglo XIII, sobre 1239, un merino (jefe de la policía o funcionario real) venido de Burgos a participar en un juicio, pues según los fueros de la villa era indispensable saber euskara para ello (“Historia de la Legislación y recitaciones del derecho civil en España”, Amalio Marichalar y Cayetano Manrique, Madrid 1868):

Esto es por fazanya que el Alcalde de Oia-Castro si le demandase ome de fuera de la Villa o de la Villa que el recudiese en Vascuence.”
Aún hoy existe una “laminiturri” (fuente de “lamias” o sirenas vascas) en Ojacastro con su leyenda.
Pudiera ser que la raíz de las palabras "Oca" (Montes de Oca o Auca), "Oja", “Oia” (La Rioja, el río Oja, río Oka, Ojacastro etc.) sea la misma que la de "Osca" y los "Oscos" asturianos y sería anteriormente: vasco(s) (auska, euska, ausko, eusko).


El uso del euskara en algunas poblaciones riojanas y en las cuencas altas de los ríos Tirón, Oca y Arlanzón (Burgos capital) queda confirmado por la toponimia. Es indudable que el uso de la lengua vasca en la Rioja y Burgos, que pudo durar hasta el siglo XV o XVI como mínimo, se debió a la repoblación vasca de los siglos X y XI, repoblación que supuso simplemente un refuerzo en el uso de la lengua vasca, que era originaria en aquella zona (José Juan Bautista Merino Urrutia, 1962, “El vascuence en la Rioja y Burgos”).
Como dicen Martín Martínez Sáez de Jubera y José María González de Irujo en su libro “Onomástica vasca en la Rioja”: “En ningún lugar de la Rioja resulta extraña la toponimia de clara resonancia vasca, pero especialmente representada en las sierras meridionales donde hoy sabemos que, prácticamente, todos el conjunto de grandes montañas, desde la Rioja Alta a la Baja, tiene nombres de tipo euskérico: Sierra de Arandio (La Demanda), Sierra de Urbión, Sierra de Alaiz (La Hez), Sierra de Hachean, Sierra de Urguilla, Peña Isasa… situación que se repite entre los grandes ríos que nacen en estar sierras: Leza, Jubera, Oja, Iregua, Arlanza, Arlanzón, Oca”.
Siguen los citados autores: “Es precisamente en las zonas menos romanizadas y más agrestes donde se hacen más evidentes los elementos euskéricos en la Edad Media, en el área de influencia de Libia (ciudad romana sobre el río Tirón, cerca de su confluencia con el río Oja, al sur del Ebro, Herremelluri-Leiva) y con más intensidad en zona serrana meridional, La Demanda o Arandio, Urbión y Cebollera. (…) En el Bronce de Ascoli (Italia) aparecen libenses (de la ciudad de Libia mencionada) que participan en las legiones romanas con nombres euskéricos: Adinbels, Umarillum…
Las condiciones históricas en el País Vasco (CAV), la Rioja y Navarra (Alta Navarra) fueron muy similares desde la Antigüedad Tardía hasta la Edad Media. (…)” En palabras del historiador de la universidad de Zaragoza Guillermo Fatás Cabeza, los nombres de las ciudades vasconas y los bronces de Ascoli como el de Botarrita y Contrebia, confirman que “el euskera se hablaba en la época romana hasta el Ebro Medio”.

Caro Baroja apoya también la antigüedad prerromana del euskara en La Rioja apoyado en las inscripciones en euskara de lápidas romanas, circunstancia extensible al norte de la provincia de Soria, territorio marcado por los ríos que vierten sus aguas el Ebro.
M.M. Sáez de Jubera y J.M. G. Perujo, en el libro mencionado, son del mismo parecer y mencionan a Julio Caro Baroja el cual “se mostró también a favor de la continuidad de la lengua vasca, desde la época de los autrigones (tribu vasca que habitaba la zona), en área entre el Cantábrico y La Demanda. De esta misma opinión fue A.Tovar. Para ambos los topónimos con el sufijo “uri”, en la Rioja, indican que la población de esa zona habló euskara desde la época romana.”. Incluso en la capital Logroño, la Vareia romana (el río Ebro era navegable hasta esta población según Plinio) “la permanencia cultural indígena es mucho mayor”. Estos autores nos indican que “Las primera fuentes documentales riojanas, (anteriores a las vascongadas y de alta navarras, desde los siglos VIII, IX y X…) nos presentan los testimonios de la lengua vasca en La Rioja concentrados en las zonas más inaccesibles y alejadas de las vías de comunicación, lo cual parece evidenciar más una situación de marginalidad y de resistencia que una colonialización tardía.
Podemos ver este retroceso de la toponimia vasca, en toda La Rioja, hasta nuestros días a través de archivos. Es además significativo que esta toponimia pertenezca a los ríos mayores, las montañas más altas…”

En los siglos IX y X en tierras y bajo el Reino de Navarra, en La Rioja se alzaban cenobios y poblados en los que identificamos buena parte de las características de la región: Nájera, Berceo, San Millán de la Cogolla, Valbanera (monasterio benedictino de Anguiano, La Rioja, sobre el Río Najerilla, zona de la Tierra de Cameros donde se haya la imagen de la patrona de La Rioja), y, el más tardío, Santo Domingo de la Calzada. Que el euskara estaba vivo en esos siglos y posteriores en La Rioja se refleja también en los documentos riojanos de esos monasterios, por ejemplo, los tratamientos de respeto son con frecuencia de origen vasco. Se repiten hasta la saciedad eita (“eita”, aita 'padre') y ander(a) 'señora'. “Anderazo”: Anderazo (SMC, año 1009, página 85), «Anderazo de Fortes» (Valb., año 1035, pág. 465), «Anderazo de Clementi» (ib., año 1071, pág. 500, passim), Anderazu (SMC, 1074, pág. 223) y más testimonios. La voz es la misma con la que hoy se designa a la 'señorita' en bajo navarro y suletino (andere) y a la 'señora' en el resto del dominio lingüístico vasco (“andra” en Vizcaya, “andre” en las otras provincias). En cuanto a los testimonios del primero, son de señalar las formas “Aita”, que aparece en un documento de Valbanera («Aita Gomiz», del año 1068). En cuanto a la terminación “azo” es la misma palabra que el vasco moderno “atso”, que en la lengua común significa 'anciana' y en bajo navarro 'abuela', tal como hace inferir algún documento riojano: «[damus] duas eras: una in uallego de Padul, circa de sancta Maria de Azo» (Valb., 1081, pág. 578). La advocación mariana que aquí se cita es un híbrido que valdría tanto como 'Santa María la Antigua', tan abundante en España. Estos textos siguen cuando menos hasta el siglo XIII.
Otros vasquismos en documentos riojanos son: ama ('madre'), documentado en SMC (1069, pág. 204) y Valbanera (1079, pág. 543); amuña ('abuela') en Valbanera. (1061, pág. 484) o el difundidísimo anaya (hermano): «Annaia Monnioz» (SMC, 1042, pág. 130), «Annaia Moriellez» (ib., 1065, p. 195), «Annaia Ferrero» (Valb., 1073, pág. 506), etc.. De este último, se forman apellidos: «Garcia Annaiaz" (SMC, 1083, pág. 256), «Semeno Annaiaz" (ib., 1090, pág. 280) (“El dialecto riojano” Manuel Alvar, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid 1976).

La conclusión es clara: la Rioja, como Alaba o Alta Navarra, guardan su substrato vasco fuera de las ciudades romanas para luego recuperar el euskara ese espacio tras la caída del Imperio Romano (el Ager vasconum). La presencia de los celtas en la zona se magnifica y su influencia tanto en el idioma, donde apenas dejaron huella, como en la cultura vasca no fueron muy importantes, al vivir en castros aislados y bajo la constante amenaza militar de ser expulsados por los vascos. Por tanto, hay que revisar el exceso de importancia que se le da a la celtización de la zona, menor en la parte autrigona de la Rioja, el oeste, y no tan intensa en el caso de los berones como se pretende. “Parece evidente que una lengua o lenguas euskéricas se vinieron hablando en La Rioja con razón de continuidad desde la época romana hasta, al menos, el final de la Edad Media.” (Onomástica Vasca en La Rioja).

Añadir sobre Burgos:

J.J. B. Merino Urrutia en su libro “El vascuence hablado en Rioja y Burgos”, señala: “el vascuence se habló tardíamente, por lo menos en toda la Rioja alta, la Bureba y cercanías de Burgos (Comarca de Juarros, nombre que proviene de la deformación de la palabra vasca “zugarro”, olmo, que marcaba la frontera entre Navarra y Castilla en Ibeas de Juarros), corriéndose también por la montaña de Valdelaguna, del partido judicial de Salas de los Infantes (…) como ya sostuvo el ilustre D. Ramón Menéndez Pidal en su conferencia del III Congreso de Estudios Vascos en el año 1923, quien aseguraba que también pasó hasta los Vacceos, de Tierra de Campos” (Campos Góticos, llamado así por los asentamientos de godos en el siglo V).
“Podría argüirse que estos vestigios (se refiera a los textos y toponimia vasca de la zona) fueron resto o sedimento de los Vascones, que en su época tardía (siglos IX y X) pasaron el Ebro a repoblar la Rioja y la Bureba, que acababan de desalojar a los árabes, siguiendo el impulso natural de trasladarse a tierras más fértiles; pero este argumento es, a mi juicio, poco consistente, porque en tal caso los rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa habitación será entonces pequeño (…). Además de este argumento existe otro. Antes de esos siglos encontramos documentos en los que aparecen nombres toponímicos euskéricos dentro del perímetros de las regiones referidas, lo que se prueba clara de que en gran anterioridad había ya en ella población que hablaba vascuence”.

Otro tanto se puede decir sobre la Bureba (frontera de Burgos con Alaba y La Rioja, capital Briviesca, Frías, Oña, Poza de la Sal, Trespaderne, Monasterio de Rodilla, Arconada, etc. ríos Ebro-Oca) y Castilla Vetula o Vieja (Norte de Burgos, zona Oriental de Cantabria y las Enkartaciones, Valles de Mena, Villarcayo, Valdevieso, Manzanedo, Losa, Espinosa de los Monteros, Tobalina y Pancorbo).
Rufino Gómez Villa, en su libro “Toponimia vasca en la comarca de Belorado (Burgos)” señala al respecto: “el hecho indiscutible es que los primeros documentos conocidos que hacen referencia a la zona – siglos VIII, IX y XV- notifican ya la existencia de una sociedad en la que habían cristalizado rasgos idiomáticos vascos”. Incluso hoy en día, demostrando lo reciente de la desaparición del euskara en la zona: “algunos términos actuales, de uso no general en castellano, que confinados en una inexistente diccionario de dialectología confirmarían la pretérita influencia del vascuence en el habla de la zona: ezcarro: arce, Anabia: arándano, mocha: tronco pequeño, zarra: picote, charramiga: rosal silvestre, gazuza: hambre; zarria: gente ordinaria; ¡Aida!: ¡Arre!, y otros menos trasparentes”.
Un estudio de Luis Mari Mujika Urdangarin en el registro del siglo XIX del Museo Provincial de Historia de Burgos sobre propiedades de la tierra, ha dado como resultado 1.150 topónimos vascos.

Además sobre Cantabria occidental y las Enkartaciones:

Txillardegi analizó la toponimia de la Enkartaciones y demostró de forma fehaciente que se habló euskara en los siglos de la Edad Media, perdiéndose de las Enkartaciones hacia occidente hasta la población autrigona de Laredo (frontera goda), siglos antes, pues la toponimia es más débil.
La parte más occidental de las Enkartaciones va perdiendo definitivamente el euskara a partir de los siglos XII-XIII, años de la conquista castellana, conservándose topónimos que sin estar en euskara son claramente traducciones al romance de topónimos vascos anteriores (como “Urbión” que pasa a ser Ambasaguas).

El occidente enkartado (Sopuerta, Artzentales y Karrantza) empezaría a perder el euskara, pasando por el bilingüismo, debido a las acometidas astures y visigóticas de los siglos VI al VIII, pero el euskara en la parte centro y oriental encartada sobrevivirá a la Edad Media. En Zalla, Gordexola o Güeñes se sabe por escritores de la época que era euskaldun “cerrado” o monolingüe en el siglo XVII y en el siglo XIX Alonsotegi o el Regato. Barakaldo en ese siglo XIX, tenía problemas para mandar un representante a Juntas de Bizkaia que supiera castellano.
Como deja escrito Julio Caro en su libro “Sobre la lengua vasca”: “Es muy probable, dado el paralelismo entre la historia de Vasconia y Cantabria en el período Visigótico, que dicha lengua (el euskara) se perdiera después de éste (…), una de las causas por las que el norte conservó la lengua vasca fue que nunca estuvo sometido al poder de los monarcas godos. (…) aunque hay que admitir que en el territorio ocupado por estas tribus (cántabros, autrigones y astures) había núcleos celtas, en grado mayor o menor, desde época muy remota, como demuestra la Arqueología, y que aparecen siempre los más aptos para recibir la cultura latina” (lo cual es lógico pues se verían permanentemente amenazados por los vascos cuyas tierras están ocupando).
En las Enkartaciones se conservan sobre 750 palabras “montañesas” y 77 de origen euskaro, éstas aumentan su número cuanto más nos acercamos a Bilbao.
Bilbao hablaba ya un mal euskara a principios del siglo XIX como dejan escrito W.Humboldt y el escritor bizkaino Mogel, pero la hoy capital bizkaina nunca ha perdido del todo su lengua propia.

Es imposible acabar este repaso por las tierras donde se habló el euskara por el Oeste del actual País Vasco, sin dejar constancia de un hecho ignorado en todos los análisis: la constatación de que las tierras donde se habla euskara durante la Baja y Alta Edad Media, coincide al milímetro con el territorio que en el Pacto de 1127 entre Castilla y Navarra, llamado el Pacto de Tamara (cerca de Castrogeriz, Burgos), Castilla reconoce como navarro, ratificando el pacto que en 1016 selló con Sancho III el Mayor según consta en el documento 166 del Cartulario de San Millán de la Cogolla. Como queda escrito en el acuerdo, son navarros (y euskaldunes) los habitantes de: la parte occidental de la actual provincia de Cantabria, Belorado, Bureba, Mena, Trasmiera o Castilla la Vieja, estando la frontera en: Atapuerca, Montes de Oca, Garray (antigua Numancia), la Extremadura soriana hasta San Esteban de Gormaz y la confluencia de los ríos Duero y Tera. Esta territorialidad es ratificada internacionalmente de nuevo en el laudo arbitral de Londres de 1177 conocido “Division of Kingdons of Navarre and Spain”.

gorantz-arriba


EL TERRITORIO DONDE SE HABLÓ EUSKARA
(SEGÚN LA TOPONIMIA)

Hay una marca toponímica propia del euskara que nos señala dónde se habló en el pasado, se trata de un sufijo de lugar del original –oz y –oze que significarían algo parecido a “sitio de tal persona”, así como sus variantes fruto del contacto del euskara con otroa idiomas como el gascón, el castellano, el aragonés, el catalán etc.: -ons, -òs, -osse, -ost, -ous, -otze, -ues, -ués, -ueste. Como: Alós, Gelós, Sangüés, Eskaroz etc. Esta marca coincide con exactitud milimétrica el territorio donde se hablaba euskara en época romana a ambos lados de los Pirineos.
Del mismo significado son también marcas de toponimia vasca con los sufijos: -an, -ana, -ain, -ano (algunos ya de época romana como Paternain, “pater” padre en latín); del mismo modo que en el céltico se usaba el sufijo –acum o en el latín -anum. Como Fustiñana, Otxandiano o Beriain. También son marcas toponímicas claras del euskara los sufijos –aga o –eta , “lugar de” (según el lingüista y sociólogo por la Sorbona Luis Nuñez Astrain).

Estornés Lasa se dio cuenta que la toponimia conservada hacia occidente de la actual Euskal Herria y el léxico conservado en los romances castellano viejo, asturiano y galaico-portugués, nos prueban una gran expansión del pueblo protovasco en esa dirección.
Las palabras que llegan hasta el extremo occidental son las equivalentes a "narria" o "trineo", "argoma", "acecho", "albura de árbol" y "cencerro". Las comunes al castellano y al vasco se explican más fácilmente por el origen mismo de este romance en vasco-hablantes de la Bureba-Castilla Vetula-La Rioja-Enkartaciones-Alaba (autrigones). La toponimia es densa en Galicia y zonas colindantes que no tienen nada de íberas.
La toponimia y léxico conservado hacia el oriente de Euskal Herria y que llega hasta el Mediterráneo y aun hasta la Provenza, se refiere a las equivalencias vascas de "mana", "paja", "Gamuza o corzo", "cabra de una año", "frambuesa", "lagartija", "modorra del ganado", "garrapata", "frontera o límite", "cencerro", "regata" y "lugar abrupto" con distintos nombres en castellano y catalán.

La carencia de ciertos topónimos y léxico catalán que existen en gallego por ejemplo, se explica por el hecho de ser Catalunya paso obligado y lugar de asentamientos de razas y lenguas desde los más remotos tiempos prehistóricos, al contrario de Galicia y Portugal, que quedan resguardas en el extremo occidente.
Un buen número de palabras comunes a todos el tramo desde Galicia hasta Catalunya nos afirma la comunidad lingüística y cultural prehistórica de todo el Pirineo, en sus dos vertientes.
La toponimia existente hacia el Tajo nos habla de una expansión desde las fuentes del Duero, ya en tierra Baskona, en el momento del desbordamiento magdaleniense.

Por el Sur un reguero de topónimos y otros testimonios dejan ver una bajada de los protovascos hacia el Levante por la Cordillera Ibérica y otra por la costa donde los vestigios son barridos por pueblos o culturas llegados desde el Sur.

Por el Norte los elementos comunes al gascón se explican fácilmente por la historia pues es un romance nacido de vasco hablantes.
La supervivencia de toponímicas y léxicas por toda la tierra gascona, el Languedoc y la Provenza, el área de los ríos Turia y sus variantes, del sufijo –doi, -oi, -ui, -ó y –oz, nos demuestran el occidente europeo como zonas estables de los pueblos protovascos, unos de los cuales sería la Euskal Herria histórica y actual, antes de las invasiones arias. Estas invasiones y su estabilización en tan densos territorios habrían ido borrando poco a poco o desfigurando y aún acomodando a sus lenguas, topónimos y voces supervivientes como resultado del bilingüismo que forzosamente hubo durante muchos siglos.

TOPÓNIMOS DE RAÍZ VASCA FUERA DE LA EUSKAL HERRIA DE LOS SIETE HERRIALDES


Voy a dar una serie de topónimos de raíz vasca, no pretendo darlos todos, ni mucho menos, sólo una idea de cada zona, algunos son, no cabe duda, dudosos, otros, los más no dejan lugar a dudas:

- Sobre Aquitania hay numerosa bibliografía.
Aquitania= Ausko+itania, donde ausko es la tribu alrededor de la ciudad vasca más importante de época romana: Iliunberri, "nueva ciudad buena", es decir, Villabona (luego transformada en Auch, de ausko, latinizándose primero y afrancesándose después. Los ronkaleses llaman al francés Autx-erdera).
Al norte del río Adur (Baiona), zona de Burdeos, Avignon, Alvi, Perigueux, Limoge, Cognac existen:
Garein, Larruy, Larrousseau, Arsague, Berguey, Carrey, Orist, Uza, Arrats, Arize, Andiran, Alós, Artix, Valata, Arthes, Arre, Salazac, Ardeche, Berrias, Lescuri, Lain, Issone, Anders, Loize, Garraux, Garrech, Garrabet, Garat, Gar, Garaison, ríos Gardón y Gard, Ardour, Ajain, Lascot, Urbise, Arnas, Lascaux, Banize, Aizon, Garin, Garites, Garoupe (Provenza), Ihury etc. Alguno está en la zona de Poitiers y Bourges, pero son más escasos, lo mismo que desde Tours a Dijón donde apenas hay.
Como queda dicho Aquitania es casi seguro la cuna del euskara y los romances aquitanos tienen un 20% de su vocabulario en euskara.

En el País Vasco actual no hace falta comentar ni dar ejemplos, lo mismo que en La Rioja o la Bureba (norte de Burgos), donde los topónimos son tan abundantes que no merece la pena hacer una lista, basta con coger un mapa. Por ejemplo entre la Bureba y La Rioja con la forma "barria" (nuevo) existen: Chavarría, Arambarri, Olabarria, Ubarria, Barria, Chibarria, Echevarría, Labarría, Zirumbarria, Zibarría, Zubarría, Tambarría, Ilibarre, Chavarre o Zadubarre. En la zona de la antigua Baskonia: "Uzquiza" u "Oña", con la misma raíz que los banderizos “oñacinos”, en Burgos.

En el Pirineo español por ejemplo el topónimo "Aran" del Valle de Arán en Lleida y de otras zonas, donde “Aran” en euskara significa precisamente “valle”, pero hay muchos topónimos en euskara en los Pirineos, nuestro Auñamendi.
Sólo el número de topónimos de pueblos en euskara según J. Intxausti es de:
Cuenca Río Aragón: 48
Alto Aragón: 150.
Alta Ribagorza: 30.
Alto Pallars: 90.
Caso claro es el de Aragón o Aragoi: “Valle de alto”.

Corominas añade lo concreta aún más:
Comarca río Aragón (Jaca): 67%
Comarca río Gallego: 50%
Comarca Sobrarbe: 30%
Comarca del Valle de Aran: 33% o 40%.
Comarca del Alto Ribagorza: 35%.
Comarca del Bajo Ribagorza: 15%.
Comarca del Alto Pallars: 54%.
Cuenca de Tremp o Bajo Pallars: 24%.
Cerdaña: 57 topónimos vascos.
Es decir, las zonas Pirenaicas más al norte conservaron mejor el euskara que las conquistadas por los hispano-musulmanes, donde tampoco se perdió del todo su influencia.

Topónimos vascos recogidos por el historiador navarro B. Estonés Lasa y otros:

- Del Ronkal al Valle de Arán (Lleida):
Benabarre, Zoriza, Quinboa, Lujiarre, Lascuarre, Luparre, Bizberri, Astu, Arbe, Axpe, Arbe, Cenarbe, Javierregay, Achar, Lizarra, Gistain, Eunate, Artaso, Artasona, Barosa, Ayerbe, Bisauri, Loarre, Aisa, Besos, Acon, Larres, Biescas, Escarrilla, Lanuza, Basaran, Bergua, Ara, Ecuain, Yaga, Arazas, Suelza, Barrosa, Yna, Ainsa, Gerbe, Nabal, Arro, Benasque, Ariste, Chia, Serraduy, Isabena, Barasona, Estada, Aren, Barruera, Escuñau, Esera, Bonaigua, Espua, Isona, Cuarte, Gurea, Biscarrués, Ardisa, Erla, Bolea, Arascués, Esquedas, Aniés, Sabayés, Belarra, Hirbike, Mascún, Guarga, Basa, Estron, Escaldes, Engolasters, Esquella, Aranza, Esabol, Escardars, Estana, Nabas, Cuart, Aña, Gurri, Maya, Bascara, Estiche, Jubierre, Ballobar, Escarpe, Algerri, Ibars, Aytona, Asco, Estanga, Urria etc.

- Desde Zona centro y Este de los Pirineos, del Bearne a Perpiñán en Catalunya:
Urgel, Garrotxa, Gurria, Gerri, Esterri, Aran, Illegerri, Muga, Arices, Arrabi, Arbizón, Art, Arudi, Aspe, Bastan, Bigorre, Esterre, Estibete, Irhaxe, Isabe, Ezeste, Laruns, Nabarrenx, Seberri, Sarrance, Urdos, Aramitz, Areta, Lana, Lurbe, Escot, Lescun, Etsaut, Ordos, Bescat, Aubisque, Aucon, Agos, Escubes Coarrece, Benejaco, Izabit, Estam, Aspin, Estarbielle, Estenoz, Ardet, Orla, Sentein, Aucacein, Herran Lacabe, Izaut, Astiz, Lescar, Monein, Meritein, Beárn, Benabarne, Garrotxa (Catalunya y Teruel), Estibeaux, Arzac, Lescar, Lez, Isabarri, Biescas, Maya, Muga, Lecarre, Bizberri, Ysabena, Ainsa, Escuain, Gardesse, Igon, Escaro, Aytua, Algerri, Gerri, Sahorre, Arria, Urbanya, Oix, Oñar, Ares, Belaitus, Ossau, Lourdias, Issor, Buci, Aressi, Lourdes...

- En Catalunya que no sea Pirineo por ejemplo:
Arbós (Figueras), Alós de Balaguer, Báscara, Ibars, Araya, Artaj, Algar, Aldaya, Arteas, Bugarra, Tolosa, Zarra, Algarra, Garrancha, o Caroch (todos hacia la costa) etc.

Si seguimos hacia el sur de Catalunya es sorprendente encontrarnos con algunos topónimos del estilo de:

- Al sur del río Júcar (zona de Cuenca a Valencia) hasta la misma Granada:
Orcheta, Buscarro, Muria, Elosa, Alatoz, Ulea, Los Urrutias, Zubia, Illora, Jabalaiz, Espeluy, Oria, Algar, Iznate, Adamuz, Mengibar, Garres, Arriate (junto a Ronda) o Encarroz, Garrucha (Almería, canteras de mármol, se parece a la pirenaica catalana Garrotxa y a la Sierra Garrocha de Teruel, donde "Garr" o "Karr" es un topónimo baskoide que significaría "piedra") etc.

Si miramos a comarcas del Oeste del actual País Vasco:

- Desde Enkartaciones hasta Asturias:
Besaya, Ubiarco, Orena, Oiza, Barcena, Aguayo, Garoña, Arce, Selaya, Arredondo, Eskalentes, Otañes, Escaño, Mena, Amaya, Salazar, Illaña, Escalada, Bunbena, Zalduendo, Urrez, Mencilla, Urquiz, Basconcillos de Tozo, Basconcillos (raíz “vasco”, ¿repoblaciones posteriores a la conquista de Toledo de 1085 o colectivos aislados anteriores?), Basconcillos de Muño, Baskones de Zamanzas, Bascuñana, Baskones de Agua, Bascuñuelos, Villabáscones de Sotoscueva, Matasutxa, Aizola, Garrula, Besgas, Bela, Barciña, Ameyugo, Arraya, Bureba, Metolabarrena (Burgos), Oña etc.

- Asturias:
Anzas, Aguin, Aguiño, Anzo, Araniarii, Arancedo, Arante, Arbosa, Aradan, Arbon, Arnoya, Arnala, Arquide, Cartea, Caraondio, Caranga, Cubia, Iboya, Iramola, Urria, Muñas, Olaqui, Obanza, Orua, Ouria, Oscos, Garaña, Garaba, Turia, Uria, Urbies, Urra, Mendones, Mendacha, Carrandi, Baskones, Vasco, Urubio, etc.

- Galicia: Rías gallegas (por ejemplo Bayona, Muino de Xubia, Egibarri o Mondariz, mendi+aritz). Además:
Anduriña, Agor, Agorjoi, Ainzua, Aran, Ariz, Ardaña, Arrasa, Arzua, Belesar, Goris, Irijo, Iza, Larrae, Larazo, Laracha, Menda, Nazara, Carrabate, Carraceda, Carracha, Garrida, Garea, Garabal, Garavide, Urros, Sada, Sarria, Umia, Arnoso, Aranoya, Zamay etc.

- Portugal (más escaso): comarca del Tajo y el Norte, frontera con Galicia.
Carregosa (Portugal, "Carr" se considera un topónimo protovasco de los más significativos), Carreço, Carrapateira, Garraia (Sierra), Urrios, Urra, Mendoça, Caraceida, Baskóncillos, Arnoso (no viene de arena sino de arn=pedregal, como en Arnedillo riojano), Arnoya, Larradi, Arneiro, Atalho, río Arga, río Toria (el nombre Turia o Toria es una constante, donde "ur" y "uria" nos habla de "agua" y "torrente" muy común en zonas donde se hablaba euskara) etc.

- Interior de la península ibérica y resto (mucho menor):
Duero (se deriva de Atur aunque puede ser celta de “Tur”: fluir), Kalpe ("bajo la piedra", antiguo nombre del Peñón de Gibraltar), Aranda, Muñogordo (Segovia), Muñozas (Zamora, muño=colina), Turia (Valencia), Urci (ciudad bética), Anas (río bético), Caraca (Guadalajara, hoy se llama Taracena), río Carrantona (Vallecas, Madrid), Garoces (Toledo), Garaballa (Cuenca), Carrizona (Ciudad Real), Carrahola (Cádiz), Carranque de Yuso y Carranque de Suso (Toledo, hoy sólo queda Carranque sin más), Garray (Soria), Ariza (roble, enla provincia de Zaragoza cerca de Soria y el río Jalón), Garrocha (Teruel), Baskones de Ebro (Palencia), Baskones de Ojeda (Palencia), Bascuñana (sierra de Cuenca), Básculoa (pueblo de la provincia romana Bética), Vascos (Toledo), Villa Uascón y Uascones (Soria 1120), Zayas de Baskones (Soria), Baskones (Burgo de Osma, Soria), Gascueña (Cuenca). Salamanca: Naharros del Río, Los Narros, Valdenarros, Narrillos.
En Ávila: Narros del Castillo, Narros del Monte, Narros del Puerto, Narrillos de Rebollar etc.
En Segovia: Narros del Cuellar.
También entre el Ebro, nacimiento del Duero y Guadalajara: Zaya (varios), Aranda, Aranjuez, Arandilla, Arganda, Orusco, Atea, Amaya, Iruecha, Irueste, Armuña, Escariche, Duron, Ardoz, Pioz etc.
Centro (comarca del Tajo) y Sierra Nevada, en ésta última por ejemplo: Iznalloz, Veleta (Belate: puerta de cuervos); el anterior nombre de Granada, Iliberris es igual al anterior de Elna en el Rosellón francés (donde Iri+berri = ciudad+nueva), podría ser vasco, pues se sabe que había una tribu indígena en el interior que no fue invadida por los pueblos que llegaron a las costas andaluzas hasta la llegada de los romanos, pero pudieran ser simples préstamos entre el euskara y el íbero.

Muchos topónimos del tipo Bascuñana, Zayas de Baskones, Baskóncillos, Baskóncillos de Muño, Baskones de Zamanzas, Bascuñana, Baskones de Agua, Bascuñuelos, Villabáscones de Sotoscueva, o los de Uscos, Uascones, o Naharros, Narros etc. son en su mayoría fruto de repoblamientos tras la llamada “Reconquista” de las tierras ocupadas por los hispano-musulmanes, pero parece extraño que el lugar de aparición de muchos de ellos sea Asturias o Cantabria, donde no hubo reconquista y sí se sabe que se hablaba euskara por gentes lugareñas en época romana como recoge Julio Caro Baroja.

Además no podemos olvidarnos de otro fenómeno difícil de percibir en algunos casos pero que se sabe frecuente gracias a conservarse los topónimos en euskara y en romance, así, y siguiendo a Koldo Mitxelena: “La toponímica del Romanzado es, además, vasca en buena parte, a pesar de su denominación”. Por ejemplo: se llama ahora Castiviejo a “Gazteluzahar” (traducción literaria de nombres toponímicos euskaros a los romances que se sobreponen posteriormente), Peñarolla o Montebermejo a “Aizkorri”, Monteamarillo por “Oriamendi”, Peñaalba a “Aizuri”, Dosaguas o Entreambasaguas a Urbión (como en las Enkartaciones pero conservándose el topónimo en euskara por ejemplo en La Rioja-Soria), Doshermanas a Biaizpeak (al traducir incorrectamente “Aizpea”, “bajo la roca”, como “Ahizpea” que sí sería “hermana”) etc. etc. Incluso deformaciones como el de Punta Lucero del puerto de Bilbao que era Punta Luzea (alargada).

Datos históricos y otros elementos:

En ese siglo XII aparece escrita por primera vez la palabra “basquenz” en el Cartulario del monasterio de Leire, de donde derivará la palabra vascuence y donde también se habla de “baskonea lingua” (ya desde el año 1058); todas ellas sirven para designar al euskara y derivan del latín baskonice, como baskongado viene de baskonciatus (el que habla vascuence), y todos ellos de bascón. Durante la Edad Media también se le llamó “Baskonica Lingua”.
En el becerro de Leire conservado en el archivo de Navarra, se nos dice en los años 1045-1051: “quedam monten qui dicebatur rustico vocabulo, Ataburu”. En una donación de tierras de Yesa se lee: “unam terram que est in loco quod dicitur in basconea lingua Musiturria”. O en el año 1085: “vineam que est in loco quem bascones vocant, Ygurai Mendico”. Lo que demostraría que es el euskara el idioma del reino navarro y que se identifica este con los baskones. Hay que esperar al siglo XVIII para ver aplicado el término baskongado sólo a las tres provincias de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba.

Desde época franca se llamaba navarros a los naturales del Reino de Pamplona, pero sólo a los que hablaban euskara (casi todos), para finalmente en 1162, con Sancho el Sabio, llamar a todo el territorio Navarra y navarros a todos sus habitantes (sepan o no euskara), tal y como recogen Jimeno Jurio, Yaguas y Miranda o Ricardo Cierbide: “Regnante rege Sancio in Nauarra. Episcopo Petro Pampilona”.
Como muestra un botón: Benjamín de Tudela en su libro de viajes dice en el año 1170, que él es de Tudela, País de Navarra. Aunque años después (con los Teobaldo en el trono) en los concejos de Tudela y Peralta, zona donde el euskara aunque presente había perdido en gran parte su fuerza, aún se recogen actas donde se consideraba a Navarra un país extraño, distinto al suyo (seguían considerando Navarra sólo la parte euskaldun monlingüe).

En 1167 este rey sabio, el obispo de Pamplona y el conde Bela, dejan escrito en un documento que el euskara (lingua navarrorum) es el idioma nacional de los navarros, es decir, del Reino de Navarra. Pactan sobre la hacienda de Arimeria perteneciente al Santuario en honor a San Miguel de Excelsis de Aralar, cuya vaquería se compromete el conde de Alaba Bela a cuidar gratuitamente, firmando como se recoge en el archivo de Santa María de Pamplona: “Erit autem talis differncia inter Orti Lehoarriz et Açeari Umea et successores eorum, quod Orti Lehoarriz faciet tu lingua Navarrorum dicatur unamaizter et Açceari Umea faciet buruçzagui, quem voluerit” (Goñi Gaztambide, Colección Diplomática de la Catedral de Pamplona, 1997 Tomo I, Doc 305, pág. 269). Traduce el analista José Moret: “Y será con esta diferencia entre Orti Lehoarriz y Aznar Umea, que Orti ponga, como se dice en la lengua de los navarros, un Maizter (Mayoral de Pastores en euskara) y Aznar Umea un Buruzagi (Mayoral de peones) a quien quisiere”.
Por tanto hablar en nabarro es hablar euskara.

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EL REGICIDIO DE PEÑALÉN,
LA CONQUISTA DE LA RIOJA

Tras el regicidio de Peñalén de 1076, donde sus hermanos y conspiradores castellanos despeñan al rey de Navarra García IV el de Peñalén (1039-76), el reino navarro entra en crisis, la presión del ejército castellano hace que Alaba y Bizkaia, no así Gipuzkoa, pasen nominalmente a Castilla, cuando el Señor de Bizkaia, Lope Iñiguez, se hace vasalla del rey castellano en el 1078, que le promete nuevas tierras en La Rioja y hacer su título hereditario, pues con Navarra no era en principio así, eran simples “tenentes” en nombre del rey que era el propietario del título, es decir meros funcionarios (tal y como recoge Lacarra), aunque en el peso del Señor de Bizkaia era superior al de otros tenentes

Los tenentes tenían derecho a cobrar impuestos o parte de las rentas de la tierra (pechas) y ejercía la justicia real (e imponer multas); pero la mitad de lo recaudado era para los reyes (a diferencia de en los reinos de España o Francia). Estos tenentes o seniores, junto con algunos abades, obispos y familiares del rey, formaban la curia regia, la más alta instancia militar y política del reino (Historia del Euskal Herria, Tomo I).
Para la familia López ser vasalla del reino castellano, implicaba convertirse en Señores feudales con derecho a herencia. Se trata de una conquista del Señorío al reino castellano, fruto de la ambición de la familia López y de la debilidad momentánea del reino de Navarra.

Castilla conquista también Nájera-Grañón-Calahorra y Arnedo, con el que crea un condado que Alfonso VI trata de anexionárselo (conocido como reino de Nájera).

San Sebastián resistió a la conquista castellana. En ese año del regicidio de Sancho “el de Peñalén”, muere el Señor de Bizkaia Iñigo López y su hijo Lope Iñiguez, presta homenaje a Alfonso VI de Castilla, aparece como conde Alaba y Bizkaia entre 1081 y 1092 en varios documentos.

Alfonso VI de Castilla da a los López (a Eneko, Iñigo en latín, López, 1040-77, y a su hijo Lope Iñiguez (1077-93, familia oriunda de Urdaibai, ría de Gernika, Bizkaia) la recientemente conquistada e importante villa de Nájera así como la de Haro, añadiendo desde entonces el topónimo a su apellido (López de Haro), tierras donde Lope Iñiguez poseían en tenencia el castillo navarro de Bilibio desde el siglo XI, dado por el rey de Navarra por tanto, el cual era la llave para conquistar La Rioja.

Quedan fuera del territorio bizkaíno actual el duranguesado, que tiene cierta independencia del resto de Bizkaia y con Casa de Juntas propia en Gerediaga.
También quedan fuera de esta ocupación militar la hoy Rioja Alavesa y el Valle de Aiala, que no pertenecen al Condado de Alaba todavía.

Tras el regicidio de Peñalén

Son tres los reyes aragoneses del reino de Navarra, los tres de origen navarro: Sancho Ramírez (nieto de Sancho III el Mayor), Pedro I y Alfonso I el Batallador.

Aragón nació en el año 813 con el propietario más poderoso de la zona, Aznar Galíndez, como primer gobernante, por influencia franca como marca hispánica occidental (frontera) en el Alto Aragón, para hacer frente a los musulmanes, y pasa desde el nacimiento del reino de Pamplona a ser un condado dependiente de Navarra (del mismo modo lo era Castilla de León por ejemplo). El mismo Iñigo o Eneko Aritza Ximeno, primer rey de Pamplona, expulsa a Aznar Galíndez al que después volverá a derrotar cuando trata imponerse en Pamplona con el ejército franco-gascón (baskos bajo control franco) junto a Eblo.
Eneko Aritza nombra a García Galindo El Malo Conde de Aragón (es hijo de Galindo Belasko).
Tras la boda de la condesa aragonesa Andregoto y el hijo de los reyes de Navarra García Sánchez I, bajo reinado de Sancho I Garcés (905-25), Aragón pasa a formar parte de la corona de Navarra.

La lucha contra los hispano-musulmanes seguía cayendo del lado navarro con Sancho Ramírez, conquistando Huesca, con ayuda gascona y señores de otros territorios hoy franceses, en el 1096, a pesar de que los hispano-musulmanes contaban con la colaboración castellana en esta batalla.
Sancho Ramírez o Ramiro firma “reinando en toda Gascuña”, pues a pesar de la conquista Aquitana y su paso al reino de Francia, su vasallaje era también con Navarra.
Pedro I siguió la reconquista de su padre llegando a Barbastro (Huesca), murió sin descendencia en el 1104 tras estar sólo 10 años en el trono. Navarros y aragoneses toman parte en la Cruzadas.

En esas fechas Alfonso I el Batallador se casó con Urraca en Burgos, hija de Alfonso VI rey de Castilla y heredera de la corona tras la muerte de su hermano. Alfonso VI veía peligrar el reino y lo quiso poner en manos del rey cristiano más fuerte. La nobleza castellana, leonesa y la gallega se oponen, llegando a una verdadera guerra civil.
Logró finalmente el clero castellano la disolución del matrimonio y la excomunión del que llamaban intruso. Alfonso I aceptó finalmente la separación pero logra la devolución de vasallaje de las tierras irredentas de Alaba y Bizkaia en 1109 (31 años después), de La Rioja y Castilla Vieja (fronteras ancestrales entre el reino de Pamplona-Navarra y Castilla), recibiendo en compensación Burgos capital, Carrión, Castrojeriz y Sahagún, todos ellos en el Camino de Santiago.
Alfonso Sánchez I el Batallador firma en numerosos documentos como rey en Pamplona, Alaba, Gipuzkoa y Bizkaia (como demuestran García Larragueta y Lacarra).

Estando en el 1117 en Haro, es atacada Nájera por el rey castellano Alfonso VI, el Batallador reacciona y los expulsa con la ayuda Diego López de Haro, hijo de Lope Iñiguez, otra vez vasallos navarros, por lo que toda la Rioja, Bizkaia y Alaba en esa fecha estaban de nuevo bajo control navarro.

Después se suceden diversos intentos de conquista por los castellanos, escaramuzas que llevan a la ocupación militar de partes de la Navarra Occidental de Castilla Vieja, La Bureba y La Rioja. Pero la pérdida definitiva de estas tierras (salvo la Soncierra) y de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba, no se dará hasta la brutal acometida de 1200.

gorantz-arriba CREACIÓN DEL REINO DE PAMPLONA-


LA CREACIÓN DEL REINO DE PAMPLONA-NABARRA
Aitzol Altuna Enzunza, Galdakano (Nabarra). Remitido el Sábado 23 de Enero de 2010

El ducado de Baskonia no se libró del vasallaje al reino franco, tenía en Lupo Sancho I o Antso Otsoa (778-812) a su nuevo “príncipe de los Baskones”, que fue criado en la Corte franca.

El hijo da Carlomango, Ludovico, entre el 810 al 812 llegó a vivir en la misma Pamplona que controlaba con la ayuda de familias baskonas como los Belasko, favorables a los “carolingios”. Pero otros buruzagis dominaban amplias comarcas sur pirenaicas.

Ludovico Pío se presentó ante su padre Carlomagno vestido “a lo baskón”: "túnica corta, ceñida y redonda en su remate inferior, con las mangas extendidas por las manos, con perneras (calzas) extendidas (largas), con botas rematadas con espuelas, llevando en la mano una lanza" Aimonio lib. 5, cap. 2

"El vascón calzaba botas con espuelas, guerreaba con armas ligeras, escudo redondo, cabeza descubierta, era el ejército de choque del duque vascón, permanente en Bourges y plazas fuertes fronterizas, donde vivían con sus familias" B. Estornés Lasa.

El duque baskón, Lupo Sancho I, llegó a participar con un ejército vasco en la toma de Barcelona al mando de Pipinio, el hijo de Ludovico, luchando contra los musulmanes, siendo ésta la marca Hispánica franca, lo que era lo mismo: la frontera cristiana impuesta por Carlomagno y los posteriores reyes carolingios, de donde viene la palabra “marqués”, que era el terrateniente fronterizo, al estilo de las "limes" romanas con los “bárbaros” .

Las tropas franco-baskonas no pudieron tomar Huesca ni Tortosa que siguieron en manos musulmanas. En esta guerra las tropas baskonas, al mando del duque baskón Lupo Sancho, participaron junto a sus aliados tradicionales de los akitanos, pero siendo los francos los que mandaron en la expedición.

Sancho Lupo I murió en el 816, las crónicas carolingias seguían hablando de príncipes vascos que "usurpan el principado fraudulentamente". Baskonia volvía a estar en lucha por su independencia contra los francos.

Debido a estas sublevaciones, Ludovico Pio decidió escarmentar a los vascos que seguían alzados en armas al mando del hermano mayor de Lupo Sancho I al Sur de la Dax (Akize ), se trataba de Semen Lupo con su ejército, según narran las propias crónicas francas. Con ello Ludovico o Luis buscaba también restituir el honor de su padre. Mandó un ejército con su hijo Pipinio al frente que entró en Pamplona que también se había rebelado, y nombró gente fiel a sus intereses entre los Belasko, a los que las crónicas musulmanas llaman "galos" (probablemente sólo por su afinidad franca), escarmentó a la población y regresó por Orreaga-Roncesvalles sin que los vascos se atrevieran a enfrentárseles, pues usaban a los rehenes capturados en Iruña-Pamplona como escudos humanos. Un valiente baskón se adelantó y los increpó, fue capturado y ahorcado, según narran las crónicas francas.

En la frontera norte, el duque de la Borgoña durante 40 años, Singuin o Sihiminum (812-814), fue nombrado por Ludovico Pío nuevo duque de Baskonia y acto seguido se sublevó con toda Baskonia continental, la Ulterior y la Citerior, en pie de guerra. Otsoa Semen, Singuin o Semenones-Jimeno-Ximeno se declaró independiente del poder franco al que intentó derrotar de nuevo en Roncesavalles-Orreaga en el 812, murió sin poder llegar a ser entronado como conde baskón por los naturales.

Le sucedió al mando del ducado baskón su hijo García o Gartzea Eneko (Eneko el “joven”), que aparece escrito como "Garsiminnicum", García Ximénez o Iñiguez (816-819), duque baskón, pero fue derrotado por los francos en el 818 y tomó el mando su primo Lupo u Otsoa Zentulo "el vasco".

Otsoa III Zentulo "Wasco" (819-823) luchó contra los duques de Toulouse, Berenguer y Warin, siendo derrotado, después apresado y condenado al destierro. Zentulo el “vasco” fue derrotado de nuevo en el campo de batalla por los francos al mando de Pipinio con un importante ejército.

Pipinio inventó nuevas denominaciones para Baskonia y creó pequeños condados semifeudales: del Garona al Atturri o Adour (antes Baskonia Ulterior) será llamada ahora “ducado” de Baskonia y al sur del Atturri hasta los Pirineos (Baskonia Citerior) será llamará "condado" de Baskonia. Pipinio puso al mando del "condado" de Baskonia a Aznar Sancho (Azenari).

“La vasconia septentrional se regía entonces por un príncipe (Sancho Lupo) designado por el emperador, cuya autoridad se extendía teóricamente hasta la ribera del Ebro y prácticamente al menos a la parte norpirenaica, se ejercía mediante condados feudales, Commiges, Bigorre, Bearn etc. Pero hay noticias de que la sumisión a Carlomagno había sido puramente formal y que, durante el reinado de su hijo Ludovico Pío, había continuado la resistencia vascona en forma de insurrecciones periódicas”.
(…) “Ya en el siglo IX los vascos de Pamplona pretenden emanciparse de la tutela carolingia varias veces, en el 812 Ludovico Pío envía una expedición punitiva; en el 816 a la muerte de Lupo-Sancho fracasó una nueva tentativa y en el 819 se sofoca por Pipinio” (…) “Historia del arte vasco, Tomo I” Juan Plazaola (Edit.Ostoa).

La lucha contra los francos continuó hasta que en el 824 tuvo lugar la segunda Batalla de Orreaga-Roncesvalles, donde los baskones se unieron en torno a un buruzagi, Eneko Aritza y su familia, que llegarán a dominar de nuevo y poco a poco toda Baskonia, vasca en idioma y cultura.

En ese año 824 Pipinio armó a un nuevo ejército franco al mando de los condes Eblo y Aznar, que cruzó los Pirineos con la intención de “restaurar el orden”. Eblo y Aznar entraron en Pamplona sin aparentes dificultades, escarmentaron con la horca a muchos habitantes para evitar ser atacados por la retaguardia, nombraron abades y gobernantes fieles de nuevo entre los pro-francos.
A la vuelta, recorrieron el mismo camino que Carlomagno, por Ibañeta y por Luzaide-Valcarlos. Eblo y Aznar fueron atacados y apresados donde antes fuera derrotado el ejército de Carlomagno, en la zona de Valcarlos-Luzaide a Garazi (Sant Jean de Pie de Port), las familias vascas de los Ximeno, Garsea o Belasko (ahora contra los francos) fueron los que los derrotan y los que en realidad dominaban el territorio llamado por los francos: Nabarra.

Aznar Galíndez era el antiguo conde del Aragón primigenio (el norte de jacetania, valles de Hecho y Canfrac) al que Eneko había desposeído de sus tierras poniendo al frente a su propio cuñado Galindo “el Malo”. Aznar fue dejado en libertad y mandado de vuelta al reino franco mientras que Eblo fue entregado al emir de Córdoba, otro Abderramán, este Abderramán II , como signo de alianza.

Estamos en el año 824 y fue conocida como la “Segunda Batalla de Roncesvalles”. En esta batalla destacó Eneko Aritza Ximeno (al que también se le llama Iñigo Iñiguez Aritza o “Arista” al latinizar el nombre, o Eneko Enekones), de alrededor de cincuenta años, que contará en la batalla con sus hermanastros musulmanes del sur baskón, los Banu Casi, antiguos terratenientes baskones desde la época romana -como delata su nombre (casius) - que se cambiaron de religión y que harán de tapón con el emir de Córdoba, lo que dio, sin duda, un respiro a los “nauarri”.

“Por lo que a la Vasconia surpirenaica se refiere, se sabe también que los musulmanes tomaron Pamplona varias veces durante el siglo VIII, pero acabaron reconociendo, mediante pactos y tributos, la soberanía de los cristianos de la “frontera superior”.
(…) Los emires de Córdoba reconocieron el carácter soberano del rey de Pamplona a cambio de tributos. No era el rechazo de esa soberanía sino la negativa a pagar tributo la que durante el siglo IX provocó que varias veces la tierras vascas y las de los Banu-Casi fueran devastadas por los ejércitos del emirato cordobés” “Historia del arte vasco, Tomo I” Juan Plazaola (Edit.Ostoa).

Las crónicas francas hablan de un Singuinum, Sigrinum o Sihiminum que era “duque” de Baskonia (probablemente un buruzagi emparentado con la nobleza baskona como denota su nombre), traducido modernamente como Jimeno (o Ximeno), apodado “el Fuerte”, que en el 781 defendió su fortaleza en el valle de Salazar-Zaraitzu contra la afeiza del califa musulmán Abderramán I que atacó Calahorra, Viguera, Logroño, Deio, Pamplona, Elo y Lumbier. Según el códice de Roda, habría venido huyendo del poder franco para instalarse de Tierras de Deio (Deierri) sobre el fatídico año 768, año del asesinato del duque bastón Waifre a manos francas. Se trataría quizás del abuelo de Eneko Aritza (su padre sería Eneko o Iñigo Ximenez) que controlarían también las tierras de Berrueza .

Serían también tierras de los Aritza o Ximeno las cuencas de los ríos Irati y Aragón, el Valle de Salazar, Aezkoa, Urraul, el Valle del Ronkal, Ansó y Navascués, donde se encuentra el monasterio de Leire, cuna espiritual del nuevo poder bastón, los nabarros, refugio contra los ataques musulmanes y donde descansan los restos de los primeros reyes nabarros. Según un documento, Eneko Aritza pasó parte de su infancia o juventud en la Baskonia continental aprendiendo a guerrear, en Bigorre, lo que probaría una vez más la gran relación norte-sur de Baskonia y de su hija, el reino de Pamplona-Nabarra.

El hijo de Eneko Aritza, Eneko Gartzea II latinizado como Iñigo García (860-882), cerró Alaba a los musulmanes con los castillos de Zaldiaran y el de la Concha de Arganzón entre otros, con la ayuda de los poderosos condes de Alaba, los mencionados Belasko.

“Cuentas la crónicas que ese ramal montañoso que, siguiendo la dirección del Valle, se prolonga desde Logroño a Burandón (Alaba) como un gran mural fue fortificado por el Rey de Navarra don Iñigo Arista (Eneko Aritza) para impedir el avance de las huestes musulmanas. Una política que luego sería seguida al pie de la letra, e incluso potenciada, por su hijo don Garcia (Eneko Garzea), razón principal por la que ese conjunto de farallones sería denominado a partir de entonces como Sierra de Navarra.

Del mismo modo, queda constancia de que el año 934 no había en toda es superficie o franja de terreno conocida como Rioja Alavesa ningún poblado de cierta entidad, sino tan sólo Solares que fueron erigidos con permiso de los monarcas navarros junto con unas tierras anejas que se dedicaban a trajines agrícolas”. “Ayuntamiento de San Vicente de la Sonsierra y Gobierno de La Rioja”.

En todos estos siglos los baskones fueron independientes gracias a su resistencia al imperialismo godo, musulmán y sobre todo franco. No existe constancia documental de suceso bélico alguno interno entre baskones entre el 476 y el 824 ni posteriores, año de la creación comúnmente aceptada del reino de Pamplona-Nabarra, por lo que una conciencia nacional y un interés común del pueblo baskón en la defensa del territorio, riquezas y gentes frente a diferentes invasiones, debieron de ser las razones que nos llevaron a todos los vascos o baskones a aunar esfuerzos y crear un Estado vasco o nabarro compuesto por los baskones libres.

Como dicen varios historiadores en el libro “Historia de Euskal Herria” : “Si bien tradicionalmente la historiografía ha considerado como imposible que en la Edad Media surgieran “conciencias nacionales” ni “sentimientos nacionales” por el escaso desarrollo que presentaban entonces las estructuras políticas, económicas e ideológicas, últimamente tal consideración va perdiendo terreno a favor de una nueva concepción de los fenómenos de identidad colectiva nacionales cuyo nacimiento se tiende a datar cada vez más en fecha más temprana (siglos VIII y IX). En el caso de Vasconia (incluido Caro Baroja), esta nueva aproximación al problema del nacimiento de las primeras entidades políticas basadas en la existencia de una conciencia grupal encuentra una perfecta adecuación con la aparición en las fechas apuntadas del Ducado de Aquitania (y Baskonia) y el Reino de Pamplona (o Nabarra).”

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