José Juan Bautista Merino Urrutia

- Biografía.
- Algunas de sus publicaciones.

Biografía.

     Nacío en Ojacastro (La Rioja), en la casa solariega, un 25 de septiembre de 1886. Contando con tres meses de edad sus padres le trasladan a Bilbao, donde nacieron sus dos hermanos. En esta ciudad realizó los estudios de Profesor Mercantil en la Escuela de Santiago Apóstol. Al terminar sus estudios se instala en la casa de Ojacastro donde posteriormente fue Alcalde en los años 1912 y 1913, siendo Concejal dos años más.
     Casó con Emilia Sánchez Múgika el año 1922, en la parroquia de San Nicolás de Algorta (Getxo-Bizkaia), con la que tuvo 4 hijas y 2 hijos (Emilia, José Ramón, María Jesús, María Teresa, Agustín y Begoña).
     En este entronque que siempre mantuvo con su tierra riojana fue Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de la provincia de Logroño, así como vocal del Patronato de Archivos, Bibliotecas y Museos.
     Por otra parte y dentro de su actividad en la política municipal fue Concejal y más tarde Alcalde de Getxo-Bizkaia, entre 1946 y 1960.
     Por último cabe destacar que fue miembro de Euskaltzaindia-Academia de la Lengua Vasca, en 1964 y en 1974 se le nombró académico honorario de esta institución en San Millán de la Cogolla.
     Falleció en Algorta (Getxo) Bizkaia, el día 6 de Mayo de 1982, a los 95 años.

4-05-1930. Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM: El abuelo Agustín Merino Morquecho, festeja sus 75 cumpleaños. De pie Emilia y J. Bautista, José Luis y Gonzalo. Sentados, Mª Jesús, Emilita, José Ramón, el abuelo con Agustín, Paco, Carolay y Pepita en movimiento y Carmen Merino.

gorantz-arriba

Merino Urrutia, Jose Juan Bautista

Foto cedida por la Biblioteca Azkue. Euskaltzaindia (Juan Bautista entregando un diploma).
     Jose Joan Bautista Merino Ojacastron jaio zen 1886an eta Algortan hil 1982an. Etnologo, politikari eta euskaltzalea izan zen. Merkataritza-maisu izateko ikasketak burutu eta bi urtez bere sorterriko alkate izan zen. Bigarren Errepublika garaian Algortako zinegotzia izan zen eta Espainiako Gerra Zibilaren ondoren alkatea (1946). Euskarari buruzko ikerketa baliotsuak egin zituen, batez ere euskara Errioxan eta Burgosen garai batean izan zuen presentziari eta euskal toponimiari buruzkoak. Bestalde, etnologia, historia eta arteari buruzko liburuak, txostenak eta artikuluak idatzi zituen. Euskal Herriko Adiskideen Alkarteko buru izan zen (1965-67). Euskaltzain urgazle (1964) eta euskaltzain ohorezko (1974) egin zuten.

Iturria: Harluxet


Algunas de sus publicaciones
  • "El vascuence en el valle de Ojacastro: (Rioja Alta)". Madrid: Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional. 1931.
  • "Más sobre el vascuence en el valle de Ojacastro:(Rioja Alta)". Madrid: Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional. 1932.
  • "El vascuence hablado en Rioja y Burgos". Revista internacional de los estudios vascos. 1935. París. T.26.
  • La desaparecida iglesia de Sondica. BSVAP, nº 3, 1947.
  • El Folklore en el Valle de Ojacastro. Logroño, 1948.
  • "Los sufijos ena y eta en las casas viejas de Algorta", homenaje a D. Julio Urquijo, 1949, I, 161-171.
  • "Cruces parroquiales de Ezcaray y Ojacastro". Berceo, nº 9, 1954.
  • "La Academía de la Lengua Vasca en Bilbao", BSVAP, 1954, X, 101
  • Molinos de viento en Vizcaya. BSVAP, nº 10, 1954.
  • "La Venus de Herramelluri", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1954, LX, 311.
  • "El retroceso del cultivo de la vid en la Rioja Alta". Berceo, nº 41, 1956.
  • Apuntes para la historia de Guecho. Publicaciones de la Junta de Cultura de Vizcaya. Bilbao. 1958.
  • "Un botánico riojano: El P. Isidoro Saracha". Berceo, nº 50, 1959.
  • El vascuence en La Rioja y Burgos. San Sebastián, 1962.
  • "Las diligencias". Berceo, nº 73, 1964.
  • El Río Oja y su comarca. Diputación de Logroño. 1968.
  • "Como se creó la provincia de Logroño en el año 1833". Berceo, nº80, 1968.
  • "La Real Sociedad Riojana de los Amigos del País". Berceo, nº 82, 1972.
  • "El riojano Fr. Domingo de Silos Moreno, Obispo de Cádiz". Berceo, nº 84, 1973.
  • "Historia de la presencia del vascuence en La Rioja. Disertación leída po el autor en el Salón de los Reyes del Monasterio de Yuso, al ser nombrado académico de honor de la Academia de la Lengua Vasca". Berceo, nº 87, 1974.
  • "De arqueología riojana". Berceo, nº 93, 1977.
  • "Etimología del nombre de La Rioja". Carta en La Rioja, 24-09-1981.

gorantz-arriba



El vascuence hablado en Rioja y Burgos

Revista Internacional de los Estudios Vascos.
Reedición facsímil de la que, desde 1907 a 1936 publicó Julio de Urquijo.
Tomo XXVI.
Biblioteca de la Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao, 1972


     Hace tiempo vengo dedicando alguna atención a recoger el sedimento que de dicha lengua queda aún en la Rioja alta y particularmente en el Valle de Ojacastro, habiéndose publicado dos trabajos míos en el Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional (1) de los cuales se hizo tirada aparte.
     El área del vascuence, como en ellos indico, se extiende trambién por los pueblos de la provincia de Burgos lindantes con la de Logroño, en una zona de bastante profundidad, que llega hasta las cercanías de la capital burgalesa, como así lo he visto después probado por la abundante toponimioa menor que he recogido, y que está sin publicar aún. Estas aportaciones nos enseñan que el vascuence se habló tardíamente, por lo menos en toda la Rioja alta, la Bureba y cercanías de Burgos (comarca de Juarros), corriéndose también por la montaña hasta Valdelaguna, del partido de Salas de los Infantes, cuyas actuales regiones corresponden a la primitiva población de Berones, Austrigones y Turmódigos, pueblos limítrofes de los Vascones, y por consiguiente los restos del vascuence que en ellas encontramos demuestran que lo hablaron las citadas tribus, como ya lo sostuvo el ilustre D. Ramón Menéndez Pidal en su conferencia del III Congreso de Estudios Vascos, en el año 1923, quien aseguraba que también pasó hasta los Vacceos, de Tierra de Campos. El mapa adjunto presenta gráficamente los nuevos límites del vascuence hablado y la situación de esas tribus, para los cual he utilizado el compuesto de D. Gregorio Balparda en el tomo I de la Historia crítica de Vizcaya y de sus Fueros, a cuyo importante texto remito a los que deseen profundizar más esta materia.

     Podría argüirse que estos vestigios fueron un resto o sedimento de los Vascones, que en su época tardía (siglos IX y X) pasaron el Ebro a repoblar la Rioja y la Bureba, que acababan de desalojar los árabes, siguiendo el impulso natural de trasladarse a tierras más fértiles; pero este argumento es, a mi juicio, poco consistente, porque en tal caso los rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa habitación será entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante material aludido y, por otro lado, no tendríamos la diferencia de zonas que se perciben hoy con más o menos abundancia de voces vascas, y precisamente están en segundo término los lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que empujaron a los árabes hacia el Sur, y que por contraste fué este empuje el que mantuvo el vascuence en las montañas vasconas y en las riojanas-burgalesas, pues de no haber tenido Castilla este designio imperial es indudable que los árabes hubieran quedado mayor espacio de tiempo en el Norte de la Península, con evidente peligro para su elemento aborigen.

     Además de este argumento existe otro. Antes de esos siglos encontramos documentos en los que aparecen nombres toponímicos euskéricos dentro del perímetro de las regiones referidas, lo que es prueba clara de que con gran anterioridad había ya en ella población que hablaba vascuence.

     El retroceso de esta lengua tuvo que comenzar después del siglo XIII, pues en su primera mitad el rey Fernando III dió a los habitantes del Valle de Ojacastro el fuero que les facultaba para deponer en vascuence en las pesquisas que en él hiciesen sus Merinos, documento que puede verse copiado en mi segundo trabajo del año 1932, ya citado. La necesidad de tal disposición indica claramente la extensión en aquella fecha del vascuence y ello nos permite conjeturar que perduró bastante tiempo antes de perderse, teniendo además en cuenta su topografía montañosa. Por lo tanto, en ésos siglos posteriores al citado era el valle una verdadera laguna lingüistica, pues ya el castellano se había ensanchado por la parte llana de la Rioja alta y la que limita con Alava.

     Y sobre el extenso número de material toponímico, no debe olvidarse aludir a la existencia actual en esas regiones de apodos y frases sueltas, total o parcialmente euskéricas, y que algunas costumbres y danzas sean idénticas a las que actualmente tienen expresión en las Vascongadas, lo que, con algún mayor detalle expongo en mis repetidos trabajos.

     La existencia del vascuence en la Rioja ya la atestigua el caballero Picardo en el siglo XII, segun ser refiere en su famoso viaje, y modernamente se han ocupado de este tema varios investigadores que cité en mis nombrados trabajos. También algunos han aludido a la existencia de toponimia en Burgos. Sólo he de referirme ahora a las listas toponomásticas vascas, que D. Luis Eleizalde empezó a publicar en esta R.I.E.V. en 1922, en las cuales, entre el abundante número de voces recogidas en estas Provincias Vascongadas, incluye una pocas de las de Logroño y Burgos, que no nos dan idea de su importancia al quedar superadas por las de las otras zonas donde el vascuence se ha sostenido más tiempo. He de manifestar como antecedente importante, que la toponimia menor del Valle de Ojacastro, publicada por mí, representa la casi totalidad de los términos del pueblo, quedando las voces castellanas en evidente minoría, y algo de esto ocurre en los pueblos de la provincia de Burgos. Sin embargo, en las listas de Eleizalde no se puede percibir esta importante observación, habiendo visto que algunos nombres que en ella figuran están mal localizados.

     Sin negar importancia a las citadas listas y reconociendo que su autor, al coleccionarlas, aportó a la lingüistica un importante material, parece a mi juicio interesante separar las de la Rioja y Burgos, para publicarlas aparte, una vez se completen todos los nombres de la Rioja, aun no recogidos. Brindo esta idea al director de esta Revista, que, con plausible celo, viene dedicando toda su atención al estudio del vascuence, y estimo que esta nueva colección separada había de servir grandemente al investigador y al filólogo; al primero, porque presentará con toda su amplitud la profundidad del vascuence en la Rioja y Burgos, y al segundo le facilitará buen número de formas desconocidas, pues esa lista, además de determinar los accidentes geográficos, descubrirá buen número de edificaciones, nombres propios y de plantas, que corresponden a las regiones citadas, diferentes algunos de estos datos de las Vascongadas, dada su diferente topografía, ofreciéndome desde luego para este nuevo trabajo con los datos que he coleccionado y los que pueda reunir en lo futuro.

José Bta. Merino.
Bilbao, abril de 1935
.


Milenario de las “Glosas Emilianenses”

Solemne sesión de la Academia de la Lengua Vasca en San Millán de la Cogolla. 1974

Discursos de los señores Irigoyen y Merino Urrutia sobre el vascuence en la Rioja

       La Academia de la Lengua Vasca celebró, el domingo, solemne sesión extraordinaria en San Millán de la Cogolla, conmemorando así el milenario de las “Glosas Emilianeneses” donde fueron escritas las primeras frases en euskera.
      En el amplio “hall” (y perdóneseme la expresión) del monasterio de Yuso se había previsto lo necesario para la sesión acádemica. Frente a la escalinata renacentista, la mesa presidencial que fue ocupada, bajo la presidencia del vicepresidente de la Diputación de Logroño, señor Fernández Sevilla, por los miembros del Instituto de Estudios Riojanos que a continuación cito: Dr. Escudero (vicepresidente) y señor Rodríguez Maimon (director y delegado del Ministerio de Información y Turismo). Los académicos de la Lengua Vasca situados en la presidencia fueron: Don Luis Villasante (presidente), señor Haristchelhar (vicepresidente), señor Martín (secretario), señor Merino Urrutia académico de honor) y señor Irigoyen (académico entrante). Por parte de la comunidad de Padres Agustinos Recoletos, el prior del monasterio donde se celebraba el acto, P. Rafael Euba.
      Los asientos en la sala estaban ocupados por miembros del Instituto de Estudios Riojanos, de la Academia de la Lengua Vasca, comunidad de Agustinos, así como de personas tanto vascas como logroñesas interesadas en temas culturales.
      Abrió la sesión el presidente de la Academia, Don Luis Villasante, quien se refirió a la vasconia del lugar, agradeció las atenciones y facilidades recibidas y expuso el programa que debería seguir la sesión extraordinaria.
      Uno de los actos era el del ingreso del nuevo académico de número, don Alfonso Irigoyen; siguiendo una tradición de la docta institución, los académicos también de número señores Arrúe y Satrústegui abandonaron la sala y fueron a buscar al recipiendario, que llegó hasta la mesa presidencial acompañado de las personalidades citadas. El señor Irigoyen ocupó su sitio y pronunció en euskera, su discurso de entrada, haciendo después un resumen en castellano del contenido del mismo.

DISCURSO DE IRIGOYEN

      El tema del discurso de don Alfonso Irigoyen versó sobre las glosas en euskera del Códice Emilianense. Tras referirse a la época histórica en el que el códice fue escrito y a la geografía del reino de Navarra en la época de Aymeric Picó, pasó a las glosas propiamente dichas.
     Se detuvo más a estudiar las segunda de las glosas “Guec ajutu ez dugu” de la que dijo que no hacía referencia al tradicional “nos non caigamos” sino a la frase siguiente “non nobis sufficit”. Basándose en la propuesta de interpretación que ya hiciera don Carmelo Echegaray, afirmó que “ajutu”, con significado de “ayudar o acomodar” era usado por D¨Echepare y que consideraba como una derivación regresiva de “ajutatu”.
     En cuanto al “Guec” dijo que era plural con elemento reforzante, como también ha ocurrido en castellano. El plural “vos”, al hacerse singular por tratamiento mayestático, tuvo que buscar un elemento que lo pluralizara y así nació el “vosotros”. Lo mismo ocurre con el “gu” y el “guec”, el “zu” y el “zuec”.
     Referente a la vasquía del territorio donde nos encontramos, además de las glosas vascas del Emilianense, adujo las palabras euskericas en Gonzalo de Berceo e hizo una curiosa comparación del “Don Budur” de la cuaderna vía con el uso vasco de anteponer el “Done” a los santos, como en Doneibane (San Juan), Donebeste (San Esteban), etc.
      En su discurso, don Alfonso Irigoyen presentó una novedad importante, cual es una frase en euskera anterior al glosario. Se encuentra dicha frase en el “Cartulario de San Millán”. Al recoger una donación de cinco ermitas que hace a San Millán García Sancho de Navarra, el texto dice lo siguiente: “Cocedimos el confirmamos vobis quinque eremitas vobis vicinas, id est (aquí los nombres de las cinco ermitas) quod vulgo dicitur “Cella Alboheta”. Estas dos últimas palabras forman una frase en euskera que se traduce por “los alrededores del santuario”. Importante documento éste de 929, en el que se afirma que el vulgo usa la frase vasca.
     Irigoyen adujo un nomenclator de monjas de San Miguel de Pedroso (759) con una gran mayoria de nombres propios vascos.
     Para el académico entrante no hay duda alguna que esta presencia de la lengua vasca en la Rioja es anterior a la repoblación de la Reconquista.
     El discurso de Alfonso Irigoyen fue muy aplaudido y fue contestado por don Luis Villasante, quien acto seguido hizo entrega del diploma de académico al señor Irigoyen.

MERINO URRUTIA

     Don Juan Baustista Merino Urrutia era, hasta ahora, académico correspondiente de la Lengua Vasca, precisamente por trabajos que realizara hace tiempo en torno al “Vascuence en la Rioja y Burgos”. El señor Urrutia, a su edad, continúa trabajando activamente en los temas vascos de la Rioja y eso le mereció que en la anterior sesión ordinaria de la institución se acordara nombrarle miembro de honor. Con tal motivo pronunció un pequeño discurso. Su tema fue “Presencia del vascuence en la Rioja”.
     Trató el tema desde el punto de vista prehistórico, aduciendo en el territorio la presencia de tribus de berones, vascones, austrigones y várdulos. Hizo un estudio comparativo de la etnología de Rioja y el País Vasco y ofreció documentos de que en el siglo XIII se usara el vascuence en Ojacastro.
     Terminó refiriéndose a la conveniencia de continuar la recogida de toponimia vasca en Rioja y Burgos y propuso la edición de obras bilingües “pues al no dudarlo, el bilingüismo sería bien acogido entre los no hablantes. Yo creo que con esa facilidad, el vascuence ganaría adeptos y estima, pues no debe olvidarse su gran importancia entre las lenguas que se hablaron primitivamente en las tierras de España”.
     Tras los aplausos al señor Merino Urrutia, el presidente de la Academia procedió a hacerle entrega del pergamino con el título de miembro de honor.

     Cerró la sesión el doctor Escudero, vicepresidente del Instituto de Estudios Riojanos, quien hizo un canto emocionado y técnico del bilingüismo.
     Afirmó que malintencionadamente se había hablado de la torpeza mental de los bilingües. Como médico neurólogo quería desmentir públicamente tal patraña afirmando que el cerebro humano sólo usa una diezmillonésima parte de sus posibilidades. Afirmó también que las nuevas corrientes de medicina psicológica está recomendado a los jubilados que se dedicaran sin complejo, al estudio de los idiomas.
     Deseó al bilingüismo un prospero porvenir y terminó ensalzando al figura bilingüe de Gonzalo de Berceo.
     Un gran aplauso subrayó las palabras del doctor Escudero.

     Terminado el acto académico, y puestos todos los presentes en pie, el vicepresidente de la Diputación de Logroño, acompañado del presidente de la Academia de la Lengua Vasca, dejaron al descubierto la lápida que conmemora la solemne sesión.
     La lapida de mármol blanco dice así:                        
                       
                  “Lehen euskal esaldien mila urtehurrenaren oroitzpenetan .
                                                     IZIOQUI DUGU.
                                              GUEC AJUTU EZ DUGU.
      La Academia de la Lengua Vasca, el Instituto de Estudios  Riojanos y la        Orden de Agustinos Recoletos, en conmemoración del milenario de las          primeras glosas en lengua vasca.
                                       San Millán de la Cogolla. 1974-6-15.”

SANTO DOMINGO

      La Academia de la Lengua Vasca se trasladó al Parador Nacional de Santo Domingo de la Calzada, donde la Diputación de Logroño le ofreció un almuerzo, al que asistió el alcalde de la capital.
      Durante la comida, los temas de conversación giraron en torno a temas culturales riojanos y vascos. En charla con el señor Rodríguez Maimón pude enterarme de un acuerdo de la Diputación de Logroño de crear un importante centro de estudios en torno al monasterio de San Millán; la noticia la juzgo de una gran importancia y es deseo de todos que pronto sea una realidad.
      Debo también señalar que los miembros del Instituto de Estudios Riojanos habían leído un artículo mío en el que me lamentaba de que en una edición de las obras de Berceo que vieron la luz en Logroño, al referirse a las palabras vascas del texto se decía que eran de origen desconocido. Tal lamento, en lugar de molestar al Instituto de Estudios Riojanos, les había servido de indicación y trataban de solucionar el error para ediciones sucesivas. Yo desde aquí y públicamente, les agradezco tan noble y científica postura, que tan altos valores denota y tanto les prestigia.

MONUMENTOS

      Tras el almuerzo, las personalidades se trasladaron a la catedral de Santo Domingo de la Calzada, donde admiraron la tumba del Santo y otras obras de arte que el templo encierra. De allí regresaron a San Millán, para visitar el primitivo monasterio de Suso, donde los asistentes escucharon las sabias, amenas y curiosas explicaciones de ese gran “cicerone” que es don Tarsicio Lejárraga, guarda de Suso.
      Don Tarsicio es una institución de quien se guarda un imborrable recuerdo. Me decía don Antonio Arrúe que el guarda es una de esas personas que se conoce cada diez años y que jamás se olvida.
      ¡Qué diferencia de este “cicerone” con otros a los que solemos toparnos en museos y monumentos! Este guarda en autor de una guía del monasterio de Suso y hombre de grandes conocimientos literarios.
Como detalle curioso, a la salida del monasterio se vendría el último libro de “Latxaga”, titulado “Errioxako San Millan. Euskal Iturri”. Según Lejarraga, obra de gran éxito a juzgar por las ventas.
      Y de Suso a Yuso, al monasterio denominado “El Escorial de la Rioja”, donde su prior, el P. Rafael Euba, vizcaino, fue mostrando las maravillas del museo, de la biblioteca, el templo claustro, etc.
      A la despedida surge el deseo de la próxima visita, de una visita que el vicepresidente de la Diputación, dirigiéndose a la Academia de la Lengua Vasca, deseó que tuviera lugar muy en breve.

      La Voz de España. 18-06-1974. Texto y fotos: JAVIER ARAMBURU

gorantz-arriba


HISTORIA DE LA PRESENCIA DEL VASCUENCE EN LA RIOJA
José J. Bta. Merino Urrutia

Disertación leída por el autor en el Salón de los Reyes del Monasterio de Yuso, al ser nombrado académico de honor de la Academia de la Lengua Vasca. 1974

      HEMOS oído con verdadero interés el d!scurso de entrada del Académico de Número de la Lengua Vasca, y amigo mío, Alfonso lrigoyen y a la contestación de nuestro Presidente el Padre Luis Villasante, y voy a tener ahora el honor de participar en este solemne acto de conmemoración del X centenario de las primeras palabras escritas en vascuence por el monje glosador, y sin duda bilingüe, que aparecen en el códice conocido de las Glosas Emilianenses.
      Se da la feliz coincidencia de que en esas mismas Glosas aparecen los primeros balbuceos de castellano, efemérides que ha recordado ya la Real Academia Española en esta lápida que tenemos a la vista. Agradezcamos a la orden de Agustinos Recoletos su colaboración, que ha hecho posible se celebre este acto con toda solemnidad dada la trascendencia histórica que tiene para el vascuence.
      Tiene para mí especial singularidad este acto y por ello me vais a permitir que haga alguna alusión a mi persona, ya que soy riojano por nacimiento, arraigo continuado y por vínculos de sangre, por otro lado Bilbao, donde he residido normalmente a partir de los primeros meses de mi vida, me ha dado la sangre del espíritu, parodiando la frase de Unamuno.
      He de añadir de una manera sintética que en mi está hermanado de una manera indeleble lo vasco y lo castellano. Entre mis apellidos castellanos se mezclan en los paternos los alaveses Ochoa de Chinchetru y López de Vallejo, y entre los maternos tengo el Urrutia que salió de Elorrio para la Rioja, y con el cual enlazan los apellidos Berano, Eizaguirre de Azpeitia, lchaso, Eztala Urrutia, Ariz y Aguiriano entre otros. El motivo de la emigración de tales antepasados míos a la Rioja fue para tomar parte de las plantillas de los muchos artífices que salieron a tierras riojanas, durante varios siglos, para dedicarse a muy diversas tareas de la construcción.
      Después de este preámbulo de tipo personal creo que interesa conocer la importancia monasterial de la Rioja, en cuyas tierras se levantaron los conventos de San Millán de Suso y de Yuso, de Albelda, de Valvanera, de Nájera y el de San Miguel de Pedroso, que aunque hoy esté en la provincia de Burgos, no lejos de Belorado, puede considerarse unido a las tareas que en el medievo realizaban los monasterios riojanos, precisamente en el momento en que se estaba gestando la nacionalidad española.
      Gracias a contar la Rioja con estos centros monacales pudieron, recogerse en sus escritorios los primeros aconteceres históricos, fuentes que han podido llegar hasta nosotros en los Cartularios de cada uno de ellos, por virtud de los cuales podemos conocer hoy lo que pasó en aquellos tiempos remotos. Ahora he de hacer poco uso de fuentes históricas para dar a conocer algunas pruebas de la presencia del vascuence en la Rioja, para lo que me servirán, en cambio, las orientaciones de los prehistoriadores y la ayuda de la toponimia menor recogida y publicada por mí durante buen número de años en las largas estancias en mi casa de Ojacastro.
      El nombre de la "Rioja" figuró por primera vez en el Fuero de Miranda del año 1099. Parte de sus tierras se integraron en 1832 en la actual provincia de Logroño, cuyos límites nada tienen que ver con los geográficos, y sobre todo con la Rioja de la época prehistórica que vamos a estudiar a continuación.
      Después de estas explicaciones de tipo histórico empiezo por utilizar la prehistoria a fin de dar a conocer cuáles fueron las razas primitivas antepasadas de los actuales riojanos. Esta ciencia, cada vez con más cultivadores, me sirve de guía para tal conocimiento, y con ella podremos caminar con cierta seguridad para poder tener alguna orientación de la primera habitación humana que vivió sobre las tierras riojanas y deducir alguna hipótesis alrededor del tema que me ocupo. No hay que olvidar que la prehistoria, por motivos obvios, se halla en cosntante renovación de criterios, ya que éstos se modifican con cada nuevo descubrimiento que se consigue en las excavaciones, que echa por tierra anteriores apreciaciones.
      Entre los trabajos más destacados de los prehistoriadores me sirven de guía los del maestro Luis Pericot, así como también las opiniones que recoge con el mismo título José María Gómez Tabanera, libro publicado en 1967, en el que pueden verse varios artículos que pueden servir a quien desee tener mayor contraste de pareceres y conocer cómo se encontraban en esa fecha los trabajos prehistóricos en España.
      Además de estas consideraciones preliminares no debe olvidarse que la Rioja fue siempre región muy codiciada por los que habitaron en sus cercanías, ya que sus tierras eran más ricas agrícolamente consideradas, y que por lo tanto se dieron en ellas desde la prehistoria acciones de guerra por poseerlas. En esta idea se hallan de acuerdo las opiniones de los prehistoriadores. así como en el nomadismo, que era frecuente en la primera población de pastores y cazadores que llegaban de las montañas del Norte de la Península. detalle que dificulta cualquier juicio sobre pueblos y razas que primitivamente habitaron las ricas tierras riojanas, que se asentaron en las vegas de sus ríos, que desembocan en el Ebro. Esta inquietud de los primitivos pueblos, base de los actuales riojanos. duró hasta la final integración de la Rioja con Castilla.
      No se han hecho demasiados trabajos de excavación en las tierras de la Rioja, y además se han realizado de una manera aislada. hasta que en estos últimos años se han intensificado, como veremos más adelante.
      Después de nuestra guerra civil, la Comisión Provincial de Monumentos de la Rioja, con ayuda de la Diputación de Logroño, encargó al malogrado prehistoriador Blas Taracena varias excavaciones de los yacimientos más importantes, que continúo Augusto Fernández Avilés. Unicamente se realizaron excavaciones exploratorias en El Redal y Cantabria, y en el estudio de nuevos trabajos para conocer la importancia riojana. En el primero aparecieron datos de la industria lítica y un buen lote de vasijas. El prematuro fallecimiento de Taracena y nuestra guerra interior paralizaron los trabajos. Ambos yacimientos han vuelto a ser excavados ahora y se han publicado sus hallazgos, en unión de los realizadores en estos años, de que me ocuparé después. El libro que recoge estos datos acaba de editarse bajo la dirección del profesor de la Universidad de Navarra Alejando Marcos Pous. El citado libro se publicó en Logroño con el título Miscelánea de Arqueología Riojana, el año 1973.
      Desde fines del siglo pasado el incansable investigador don Pedro Gutiérrez Achútegui se dedicó con interés a salvar muchas piezas de Calahorra y su amplia zona, cuyos hallazgos pueden situar la población de esa zona riojana entre 1800 a 1400 antes de Cristo. Se localizó también el Dolmen de Peciña al pie de la Sierra de Toloño, y otro muy abandonado en Nalda, no lejos de Logroño.
      Se ha publicado en el libro referido una interesante colección arqueológica recogida por don Julio Rodríguez, profesor del Seminario de Logroño, que tiene mucho interés para quien quiera profundizar los estudios de que me vengo ocupando.
      Profesores de la Universidad de Navarra, dirigidos por el citado profesor Marcos Pous, y secundados por otros profesores de esa Universidad y de la de Zaragoza, han excavado sistemáticamente distintos yacimientos y han recogido en el mismo libro el resultado de sus trabajos. De las excavaciones anteriores se deduce que la primera habitación humana de la Rioja puede fijarse en la Edad de Piedra, acaso en el neolítico, y me sirve como uno de los argumentos que presento para documentar mi tesis sobre la época en que puede fccharse la presencia del vascuence.
      Para dar una idea de las tribus que poblaron la Rioja he compuesto un mapa siguiendo las ideas recogidas de autores solventes. En él indico gráficamente la situación de las que poblaron la Rioja, que en su mayor parte estuvo ocupada por los "berones", y una porción parecida de la zona Sur por los "bascones", y por el Norte, en una pequeña parte, se asentaron los "autrigones". No podernos afirmar todavía cuál fue el idioma que hablaron esas primitivas tribus, que a mi juicio no cabe duda que poseían el vascuence, puesto que dada la abundancia de los restos de la toponimia menor que hemos conseguido de esa lengua tiene gran fuerza, como luego veremos citada, mientras no haya pruebas en contrario.
      Probada ya la existencia de la habitación humana en la Edad de Piedra, viene a mano lo que nos dice el profesor Luis Pericot en el discurso pronunciado en la clausura del XII Pleno del Consejo Superior de Investiagaciones Científicas -1952-. Dado su interés copio uno de sus párrafos, que dedica a la posible presencia del vascuence en el prehistoria:

      "Precisamente por ser (el vascuence) el único idioma que se escapa visiblemente de la prehistoria, porque Dios ha hecho el milagro de conceder a España esa reliquia del Paleolítico o del Neolítico. ¿Quién sabe qué es la lengua vasca? Nada puede en los países europeos devolver a un hombre del siglo XX la sensación de transponerse a 5 ó 10.000 años antes. A nosotros nos basta para ello con escuchar a unos campesinos vascos en alguna de sus fiestas populares improvisando en su vieja lengua y cerrar los ojos. ¡Estamos oyendo a unos pastores neolíticos o acaso a quienes pintaron Altamira!".

      Después de esta autorizada opinión sobre la antigüedad del vascuence presento otra prueba, indiscutible a mi juicio, que quiero unir a la ya expuesta, que ayuda a concretar cuál fue la lengua que habló la primitiva población que pervivió en las tierras de la Rioja. Se trata de la toponimia, ciencia que nos facilita hoy como un libro abierto, los nombres que se dieron primitivamente de los ríos, términos y accidentes del terreno que han perdurado hasta ahora. De la recogida de esa toponimia menor vasca me ocupé hace bastantes años publicando varias listas de mis campañas, y tuve la suerte de encontrar buen número de esos nombres. Entre éstos tienen aun mayor importancia los que se aplican a los ríos y a sus afluentes, ya que sus nombres estimo que son los primeros que se designan por los que llegan a pisar las nuevas tierras. Esas listas se publican, en mi libro El Vascuence en la Rioja y Burgos, año 1962. Por cierto. que entre los nombres vascos se halla el de "Oia", que con la palabra castellana "Río" por delante se forma el de la región de la que nos estamos ocupando. Y estimo que ese nombre y el de los demás que figuran en mis listas, no se les puede achacar que sean de época de la repoblación, a la que, según algunos opositores suponen, se deben todos los toponimos vascos en la Rioja, sin que ellos se den cuenta que cuando llegó esa repoblación en los siglos IX y X ya se ha hablado el vascuence en la Rioja, como quedará probado después. Cuando en efecto tuvo lugar tal repoblación en los citados pueblos en esos siglos fueron descendiendo de las montañas de la antigua Bardulia y de las tierras que ocuparon los Caristios, que se asentaron en las que quedaron libres cuando los árabes fueron empujados hacía el Sur. Estos hombres del Norte, con los que llegaron de las tierras de Alava, se fueron estableciendo en las ricas vegas del río Oja y del Tirón, donde fundaron poblados, a los que con frecuencia imponían su nombre y agregaron el sufijo vasco "Uri", que ha sido la base de los nombres de buen número de actuales municipios, que han conservado hasta hoy los nombres fundacionales.
      En la Rioja Media y Baja los toponimios vascos recogidos se aminoraron bastante, porque en ambas zonas, entre otras razones, acaso más imprecisas, pervivieron los árabes mayor número de años que en la Alta, y por esta causa muchos nombres vascos se arabizaron en ella, como ocurrió con los de algunos pueblos, tales como Albelda. Alberite, Alfaro y Alcanadre, de la Rioja Media y Baja, que tienen marcado arabismo. Además de esta influencia, no debe olvidarse que en toda la toponimia hispana se encuentran celtismos e iberismos, que no han de faltar también en la Rioja, de cuyas lenguas en esa tierra faltan trabajos, a fin de descriminar bien la toponimia. No hay que olvidar además que es cruce de lenguas y que algunos creyeron que el vasco y el íbero eran las mismas cosas que aún se siguen discutiendo y es problema que aún está sin desvelar.
      Pero además de la importante prueba que nos da la toponimia menor, tenemos también la que nos dan los antroponios medievales, que pueden verse en los cartularios de los grandes monasterios riojanos que hemos citado, de los que he publicado abundante lista de nombres vascos en varios de mis libros, entre ellos el que he citado. Todos estos datos ayudan a corroborar cuanto vengo diciendo sobre la época del vascuence en la Rioja, además de lo que voy a manifestar.
      En mis pesquisas por archivos y bibliotecas tuve la suerte de descubrir entre las muchas "Fazañas" que copian Marichalar y Manrique en su Historia de la legislación, una que sigue siendo adecuadísima para demostrar que el vascuence fue lengua hablada en la Rioja. La publiqué en el año 1932 en uno de mis primeros trabajos que salieron en el "Boletín" de la Sociedad Geográfica Nacional, después de hacer un detenido estudio para fecharla. Después que la di a conocer se ha estimado por profesores y lingüístas que han tratado de ese tema como indiscutible para asegurar que el vascuence tiene en la Rioja la época que vengo sosteniendo. La fazaña aludida puede verse en la página 273 del tomo II de dicha obra, y que copiada a la letra dice así:

      "22 de una fazanya de Don Moriel Merino Mayor, et del Alcalde de Oia-Castro. Esto es por fazanya que el Alcalde de Oia-Castro mando prendar D. Morial que era Merino de Castilla porque juzgara que el ome de Oia-Castro si le demandase ome de fuera de la Villa o de la Villa que el recudiese en Vascuence. Et de sopo D. Morial en verdad, que tal fuero habián los dos de Oia-Castro, e mandol dexar e dexaronle luego a que juzgase su fuero".

      Como los referidos autores no señalan fecha de la fazaña, puesto que de las 29 que presentan, en unión de la citada, no exceden, según ellos, de Alfonso VIII, tuve que investigar en el tiempo de la Merindad de don Morial o don Morael para fechar la que presento a los lectores, y pude averiguar que el citado don Moriel fue Merino Mayor de Castilla de 1234 a 1239.
      De modo que la fazaña en cuestión queda comprendida entre los años citados y, por lo tanto. demostrado documentalmente que en la Villa de Ojacastro se hablaba aún el vascuence en la primera mitad del siglo XIII.
      Como queda demostrado en la citada villa, cabeza del extenso valle en la Edad Media, el vascuence era lengua hablada por todos sus habitantes hasta el punto que llegó a exigir que se dictara la disposición copiada, que es una prueba más de cuanto vengo diciendo. que en unión de lo que se desprende de la arqueología y de la toponimia hay que concluir y asegurar la presencia del vascuence en ia Rioja como única lengua desde la llegada de la primera población a sus tierras. También puede juzgarse que el vascuence hablado existiera hasta fechas bastante posteriores a la fazaña citada.
      Me interesa añadir que las costumbres y forma constructiva de las vieias construcciones en los actuales pueblos son todavía hoy, sobre todo en la sierra, fiel reflejo de la etnología de los aborígenes que primeramente habitaron en las cabañas de la sierra, que aún pueden verse relacionadas en la primera documentación de los siglos IX y X. Al aumentar esas construcciones se formaron las aldeas de las Sierras de la Demanda y Cameros que, al agruparse y crecer, dieron lugar a los actuales municipios.
      En obsequio a la brevedad omito varias conclusiones, que figuran en mi libro, que aclaran aún más cuanto vengo diciendo, pero antes de terminar estimo que debemos sacar de este solemne acto milenario algunas consecuencias que redunden en beneficio de los estudios de la lengua vasca, y a tal fin voy a proponer dos conclusiones, una de las cuales la enuncié ya en mi referido libro.
      La primera se refiere a la conveniencia de continuar la recogida de toponimia en los límites que quedan indicados de las zonas de Rioja y Burgos, donde se habló vascuence. Es labor lenta y penosa, pues debe hacerse sobre el terreno, pero la tarea puede ser premiada con positivos resultados. Debe hacerse en equipo, si fuera posible con universitarios en la época de vacaciones, que pudiera patrocinar el Instituto de Estudios Riojanos, ya que nos viene dando muestra de su dedicación al tema, en su ayuda en el acto que hoy celebramos. Para ese trabajo supongo fundadamente que se contará con el eficaz asesoramiento de la Academia de la Lengua Vasca.
      Tal tarea puede ser completada con la investigación de datos toponímicos e históricos sobre esa lengua, y además otros sobre la historia civil y eclesiástica de las Vascongadas, que deben obtenerse en los archivos de las catedrales de Calahorra y Santo Domingo de la Calzada, que hasta el siglo pasado estaban integradas aquéllas en ambos Obispados. Con el mismo propósito deben investigarse los archivos de Protocolos de Logroño y los de algunos Municipios radicados en las zonas limítrofes aludidas. Tales investigaciones pueden servir para desvelar el nebuloso clima que han presentado hasta hoy los estudios del vasco-iberismo en la zona a investigar.
      Y concluyo dirigiendo un ruego a la Academia de la Lengua Vasca que considero de gran oportunidad, por estar entre nosotros una gran representación de académicos de esta vieja lengua en estas tierras riojanas que se castellanizaron, como hemos visto a partir del siglo XIV, lengua que debe estudiarse con el propósito que aumente su difusión, a pesar de los conflictos lingüísticos que por doquier la acechan. El ruego se refiere a la conveniencia de utilizar el bilingüismo en todas aquellas publicaciones que se considere factible, y que a la vez la Academia recomiende su uso, pues, a no dudarlo, el bilingüismo sería bien acogido entre los no hablantes. Yo creo que con esta facilidad el vascuence ganaría adeptos y estima, pues no debe olvidarse su gran importancia entre las lenguas que se hablaron primitivamente en las tierras de España.
      Doy por terminado este trabajo sobre la historia de la presencia del vascuence en la Rioja, cuyos juicios someto a otro mejor criterio y a las nuevas pruebas que aparezcan para su establecimiento.

gorantz-arriba



EL FOLKLORE EN EL VALLE DE OJACASTRO

Con tradiciones y detalles de la vida rural de los pueblos de
Ojacastro, Ezcaray, Valgañón, Zorraquín, Santurde y Santurdejo

IER. Logroño - 1949

     PRÓLOGO

     El estudio de las costumbres de las variadas regiones españolas en su aspecto etnológico y la recogida de sus peculiaridades, se ha llevado hasta ahora de una manera amplia, abarcando grandes regiones, casi siempre zonas provinciales. Existen, sin embargo, varios trabajos que se circunscriben al estudio completo de un pueblo o región geográfica.
     Estas últimas pueden presentar una idea más acabada de las costumbres de cada región al estudiarlas en conjunto, presentando todos los variadísimos aspectos que abarca su folklore.
     Así lo estima el maestro don Luis de Hoyos Sáinz, que con don Telesforo de Aranzadi fueron los iniciadores de los estudios etnológicos en España, tratándolos de una manera sistemática.
     Julio Caro Baroja, entre las varias disciplinas que cultiva con gran competencia, ha publicado variados trabajos sobre esta materia y sobresale entre ellos el reciente: "La Vida Rural en Vera de Bidasoa". En el prólogo de esta monografía etnológica propugna también por la convivencia de que se escriban trabajos parecidos sobre localidades o regiones naturales que presenten todo el caudal costumbrista que atesoren, reuniendo sus más pequeños detalles. Tal obra es una prueba de la citada afirmación de su autor, fino observador de la vida campesina de su pueblo natal.
     Siguiendo este criterio he preparado este trabajo con los datos que había reunido con anterioridad durante mis largas estancias en el país, en unión de otros materiales adquiridos recientemente sobre la vida campesina y las tradiciones de los pueblos del Valle de Ojacastro, que forman un conjunto geográfico definido y que han tenido una vida común con un relativo aislamiento de los Valles vecinos, pero manteniendo cada poblado las características que quedan detalladas al estudiarlos. A la vez que los datos citados se agregan otros de pueblos vecinos, que como se verá tienen fisonomía idéntica, aunque algunos sean de la provincia de Burgos.
     El trabajo se ha ceñido a la presentación del mayor número de detalles de la vida pastoril y campesina desde su albores históricos, añadiendo previamente determinados aspectos prehistóricos como antecedente preciso. He procurado mostrar todo el sedimento tradicional que nos legaron nuestros mayores, que es al fin la mejor ejecutoria a que pueden aspirar los hombres, sin que sirva de desdoro la sencillez de sus vidas.
     Estimo que han de interesar los relatos recogidos en este Valle, en el que nace y discurre el histórico Río Oja, por la gran riqueza folklórica que presentan, muchos de ellos semejantes a los que nos ofrece la tradición de los habitantes de las Sierras Riojanas de Cameros y Urbión, en donde nacen los ríos Najerilla, Iregua, Leza y Cidacos, que desde su nacimiento desciendesn hacia la ubérrima llanura riojana que bordea el Ebro.
     Es de desear se hagan trabajos de conjunto de esos Valles y de las demás comarcas geográficas riojanas, a fin de que en fecha no lejana se pudiera conseguir la reunión de todo el folklore, que será rico en modalidades, ya que ha sido tierra influenciada por los distintos pueblos que codiciaron su fértil suelo. Hasta ahora son pocos los trabajos dedicados a estos estudios en la Rioja, pues aparte los publicados por don Blas Taracena, don Ismael del Pan, don José Magaña, don Bonifacio Gil, don Gonzalo Manso de Zuñiga, etc, están por hacer los estudios parciales aludidos. Y es fuerza repetir la urgencia en la tarea, dada la rápida desaparición del materila folklórico por la unificación costumbrista que viene imperando.
     Este trabajo fué presentado al concurso de los Juegos Florales que se celebraron en Logroño en el mes de Septiembre de 1948, con motivo de la II Exposición de Ambas Castillas y obtuvo uno de los premios.
     Los dibujos a pluma son de mi sobrino J.D. de Echevarría y el que representa el "Estandarte del Rey de las aldeas", de J.M. Pinilla. Las fotografías fueron sacadas por mí.

     Ojacastro, Septiembre de 1949.


EL FOLKLORE
EN EL VALLE DE OJACASTRO

Con tradiciones y detalles de la Vida Rural de los pueblos de Ojacastro, Ezcaray, Valgañón, Zorraquín, Santurde y Santurdejo.

     No pretenden estas notas otra cosa que dar a conocer a los etnólogos y curisos una serie de costumbres y tradiciones de los cuatro pueblos del antiguo Valle de Ojacastro, y de sus dos más cercanos, muchas de ellas desaparecidas y otras a punto de perderse.

DESCRIPCIÓN DEL VALLE

     Su geografía.- Desciende el Valle de las estribaciones de la Sierra de la Demanda, y desemboca en la Comarca de la Rioja Alta, que ahora corresponde a la provincia de Logroño, cerca de la población de Santo Domingo de la Calzada.
     Limita el Valle por el Este con el pueblo de Pazuengos y el Valle de San Millán, del que está separado por una cadena montañosa. Al Sur, o sea al fondo, se encuentra la altiplanicie de la Demanda y las tierras de la provincia de Burgos, más altas desde luego que las que riega el Oja. Por el Oeste sigue la provincia de Burgos, de la cual está separada por las elevadas planicies de Pradilla y la zona montañosa que sigue hasta las estribaciones de los pueblos de Morales y Grañón.
     Desde luego, la gran salida del Valle fué el camino que desde Ezcaray pasaba por Ojacastro y Santurde para llegar a Santo Domingo de la Calzada, hasta mediados del siglo XIX, y que a partir de esa fecha se convirtió en carretera del Estado.
     Las demás comunicaciones practicables han sido caminos de herradura. Los más importantes son: el de la Demanda que sigue el río Oja hasta la aldea de Posadas, y desde allí trepa el paraje llamado la Cruz de la Demanda y sigue al pueblo de Barbadillo de Herreros, en la provincia de Burgos, que salva alturas superiores a 1.900 metros. Modernamente se ha construido una carretera que desde Ezcaray sigue a Pradoluengo y Burgos.
     Precisamente ha conservado el Valle mucho carácter haste el día, por su especial situación geográfica. En mis trabajos sobre el vascuence en este Valle queda hecha ya una ligera descripción (1) y de algunas costumbres que ahora voy a ampliar. Prueba de su aislamiento fué la persistencia del vascuence en sus tierras, cuando ya el castellano se había extendido por todas las limítrofes. Como la mayor parte de la toponimia del Valle y zonas cercanas es vasca, un estudio a fondo puede dar a conocer muchos arcaísmos de todo orden, ya que el vascuence, como es sabido, en sus designaciones es descriptivo.
     En la parte alta del Valle nace el Río Oja que dió nombre a la región. Discurre con gran desnivel, y en las épocas de lluvia y nieva llena el ancho lecho cascajoso, que queda seco la mayor parte del año. De ahí que en el país se le llame "GLERA" o "ILERA".


     El poblado de mayor vecindario es Ezcaray, que se encuentra el primero entre los pueblos que voy a estudiar, y está situado en las márgenes del río, a unos 800 metros sobre el nivel del mar, y en un ensanchamiento del Valle. Es el centro de los otros pueblos, y de las aldeas enclavadas en su mayoría en la parte montañosa. Muchas están situadas aguas arriba de la citada villa en el Valle principal y otras en los distintos barrancos y vallecitos que a él afluyen. Se hallan ya arruinadas Espurgaña, Santa María de Lueñe, San Juan, Lazalaya, Sagastia, Ermua o Surabura y Bonicaparra. Están aún en pie y pobladas Turza, Cilbarrena, Urdanta, Zaldierna, Azarrulla, San Antón, Posadas, Altuzarra y Ayabarrena. Estas aldeas tienen entre sí límites que se respetan sus vecinos. La jurisdicción de este pueblo es muy extensa y llega hasta el cerro de San Lorenzo, que tiene 2.262 metros de altura. El primitivo límite con Ojacastro lo establecieron las aldeas de uno y otro pueblo.
     A un lado de Ezcaray, y a su izquierda, se abre un corto y apacible valle en el que se encuentra primeramente el pequeño poblado labriego de Zorraquín.
     En el fondo montañoso se halla recostado el pueblo de Valgañón, que limita con la provincia de Burgos y tiene mayor vecindario que el anterior.
     En la parte Oeste del último pueblo se forma una planicie con más de 1.200 metros de altura, y primeramente se halla la aldea de Valgañón, llamada Anguta. Cerca de ésta se encuentran los pequeños poblados de Pradilla, Eterna y Avellanosa, de la provincia de Burgos. cuyas costubres y etnología conservan aún muchos rasgos primitivos, dado su alejamiento y la falta de medios de comunicación, pues todavía no ha llegado el carro a esos cuatro poblados. Toda su fisonomía actual se parece a la que voy a estudiar, conservando aún mayores arcaismos.
     A poca distancia de Ezcaray, y aguas abajo, se halla Ojacastro, también al lado del Río y dividido en tres barrios: Nuza o de Arriba, Barrumbarro o la Plaza y del Pisón (2) o Bajero. Hasta mediados del siglo XIX, sus aldeas se agrupaban en dos cuadrillas, llamadas Arrupia y Garay, a la derecha y a la izquierda del Río. La primera comprendía las aldeas de Ulizarna, Uyarra, Santasensio, que aún existen, y Escarza y Larrea, arruinadas ya. En la de Garay se agruparon Amunartia, Tondeluna y Arbiza, habitadas todavía, y Zabárrula, Matalturra, Masoa y Espidia que se arruinaron hace tiempo.
     Dos se hallan en la parte baja y las demás en los montes de su extenso término. Se da el caso que las aldeas citadas se edificaron en los límites de la jurisdicción de este pueblo y han servido para conservar sus pastos de la codicia de los inmediatos y a la vez sus tierras.
     Siguen aguas abajo los pueblos de Santurde y Santurdejo, que aunque no formaron al comienzo parte del Valle políticamente, pueden asimilarse a él, dada su posición geográfica, y son los que establecieron la transición entre el Valle y la parte llana de la Rioja Alta. El primero se halla en la margen izquierda del Río, y el segundo edificado a lo largo de un profundo barranco que se inicia en el pueblo de Pazuengos, cuyas aguas desembocan por la derecha al río principal.
     El vecindario y el número de casas de cada pueblo en la época del catastro del Marqués de la Ensenada, año 1752, eran los siguientes:

Ezcaray, 134 vecinos en la Villa. 132 vecinos en las 11 aldeas que en esa fecha estaban pobladas y por consiguiente la mitad del vecindario poblaba la Villa y la otra mitad las aldeas. 266 en total.

Zorraquín, 20 casas habitadas con 19 vecinos. 12 casas sin habitar. 22 casas arruinadas
Valgañón, 163 casas habitadas con 140 vecinos. 142 casas habitables. 8 casas inhabitables. 13 casas arruinadas.
Ojacastro, 142 casas habitadas con 178 vecinos. 21 casas inhabitadas. 56 casas arruinadas.

     Las aldeas de este pueblo sumaban, hasta mediados del siglo XIX, la mitad de las casas y vecinos, y estaban a la vez divididas en las dos cuadrillas citadas, que tenían por cierto igual vecindario.

Santurde, 83 casas habitadas con 74 vecinos. 20 casas inhabitadas. 11 casas arruinadas.
Santurdejo, 78 casas habitadas con 73 vecinos. 6 casas inhabitables. 3 casas arruinadas.

     Considerados los datos transcriptos en relación con el número de habitantes que hoy tienen los pueblos del Valle, nos encontramos que ha disminuido Valgañón, que se mantienen inalterables Ojacastro y Zorraquín y que han aumentado Ezcaray, Santurde y Santurdejo.
     La reducción del número de habitantes en Valgañón se debe a que hace años desapareció la artesanía que en ese pueblo se dedicaba a la fabricación de paños y los pocos cultivos que consienten sus tierras no pueden absorber los brazos que quedaron sin ocupación, habiéndose producido la natural emigración, a Madrid principalmente.
     El crecimiento de Ezcaray es debido a que ha podido mantener su artesanía, transformándola, como veremos más adelante. Respecto a los otros dos pueblos, el aumento obedece a la ampliación de sus cultivos agrícolas por la supresión de los barbechos merced a la bondad de sus tierras, mejoradas en parte por la ampliación de riego.
     El vecindario de las adeas de Ojacastro y Ezcaray ha disminuído sensiblemente en beneficio de su casco urbano, fenómeno que se debe a la falta de buena vivienda y de las primarias condiciones de vidad. También se debe a la decadencia de la ganadería y la despoblación de los bosques, que eran los medios de vida de su población, como luego veremos.
     A partir de los pueblos de Santurde y Santurdejo se va ensanchando el Valle que termina antes de la Ciudad de Santo Domingo de la Calzada, fundada por el Santo protector de peregrinos, los cuales pasaban, camino de Santiago de Compostela, por su actual emplazamiento.

 

CARÁCTER DEL VALLE


     La vida pastoril y la rudimentaria agricultura de la primera época histórica fué transformándose a medida que los nuevos cultivos necesitaron mayores roturaciones.
     La ganadería lanar y vacuna ha sido muy importante en el Valle y ha dado ocupación y alimento a sus habitantes.
     Al desaparecer los pastos de las tierras más llanas, buena parte del ganado lanar pasaba los inviernos en Extremadura, sobre todo el de los grandes ganaderos de Ezcaray.
     Dada la corta agricultura, los habitantes del Valle, sobre todo en la primera época, hubieron de buscar en otros oficios los medios necesarios para su sustento. Así vemos florecer la artesanía textil que en su lugar detallamos, la cual tuvo importancia en Ezcaray y también en Ojacastro y Valgañón, conservándose aún en el primer pueblo, algo industrializada.
     La vida de los tres citados centros urbanos se desenvolvía entre el campo y el fallar, que los vecinos tenían en su propia casa. Únicamente en Zorraquín no hubo artesanía, sin duda por la falta de agua para accionar molinos y batanes, y a que su reducido vecindario pudo tener ocupación en la agricultura.
     En estos cuatro pueblos y en Santurde y Santurdejo se ha dedicado buena parte del terreno llano a pradera artificial, aprovechando los muchos ríos y arroyos. En estas praderas pacen el ganado vacuno y caballar en primavera y otoño, dándose con dalle una siega alrededor de Santiago. El heno, vellón, como se le domina en el país, se ata en gavillas y se mete en los pajares para alimentar al ganado durante el invierno.
     La población de Ojacastro, Santurde y Santurdejo, es desde hace tiempo más acusadamente labradora que ganadera. Por un lado la mejor utilización de las tierras con los cultivos de las hortalizas y patatas, y por otro la mayor extensión de tierra dedicada al cultivo de cereales.
     El ganado lanar se ha reducido mucho y sólo se mantiene en los cuatro pueblos, sobre todo en las aldeas de Ezcaray y Ojacastro. El vacuno de recría y de labor, en todos ellos.
     De todos los datos expuestos se deduce que, primitivamente, estuvieron más pobladas las montañas que circundan el Valle, restos de cuya habitación son la mayor parte de las aldeas citadas. Hasta el siglo XVIII, el vecindario de ellas, tanto el de Ezcaray como el de Ojacastro, era mayor que el de las Villas. En documentos primitivos se descubre la existencia de cabañas, corral de ganado y habitación de pastores a la vez, de cuyos restos han quedado esas aldeas, y así se dice repetidamente en ellos «Ezcaray y sus cabafias>, «Gjacastro y sus cabañas», « Zorraqufn y sus cabañas ». Eran numerosas por cierto hasta el extremo de que para sus habitantes había culto en los primitivos y reducidos. Monasterios, de que hay noticia en el Valle que coincidían con esos primarios núcleos de población. De ahí y de otros hechos puede afirmarse, que la primitiva población era pastoril. Es curioso leer, a propósito de esta población de las montaRas, en documentos anteriores a 1509, que entre Valgafión y Ojacastro, a unos 1.500 metros de altura, existía la era del Palacio de la Reina, prueba de que se cultivaban esas tierras altas que hoy son montes. Pero aún hay más. En toda la toponimia de los pueblos más altos, Valgañón, Zorraqufn, y hasta en la de Ojacestro, se comprueba la existencia de vifiedos, y muchos de ellos, los del llano, adoptaban la forma de parrales, sobre todo en dicho último pueblo. No sólo se hallaban eñ el llano, 800 m. de altura media, sino que se veían hasta en las montañas. Así en un documento de 1545 que se encuentra en el Ayuntamiento de Ojacastro ae lee que, estando un testigo «cellando una cuba en la aldea de Larrea». Esta aldea hoy desaparecida se encontraba a más de 1.500 metros de altura.
     No se puede precisar la fecha en que se desceparon estos vitiedos. Sin embargo, en un documento de 1590, ante el Escribano de Ojacastro, Pedro Pérez de la Puente, el Procurador Síndico se dolía de que se desceparan muchas viñas en los términos de Irionda, Guísala, Quiricia y Malarriña, con lo que se seguía grave perjuicio para el pueblo, pues ellas producían más de 20.000 cántaras, que representa una importante cantidad en el consumo del mismo.
     Asombra leer estos datos cuando hoy las viñas sólo se cultivan a 600 metros de altura, o sea en el limite de Santo Domingo de la Calzada y Castañares. Este descenso del viñedo puede obedecer a un indudable enfriamiento de la tierra. Es lógico por otro lado, que el hombre habitara estas montañas cuando podía gozar del regalo que proporcionaban las vides y la abundancia de la caza, pues hay constancia de existir corzos y venados todavía en el siglo XVII.
Aparte del singular cultivo de la vid, se labraban las tierras altas de los montes, las cuales se sembraban de centeno, de cuyo grano se hacía el pan. La tierra llana se destinaba, en la primera época, a praderas únicamente y al cultivo de algunas hortalizas.
     A partir del siglo XVI fué creciendo con vida independiente cada núcleo de población, sobre todo los que se edificaron cerca del río, desapareciendo, paulatinamente las cabañas, a medida que los medios de vida de las montañas fueron reduciendo la población de las aldeas, fenómeno éste que viene acentuándose en nuestros días.
     En las aldeas de Ojacastro, y sobre todo en las de Ezcaray, han participado las mujeres en los más rudos trabajos del campo, y aún continúan haciéndolo en nuestros días, sustituyendo a los hombres en muchas tareas.
     Entre otras ocupaciones, aran y siembran las tierras, mientras los maridos van al monte y llevan la leña a Ezcaray. Cavan las huertas y patatales.
     Las madres con hijos pequeños, cuando iban al trabajo, los llevaban a la espalda, atados con el orillo de los paños de buriel, al que daban varias vueltas para que quedase bien sujeto.
     Este endurecimiento de las mujeres del Norte ya se ha estudiado antes de ahora y merece consignarse aquí lo que ocurre en este Valle, para ensanchar el área de este singular fenómeno.
     También los hombres eran más fuertes y se entregaban a trabajos más rudos. Ejemplo de esta afirmación es la costumbre de cargarse grandes pesos. Hasta los primeros años de siglo los granos se envasaban en las eras en grandes sacos llamados costales, que transportaban a los altos de las casas. Su capacidad era tres fanegas. Cuando se llenaban de trigo pesaban 129 kilos. Ese costal se lo cargaba al hombro antes de ponerlo sobre el lomo del caballo y al descargarlo lo subía a la espalda hasta el alto de la casa.
     Al modificar los medios de vida de estos pueblos por el abandono del cultivo de las tierras altas, por la práctica del de las bajas, y el cese de la fabricación de paños en forma de artesanía, sistema que principalmente rigió en el Valle, casi toda la población de los pueblos se entregó a la agricultura, que exigió más brazos al contar con más y mejores terrenos en cultivo, como después veremos. Prueba de ello es que la densidad de la población no se ha alterado sensiblemente.
     Excepción de lo dicho es lo ocurrido en el poblado urbano de Ezcaray que ha seguido creciendo hasta principios de siglo, debido al establecimiento de algunas industrias de bayetas, patíos, boinas y derivadas de la madera, que viene dando ocupación a buena parte del vecindario. A partir de esa fecha se halla estacionado el crecimiento por la competencia que sufren estas industrias.
     Por otro lado recibe Ezcaray algunos vecinos de las aldeas que periódicamente abandonan las casas que van quedando ruinosas.
     Este detalle se da también en Ojacastro, cuyo casco urbano viene creciendo merced a los vecinos que dejan sus aldeas.
     Estos son los rasgos más salientes de los pueblos del Valle. En los respectivos apartados que siguen iré dedicando nuevos detalles de su carácter.

MAGIA - BRUJAS

LEYENDAS

EL LENGUAJE

CHUETES

ARTE RITMICO


DANZA DE TREVIANA

LA FAMILIA

Criados, Herencia

Muerte, Comidas funerarias

SANTA AGUEDA, SAN JORGE, SAN ANTON

LAS FIESTAS Y JUEGOS POPULARES

EL CAMINO

EL TRANSPORTE

LA CONSTRUCCION

LA VIDA RURAL
La pesca y la caza. El Pastoreo. La Mesta

AGRICULTURA

INDUSTRIAS AGRICOLAS

ALIMENTACION

EL TRAJE Y EL CALZADO

OFICIOS

VIEJAS COSTUMBRES MUNICIPALES

CONSIDERACIONES FINALES

 

(1) El Vascuence en el Valle de Ojascastro. Madrid, 1956.
(2) Este nombre indica que hubo pisonea o batanes.

gorantz-arriba


ARTIFICES VASCOS EN LA RIOJA
Ensayo histórico de una gran emigración
Publicaciones de la Junta de Cultura de Vizcaya. Bilbao. 1976

INTRODUCCION

      Dada mi afición a la historia me interesó hace algún tiempo el estudio del despoblamiento de las Vascongadas, que se acusa ya desde la época documental, y pronto observé que una buena parte emigró a la Rioja, sin duda por razones de vecindad.
      En las investigaciones que he realizado para preparar este libro, he podido encontrar datos fehacientes de este tema a partir del siglo XIV. Mi estudio solamente abarca 54 pueblos riojanos, puesto que para visitar los 185 que tenía la provincia de Logroño, antes de su actual despoblamiento, hubiera sido preciso hacer el estudio en equipo por la imposibilidad material de hacerlo yo solo. Por esa razón el trabajo realizado es un ensayo de este sugestivo tema, que podrá ampliarse por quien tenga ánimo para hacerlo.
      En las Vascongadas, sobre todo en Vizcaya y también en Cuipúzcoa y Alava, aunque en ésta en menor número, la población dedicada a la ganadería y al campo habitó en los caseríos, en los que se desarrolló su vida, que ha sido la más adecuada para atender a dichas ocupaciones con las cuales el casero ha sostenido su familia, cultivando los verdes valles y montañas de Vasconia y humanizándolos. Así han continuado esparcidos en sus laderas hasta nuestros días, en que su número ha comenzado a disminuir por la ruina y el abandono de algunos, y porque muchos caseros prefieren dejarlos para ir a trabajar a las industrias cercanas.
      Con arreglo a Fuero los padres disponían que el caserío y sus pertenecidos pasaran al hijo que estuviera en mejores condiciones para atenderlo, y el resto de los hijos tenían que buscar ocupación fuera del país, ya que la pobreza y escasez de la tierra no permitía que esa población restante tuviera ocupación en ella, por eso hubieron de buscar los vascongados lugar adecuado para ganarse la vida. Muchos de ellos trabajaron en las atarazanas de ribera de sus costas y a otros el mar les brindó una buena y rentable ocupación. El resto emigró fuera de su tierra, en general con oficio dedicado a la cantería, aún cuando veremos en el texto que dominaban las demás ramas de la construcción, llegando algunos a más altas categorías como escultores y maestros arquitectos.

      Los artífices vascos no sólo quedaron en la Rioja, sino que irrumpieron por todas las regiones españolas. Como muestra de lo que digo verá el lector el texto que leí con interés en un libro que cayó en mis manos de gastronomía antequerana, publicado en 1972. En una de sus páginas ví lo siguiente: «Yo no sé de donde le viene al antequerano la afición al bacalao. Acaso sea debido a los vascos que se asentaron en nuestras tierras en lejano tiempo, más marinos, al parecer, que industriales».
      La Rioja de aquellos tiempos contaba de una buena economía. El vascongado que dejaba los caseríos encontraba en sus feraces tierras un lugar «cobdiciadero» para los que emigraban y la fácil adaptación del vasco contribuyó a que muchos de ellos formaran una buena familia en los pueblos a donde llegaron. Desde la alta Edad Media se levantaron en las vegas riojanas pequeños monasterios que ampliados después, algunos de ellos, han llegado a tener importancia histórica, como ha ocurrido con los de San Millán de la Cogolla, Nájera y Valvanera. Lo mismo en estos templos como en los parroquiales había constante ocupación para artífices.
      Para darse una idea de la importarcia económica de los pueblos de la Rioja en aquellos tiempos presento como ejemplo que en uno de sus municipios de 800 habitantes vivían 9 eclesiásticos, un escribano, un físico (médico) y un albeitar, que convivían con uno o más hidalgos y el resto del vecindario agrícola y ganadero.

      Muchos de los vascos emigrantes salían en pequeñas cuadrillas, y se iban asentando donde se mejoraba una iglesia o se hacía un retablo, siguiendo el estilo imperante, lo que se repetió durante siglos como veremos, singularmente en las grandes catedrales de Calahorra, Santo Domingo o los monasterios citados y el gran convento de Casalarreina, sino también las grandes parroquias como las de Logroño, Briones y otras muchas de menos vecindario. Las catedrales contaban con recursos propios y todas las parroquias disponían de Juntas de Fábrica, que se ocupaban de la recaudación de fondos con los que atendían las obras. Aparte de esos fondos que se recaudaban en las iglesias se contaba también con las donaciones de los señores de los respectivos pueblos, cuando la importancia lo requería.
      Este libro servirá para dar a conocer la gran importancia que tuvo esta emigración, pues aunque ya en el texto se dan datos de toda índole con los que puede juzgarse lo que digo, podría conseguirse mayor número investigando en los actuales padrones municipales o bien en otros documentos que puedan ofrecer al lector figuras destacadas de la iglesia, de la milicia y de la política que bien sean nativos o descendientes de vascongados, y como ejemplo voy a incluir algunos nombres sin que quiera decir que además de ellos no haya otros de la misma importancia.

      Los primeros son los hermanos don Francisco y don Bernardo Iturrizarra, naturales de Ezcaray, donde nacieron a finales del siglo XVIIII y ambos fueron oidores de Lima.
      Destaco después a don Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, que desarrolló una gran labor en los reinados de Fernando IV y Carlos III, y como se sabe mejoró nuestra Marina de Guerra. Nació en el pueblo de Alesanco el 2 de junio de 1702, cuyo segundo apellido procede de vascongadas.
      Sigue don Francisco de Lizana y Beaumont, nacido en Arnedo el año 1750. Fue obispo de Teruel y arzobispo de Méjico, siendo nombrado virrey de Méjico en el año 1809, época en la que ya empezaban a darse los primeros brotes de independencia.
      En Torrecilla de Cameros nacieron los tres obispos que siguen: el primero don José Zoilo Sáez de Santa María, nacido el 16 de enero de 1726, que rigió la diócesis de Segovia, y sus dos sobrinos don José Antonio Azpeitia y Sáez de Santa María, obispo de Lugo y Murcia, que nació el 17 de mayo de 1761, y, don Ramón Azpeitia y Sáez de Santa María, último obispo de Tudela, nacido el 17 de setiembre de 1770. Estos dos últimos son descendientes de la casa Izaguirre de Azcoitia.
      Ya en el siglo XIX tenemos al ministro don Práxedes Mateo Sagasta, que nació en Torrecilla de Carneros en 1824, y su apellido último procede de Abadiano.
      La emigración que se estudia en este libro puede estimarse que termina al final de la segunda guerra carlista, que coincide a la vez con el comienzo de la explotación de las minas de Vizcaya y las instalaciones de los altos hornos v otras muchas fábricas en ella y en Guipúzcoa, que al hacer preciso el aumento de mano de obra la emigración se transformó en signo contrario al trasladarse a Vizcaya buen número de operarios de la Rioja, para emplearse en esos, trabajos.
      En los apéndices del libro se verá la relación de los artífices vascos que he recogido en mis investigaciones y los pueblos de origen de los emigrantes vascongados. Se agrega también la relación de poblaciones a donde llegaron, y los trabajos que en sus templos realizaron. Me ha parecido conveniente dar una lista de los descendientes de los artesanos vascos que aún quedan en los pueblos riojanos. Además de la relación de artífices que figuran en las fichas, van otros muchos que por falta de datos no han podido figurar en ella, y he querido incluirlos para que no queden fuera de mi estudio.

      Tengo que dedicar palabras de agradecimiento a los párrocos y otros amigos que me han facilitado amablemente mi labor investigadora, y aparte de los nombres que van citados en el texto quiero agradecer a mi querido amigo Carlos González Echegaray, director de la biblioteca de la Diputación de Vizcaya, que me ha orientado en cuantas consultas le hice.
      Y vaya también mi agradecimiento a la Junta de Cultura de Vizcaya, sin cuyo acuerdo no hubiera sido posible la edición de este libro.


CAPITULO PRIMERO

1º. Cómo nació la idea de este trabajo. – Mis antepasados vascongados.
2º. a) Se da noticia de cómo se trata de un ensayo de la emigración de artífices a varios pueblos de la Rioja. –
     b) Importancia territorial del obispado de Calahorra hasta 1851, en que se creó la diócesis de Vitoria, que agrupó a las provincias vascongadas.


CAPITULO SEGUNDO

1º. a) Los vascos sintieron pronto la atracción del mar. En la primitiva época documental aparece su ocupación marinera y la defensa contra los corsarios. –
     b) Los vascos foramentanos llegan a las meridandes de Castilla y se extienden hasta el Duero, época en que documentalmente se prueba la llegada de los primeros artífices. Se acentúa la emigración en las tierras riojanas territorial. –
2º. Importancia del “Vizcaíno” entre los riojanos en la época de la emigración. Las cuadrillas de artífices vascos.


CAPITULO TERCERO

Preliminar –
1º. a) Primeros vestigios del arte religioso en la Rioja. –
     b) El románico dejó muchos rasgos de su importancia. –
     c) Las pilas bautismales románicas. –
     d) Llegada del gótico, en cuya época aparecen rasgos del llamado vasco, hasta que irrumpe el barroco que ha dejado muchas y buenas obras en la Rioja. –
     e ) Las Torres parroquiales en las que destacan los artífices Ignacio de Elejalde, Juan Bautista de Arbaiza, y la familia Beratua. –
2º. a) El tocado corniforme.- La swástica decora templos y edificios de la Rioja. –
     b) Las Juntas de Fábricas.- Talleres de arte religioso que se crearon en la Rioja. –
     c) Relación de los artífices y labor que realizaron cada uno de ellos.-
     d) Pueblos de origen de los emigrantes vascongados.-
     e) Relación de poblaciones por orden geográfico a donde llegaron a trabajar los artífices y labor que en sus templos realizaron.-
     f) Relación de artesanos vascos que aún quedan en los pueblos riojanos y oficios en que se ocupan.


c) Relación de los artífices y labor que realizaron cada uno de ellos. (Síntesis de la relación de Merino Urrutia)
A
ABADIANO, Juan de. Maestro carpintero. 1676.- Obra del coro de Granón…
ABAYTUA, Pedro de. N. de Berriz-Vizcaya. Maestro carpintero. 1555.- Iglesia de Corporales
ABECIA, Prudencio de. 1806.- Hizo reparaciones en la ermita de Cillas-Sajazarra.
ABEAGA, Domingo de. 1806.- Cantero, siglo XVI, trabajos en la capital.
ABUNDIBAR, Vicente. Cantero. N. en Bérriz-Vizcaya. 1816.- trabajó en Ojacastro.
ACHA, Jerónimo de. Cantero, vecino de Berantevilla-Alava. 1537.- trabaja en Santo Domingo de la Calzada.
ACHA, Juan de. Cantero. 1548.- Tasó las obras de la iglesia de Santiago en Calahorra.
ADAN DE AYARZA, Diego de. Maestro arquitecto. N. en Lequeitio-Vizcaya. 1545. Trabajó en Soto de Cameros.
AGRIXOLA, Pedro. Escultor. Vº de Santo Domingo. 1641.- retablo de Anguciana.

gorantz-arriba


La Hermandad vasco-riojana.

La Gaceta del Norte. septiembre-1972. Juan Baustista Merino Urrutia.

     Giraron una visita a Yurreta en Durango, el pasado mes de agosto, don Francisco Rodríguez Maimón, promotor del Instituto de Estudios Riojanos, y el Padre Sáez, del Monasterio de San Millán, en representación del Padre Prior de ese Monasterio, que fueron invitados por la Sección de Vizcaya de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, para conmemorar el IX aniversario (26-08-1972) de la donación de la ermita de San Martín de Amasa, hecha por Sancho IV el de Peñalén y la reina Placencia al citado Monasterio. Esa visita ha servido para marcar un rumbo de estrechamiento de relaciones de hermandad, que tanto en la historia como en la actualidad han unido a vascos y riojanos, y a tal efecto merece la pena divulgar los motivos de esa hermandad, desde la época histórica.
      Hace tiempo venía observando que la mayoría de los muchos apellidos vascos que aún perviven en La Rioja son descendientes de la emigración de vascos que desde los primeros siglos históricos, hasta finales del XIX llegó a la Rioja para formar parte de las plantillas de artífices que trabajaron en la construcción de catedrales, monasterios e Iglesias con muy variados oficios, tales como maestro arquitecto, maestro de obras, maestro cantero, escultor, imaginero y, en resumen, canteros en su mayor parte. No quiero omitir en esta breve sintesis que en los pueblos riojanos no faltaban entre los vecinos el "vizcaino", designación que abarcaba a todos los vascongasdos por aquellas calendas y que era el prototipo de los más diversos trabajos artesanos. Esta emigración de artífices cesó al llegar la explotación de las minas de Vizcaya y la implantación de sus industrias, convirtiendose en signo distinto, ya que buen número de riojanos pasaron a ocupar puestos de trabajo en sus minas y fábricas.
     Como siguió interesándome la citada emigración, en la que se cuentan varios antepasados míos, me animé a recoger sus nombres y los trabajos que realizaron, en los edificios religiosos y en la arquitectura civil de la Rioja, y como la lista ha sido copiosa, tengo propósito de publicar las fichas recogidas.
     A lo que vengo diciendo ha de añadirse que el vascuence también se habló en la Rioja, como tengo probado en mis libros y lo pregona su toponimia, y sobre todo la "fazaña" del San Fernando, que autorizó a usar el vascuence en el valle de Ojacastro, extensa región del siglo XIII en la Rioja Alta.
     Merece también agregarse la degustación de los productos de las viñas y huertas riojanas por paladares vascongados y que éstos llenan desde hace años, durante el verano, los pueblos riojanos, para alejarse de las grandes concentraciones industriales, y en ellos, muchos vascos, van construyendo sus casas veraniegas.
     Recordaré que la Real Sociedad, fundada por el conde Peñaflorida en el siglo XVIII, contribuyó al engrandecimiento económico de España y dio origen a las muchas entidades que con idénticas ideas se formaron en las provincias españolas, entre las que no pudo faltar la que se creó en la Rioja con el nombre de Real Sociedad Económica de la Rioja Castellana, uno de cuyos trabajos fue la construcción del camino de Alfaro a Pancorbo, para dar salida a los apreciados vinos riojanos a las provincias del Norte. En sus listas de socios amigos figuran nombres de las más variadas provincias de España y América, y entre los riojanos, que se hallan en buen número, se encuentran familiares míos que vivian a fines del siglo XVIII en el pueblo de San Asensio, cuyas bodegas continúan surtiendo de buen vino a los bilbaínos.
     La visita al principio citada será devuelta en el día de hoy por los componentes de dicha Real Sociedad, que llegarán al Monasterio de San Millán y se detendrán en Nájera ante el sepulcro de don Diego López de Haro, señor de Vizcaya y fundador de Bilbao, y seguirán a Cañas, para visitar el conocido monasterio de Bernardas, una joya arqueológica, cenobio fundado por la beata doña Urraca López de Haro, hija de don Lope y doña Aldonza Ruiz de Castro. Ese sepulcro preside con todos los honores el museo instalado en el convento. Terminarán la visita en Santo Domingo de la Calzada, donde serán invitados por la Diputación riojana y atendidos por el Instituto de Estudios Riojanos.

gorantz-arriba


Etimología del nombre de La Rioja

Cartas. La Rioja. 24-09-1981. Juan Bautista Merino Urrutia.

     Con este título se publicó en La Rioja del día 26 de julio de este año un artículo, en el que se me atribuye determinada apreciación sobre este tema, que me interesa aclarar. Hace ya muchos años que estoy ocupándome de la citada etimología, y son varios los trabajos publicados en distintos libros y artículos. El nombre "Rioja" se formó, como es sabido, de dos partes, castellana la primera, "Río", y la segunda, "Oia", y al formarse el nombre confundieron la letra o. Al ser difícil la pronunciación de la segunda parte, el pueblo encontró como solución la unidad de ambas, que dio origen a "Rioja". Tarea difícil ha sido para los etimologistas encontrar el origen de OIA, y en los libros de nuestros siglos precedentes y aun en la actualidad se pueden ver las opiniones más dispares. Como aficionado a la ciencia etimológica, y durante mis largas estancias en la Rioja Alta, me llamó la atención la copiosa toponimia vasca que puebla montes y tierras. La recogida de tales nombres ha sido el origen de mis artículos y libros.
     Después de estos antecedentes de tipo personal, tomo de mis libros recientes los datos que puedan servir para aclarar las apreciaciones disconformes con mis tesis, con las que se mantienen en el artículo que comento. En mi libro "El rio Oja y su comarca", publicado en 1968, recojo las opiniones de los que se habían ocupado del tema que por cierto su mayor parte niega el origen vasco del nombre "Rioja". Sin embargo, autores más solventes siguen mi criterio, y los argumentos que empleo se hallarán a partir de la página 289, los que, a mi juicio, son eficaces para conocer mejor mi criterio, y creo que servirán para pensar conmigo que el vascuence fue la lengua de los primeros habitantes que poblaron la cuenca del río Oja, que se mantuvo, por lo menos, hasta el siglo XIII, extremo que queda probado en ese libro.
     Tengo que rechazar lo que dice el autor del artículo en el párrafo que empieza: "Por la tierra del bosque", que él traduce por "errioian", y dice que es mi etimología favorita, y me perdonará su autor que no conteste a las dos preguntas que me hace a continuación, ya que, a mi juicio, no son concordantes con este tema. Lo mismo le digo sobre los datos que incluye en el último apartado de su artículo, que titula: "De origen persa", así como tampoco me ocuparé de lo que dice en los dos últimos párrafos de su escrito.
     Me interesa dar a conocer mi reciente libro, publicado con la ayuda de la Real Academia de la Lengua Vasca y el Instituto de Estudios Riojanos, en el que se recoge la tercera edición de mis publicaciones, con un apéndice sobre el vasco-iberismo.

gorantz-arriba


Un riojano de Ojacastro siempre trabajando por la cultura.

Ha muerto Merino Urrutia. La Rioja. 15-05-1982. La Trastienda-Berceo

     La noticia del fallecimiento de Juan Bautista Merino Urrutia ha pasado prácticamente desapercibida en los medios oficiales riojano. Y, sin embargo, el señor Merino Urrutia, riojano de Ojacastro, aunque afincado en Algorta desde hace muchas décadas, merecía un cariñoso y público recordatorio, y hasta un sincero y autentico homenaje, aunque sólo fuera por su constante trabajo de investigación sobre temas riojanos, especialmente relacionados con la cuenca del Oja, y por los muchos años que estuvo al frente de la Comisión Provincial de Monumentos, años difíciles, en los cuales luchar por cualquier aspecto cultural desde una posición independiente entrañaba un extraordinario mérito.
     Merino Urrutia, casi centenario, no abandonó su labor más que cuando las circunstancias físicas le impidieron continuarla, pero todavía en sus últimos años reeditó alguno de sus trabajos más solicitados y dio cima a una interesante monografía sobre la emigración de artesanos del hierro de las Vascongadas a La Rioja, al filo de los siglos XVI, XVII y XVIII, así como de variados artistas en el ramo de la escultura y de la pintura. Merino Urrutia fue el portavoz equilibrado de una colaboración entre vascos y riojanos en todos los órdenes de la realidad, porque él se encargó de demostrar que la Historia estaba a favor de ella. Sus analisis sobre el uso del vascuence en el valle del Oja en su conjunto, sus especulaciones sobre la etimología de nombre de Rioja, constituyeron y constituyen todavía una aportación significativa al conocimiento de nuestra tierra que no puede ni minusvalorarse ni marginarse.
     Se ha perdido por parte de los amigos y admiradores de Merino Urrutia que se rememore su nombre en una calle de Guecho, de donde fue alcalde, con el beneplácito de todos, durante un largo periodo, un largo y complejo periodo. Por nuestra parte, no estaría de más que también intentáramos dedicar alguna de nuestras vías urbanas, en Ojacastro especialmente, pero también en el mismo Logroño, a ese singular riojano enamorado de su valle, que ha realizado durante sesenta años más viajes desde Bilbao a La Rioja que cualquier otro de sus contemporáneos. Nosotros, que le tratamos personalmente a lo largo de veinte años, y que sostuvimos con él interminables conversaciones telefónicas, podemos dar fe no sólo de sus preocupaciones históricas y eruditas, sino de su acendrado riojanismo de espíritu, estereotipado en el cariño con el que cuidó su casa solariega de Ojacastro y en la inquietud con que mantuvo siempre relación con nuestro pasado, que era también inexorablemente el suyo.
     Desde el Instituto de Estudios Riojanos, desde el Municipio de Ojacastro, desde el Ayuntamiento logroñés, desde la Diputación, es hora de que alguien se esfuerce porque la figura de Juan Bautista Merino Urrutia ocupe el puesto que se ganó a pulso en la escasa nómina de nuestros investigadores conscientes, que supieron unir el rigor al amor y la seriedad al entusiasmo.

gorantz-arriba


Merino Urrutia, entre La Rioja y Euskalherría. Un hombre enamorado de Ojacastro.

La Rioja. 20-05-1982. Luis Antonio Manzanares.

     He conocido el fallecimiento de J.B. Merino Urrutia (p.e.p.d.) por la reseña de Berceo hace en la columna de "La Trastienda". Dice Berceo que su muerte ha pasado práticamente desapercibida en los medios oficiales. Y yo digo qué no habrá sido en los niveles populares. No ya el eco de su muerte, sino siquiera el saber quién era Merino Urrutia. Porque, desgraciadamente, en esta Rioja de nuestros pecados, el desconocimiento de las personas que en un campo o en otro se preocupan, o han preocupado, por la divulgación de nuestra cultura, de nuestros valores, de llevar el nombre de la región a otras tierras, es algo que raya en lo increible. Y Juan Bautista ha sido uno de esos hombres. Yo pienso que hasta su nombre fue profético, pues si el Bautista del Evangelio fue la primera figura de la "buena nueva", algo así como el pionero de un nuevo modo de vivir, Juan Bautista Merino Urrutia también fue el pionero de la busqueda, científica, de los ancestros vascos en nuestra tierra riojana.

     Muy poco en este campo, hasta él, había sido dicho y hecho. Referencia más o menos acertadas se encuentran en la bibliografía de La Rioja como región. Pero no pasaban de meras alusiones o vagas y generalmente desacertadas interpretaciones de las etimologías y toponímias euskoriojanas. Fue Juan Bautista quien de manera por así decirlo racional y cientifica puso los cimientos de un campo de la ciencia que todavía tiene ante sí un reto y un dilatado campo de estudio.

      Juan Baustista fue un hombre enamorado de su rincón riojalteño, Ojacastro, que significó el refugio que todo hombre de ciencia y de letras necesita, busca y mima, en cuanto remanso de su quehacer cotidiano, y donde Juan Bautista encontró un enorme acervo de material para sus investigaciones filológicas. No pudo nacer en mejor sitio para situar la base de sus estudios, tratando de aclarar en lo que pudo esos años, esas épocas oscuras en la historia de La Rioja. Se podrán discutir algunas de sus opiniones y conclusiones -como sucede al que esto escribe- pero ello no mengua en momento alguno el enorme valor de su trabajo, desplegado, y ello es muy interesante, en épocas no muy propicias -desgraciadamente- para este tipo de investigaciones y conclusiones. Porque Merino Urrutia era el hombre en quien latían dos grandes amores. Cuando en su residencia habitual de Guecho (Vizcaya) hablaba de La Rioja, era un auténtico embajador de lo nuestro. Cuando descansaba en Ojacastro, era el entusiasta vascófilo que defendía el profundo sentimiento euskaldún de las tierras riojanas. Y es que en Merino Urrutia latía profundamente el tirón de su ascendencia vasca. Y si como colofón de su vida municipal -fue alcalde del pueblo vizcaino- plasmó la historia de Guecho en un libro extraordinario, como riojano lo definió en sus trabajos sobre "El vascuence en el Valle del Oja", "El folklore del Valle del Oja", "El rio Oja y su comarca" y su, creo, última obra, "Artífices vascos en La Rioja", donde saca a colación su antepasado Urrutia, descendiente de la anteiglesia de Elorrio.

     Toda su vida giró en estos dos mundos, el riojano y el vasco, tan enormemente ligados en su historia, en su cultura. Y si desde la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País se mostró como lo que fue, un euzkozale y euskalzale, desde la presidencia de la Comisión Provincial de Monumentos de La Rioja, fue un trabajador infatigable, enamorado, constante de lo nuestro riojano.
     Juan Baustista Merino Urrutia: Que en paz descanse y Goian bego.

gorantz-arriba


En memoria del amigo Juan Bautista Merino Urrutia.
Ilustre investigador vasco-riojanista.

Artículo de prensa: 20-05-1982. José Luis Lizundia.

      La comisión vizcaina de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País me ha invitado a hacer una breve semblanza del amigo Merino Urrutia, recientemente fallecido. Lo hago con mucho agrado. El que se declaró partidario del bilingüismo, en años que pocos lo hacían en la política española, se lo merece.
    Foto: Lizundia con Aita Villasante y Gandiaga
      Empezaremos por decir que Juan Bautista Merino Urrutia nació el 25 de noviembre de 1886 en la localidad de Ojacastro. Hizo los estudios de profesor mercantil en Bilbao, donde vino a residir con pocos años, aunque volvió a Ojacastro, donde fue alcalde en la década de los veinte. Más tarde, y durante la Segunda República, aunque él era de ideas monárquicas, fue concejal del Ayuntamiento de Getxo, siendo alcalde-presidente de la anteiglesia José Antonio Aguirre. Esto me lo comentó más de una vez, destacando la personalidad del que luego fuera lehendakari, aunque no compartiese sus ideas. En la posguerra fue también alcalde de Getxo, "hasta que me echó el espadón", según me dijo, refiriendose al militarote Camilo Alonso Vega.

      Le conocí en la sede matriz de Euskaltzaindia, en la calle Ribera, y pronto nos hicimos buenos amigos y mutuos colaboradores. Aunque ambos sabíamos de nuestras diferencias políticas -era finales de la década de los sesenta y comienzos de los setenta-, ello no obstaba para trabajar en temas relacionados fundamentalmente con la lengua y geografía del País, con su toponimia y del intenso sustrato euskaldun de La Rioja, en el que él era maestro. Con libros y trabajos como : El vascuence en la Rioja y Burgos. El Vascuence en el valle de Ojacastro (1931). Más sobre el vascuence en el valle de Ojacastro. Problemas que plantea la toponimia vasca en la Rioja y Burgos. Toponimia de Ezcaray. Vocabulario de la cuenca del río Oja (1973), etc. Juan Bautista Merino Urrutia hizo que el pasado vasco de la Rioja estuviera más y mejor estudiado que el de las Encartaciones, donde, aparte del estudio de Sasía, apenas se ha estudiado la presencia y retroceso del euskara.

      Pero no sólo de toponimia y vocabulario se preocupó Merino Urrutia. Trabajos como el Rio Oja y su comarca. Ordenanzas de Ojacastro. El folklore del valle de Ojacastro, etc. y Artífices vascos en la Rioja, publicado en 1976 y en el que ayudé en más de un punto, son otras muestras de su afán vasco-riojanista. También en temas estrictamente vizcaínos, como Apuntes para la historia de Guecho. Los sufijos -ena y -eta en las casas viejas en Vizcaya. La anteiglesia de Sondica. Documentos históricos, amén de muchos artículos que vieron la luz en diversos publicaciones.

      No fue extraño que por todo ello la Real Academia de la Lengua Vasca Euskaltzaindia -de la que de años atrás era miembro correspondiente, como de la Real Academia de la Historia- le nombrara miembro de honor en la única sesión académica que Euskaltzaindia hiciera fuera de su ámbito histórico de actuación, concretamente en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, el 15 de junio de 1974. Como que Euskaltzaindia, conjuntamente con el Instituto de Estudios Riojanos de la Diputación riojana, editara la tercera edición de su seguramente obra más importante La lengua vasca en La Rioja y Burgos, presentada el 30 de agosto de 1978 en Logroño, en acto conjunto al que asistimos miembros de ambas instituciones. Esta obra recoge trabajos que inició en 1931 y que se publicaron en la revista de la Sociedad Geográfica Española.

      Otra faceta, poco conocida y que le honra, es que en los años más aciagos para la lengua y cultura vascas, concretamente en 1941, fue Merino Urrutia quien, con José Mª de Areilza y F. Igartua, como miembro de la Junta de Cultura de la Diputación de Vizcaya, promovió la reactivación de la Academia.

      Amigo de número y director varios años de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, fue uno de los más asiduos colaboradores de su boletín, amén de simposios y publicaciones especializados. Más le conocí en Euskaltzaindia que en la Bascongada, pero tengo buena constancia de su prolifica en la última.

      Para terminar. Cuando el 6 de mayo de este mes estaba leyendo con interés, pues me llamó la atención por su ponderación y ecuanimidad, el artículo de "El País" del periodista Antonio Moral: "Rioja: La autonomia más criticada", me estaba acordando de mi amigo Juan Bautista, sin saber que está agonizando.

      Sea esta glosa recuerdo y homenaje al que considero el pionero y máximo representante de los estudios vasco-riojanistas.

gorantz-arriba


OJACASTRO: HOMENAJE A JUAN BAUTISTA MERINO URRUTIA

Artículo en revista: Amigos de La Rioja 1977-1987. Julio-1986. pags: 204,205,206 y 207.

     El pasado domingo 13 de julio de 1986, organizado por el Ayuntamiento de la villa y nuestra Asociación, tuvo lugar el proyectado homenaje al ilustre publicista riojano en el centenario de su nacimiento: 1886.
     Coincidió con las fiestas patronales y después de la procesión, la misa mayor y las danzas, tuvo lugar el acto. Nuestros socios acudieron en mayor número que otras ocasiones, aunque el día nublado, que de cuando en cuando dejaba escapar gotas de agua, no era de lo más propicio. Estuvieron representando a la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, los señores Irigoyen, San Martín y Lizundia, ya que el homenajeado era miembro de esta institución. Enviaron cartas de adhesión la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, de la que fue presidente.
     El acto de homenaje se dividió en dos partes: la primera en la plaza, en la que intervinieron: el Alcalde, don Fernando Marín, que saludó a los presente y comunicó la emoción de la Corporación por este homenaje a uno de los hijos más preclaros de la villa. A continuación, nuestro presidente don Ricardo Reinoso, leyó el discurso, que transcribimos aparte. El hijo mayor, don Ramón Merino Sánchez, en nombre de toda la familia, agradeció el homenaje a su padre. Y por último, el Presidente de la Diputación General de La Rioja, don Felix Palomo, cerró los parlamentos insistiendo en lo que significó el Señor Merino Urrutia y en el papel, a ejemplo suyo, que nos corresponde a todos los riojanos en el concierto de los Pueblos de España.
     A continuación nos trasladamos a la calle que, por acuerdo municipal, desde aquel día lleva el nombre de D. Juan Bautista Merino Urrutia, donde a los acordes de la gaita y el tamboril, se procedió a descubrir las dos placas, al principio y al final de la calle, que contienen su nombre.
Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM : 29-05-1944. Foto de grupo para familias numerosas.
     Es esta calle se alza la casa solariega donde nació el homenajeado. Invitados por la familia, entramos en la finca, donde se nos mostró el pajar que sirve como museo, iniciado por D. Juan Bautista, donde se hallan recogidos diversos instrumentos agrícolas y artesanales de la vida tradicional riojana. Se nos sirvió un vino tan ilustrado que fue una comidad completa. Y por último, ya en la casa, nos enseñaron los libros antiguos, documentos de la Real Sociedad Riojana de Cosecheros del siglo XVIII, junto a otras antigüedades curiosas, familiares o ajenas, que fueron ordenadas por el señor Merino Urrutia.
     Desde este Boletín, reiteramos a toda la familia de don Juan Bautista nuestro agradecimiento por su hospitalidad. Aquel día fue una de las más gratas jornadas organizadas por Amigos de La Rioja.

gorantz-arriba


             HOMENAJE A
JOSE JUAN BAUTISTA MERINO URRUTIA
            EN LOGROÑO EL DÍA 23 DE MAYO DE 2002
.

             Intervención de Ramón Merino Sánchez, hijo de Merino Urrutia.


Foto: Ramón Merino, en su casa de Ojacastro.
      La noticia de que la Asociación de Amigos de La Rioja proyectaba realizar un homenaje a Jose Juan Bautista Merino Urrutia, con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento, fue una gran sorpresa, recibida con el mayor agrado por todos sus familiares. Ahora lo primero que debemos hacer es extender el agradecimiento al Instituto de Estudios Riojanos y a Laminiturri, entidades todas que han colaborado en su realización y que hoy nos acompañan.

      En nombre de todos los descendientes del homenajeado me ha tocado hacer una sucinta semblanza de mi Padre. Cualquier otro podría haberlo hecho y entre ellos mi sobrina Magdalena, pienso hubiera sido la persona más adecuada, ya que además de ser vecina de Logroño, por tanto más riojana que ninguno del resto de los familiares, por su colaboración con entusiasmo, simpatía y admiración por su Abuelo.

Mi Padre Juan Bautista nació en Ojacastro el 25 de septiembre de 1886, su madre Josefa Urrutia Rubio, natural de Ojacastro donde seguía viviendo cuando casó con Agustin Merino, nacido en Grañón, de profesión abogado que ejercia en Bilbao. A Juan Bautista le llevaron a esta ciudad cuando tenía tres meses, y es en la misma donde vivió hasta terminar sus estudios como Profesor Mercantil.

El abuelo Agustin trabajó con éxito como Abogado en las empresas mineras, en los tiempos en que estaban en su mayor esplendor, lo que le permitió hacer inversiones en la Rioja, siempre con la idea, que la anota en sus detalladísimos diarios, de renegar de aquellos que salieron de su pueblo para ir a trabajar fuera y abandonaron todas sus propiedades quedando desligados de sus raíces.

Esta idea hizo que dos de sus hijos tuvieran que trasladarse a Ojacastro.
En principio a dedicarse a la administración de las fincas y posteriormente también a dirigir algunas inversiones industriales, como la electrificación de Ojacastro y luego la de casi toda la cuenca del Oja, invirtió también en la Explotación de Canteras de San Felices de Haro, es a esta última empresa donde fue destinado su hijo Juan Bautista. Ello le permitió, dada la mayor proximidad a Bilbao, residir en el País Vasco sin abandonar La Rioja.

La estancia en Ojacastro de mi Padre duró desde 1909 a 1916 siendo Alcalde de este pueblo durante los años 1912 y 1913.
En el año 1922 en Guecho-Vizcaya mi Padre se casó con Emilia Sánchez Mújica, natural del Caserío familiar Ansuena de Algorta-Guecho. El matrimonio tuvo 6 hijos. Nuestro hermano Agustín falleció viviendo en Logroño, ya como jubilado, pero con una actividad cultural intensa en relación con los temas de la Rioja.

En el año 1934, siendo Alcalde de Guecho José Antonio Aguirre, conocido dirigente nacionalista, y Concejal mi Padre, dimitieron todos los ayuntamientos de Vizcaya en un acto de presión contra el presidente del Gobierno de la Republica Sr. Lerroux. El Gobernador civil nombró al Alcalde, quien designó Primer Teniente de Alcalde a mi Padre. Descontando el paréntesis de la Guerra civil, en que estuvo cuatro veces detenido y encarcelado, algunos años posteriores participó como concejal en alguna ocasión y desde el año 1945 hasta 1960, fue Alcalde Juan Bautista Merino Urrutia.

Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM :Agosto de 1954. Siendo Alcalde de Getxo, inauguración del balcón de Usategi, sobre el Abra.
Su ejercicio como Alcalde en Ojacastro y Guecho, si bien fue desarrollado como servicio al pueblo, no cabe duda que se interesó por la politica pero sin militar en partido alguno, dado su carácter liberal con buenas relaciones con las gentes de ideas opuestas a las suyas. Por citar algo que llamó la atención de Guecho de aquel tiempo, es de señalar el abundante número de calles a las que puso nombres vascos, así aceptó la petición de un Empresario de Cine que inauguraba un nuevo edificio, el cambio de nombre de Cine Cervantes por el de Cine Gurea. Estas citas nos hacen pensar,en lo que dijo José Luis Lizundia, en reciente conferencia sobre "Juan Bautista Merino y Vasquismo Cultural", en un club de Guecho, lo mismo que Hernrique Knorr, en un artículo del Correo, que el vasquismo sería necesario para el bien del País Vasco, como el Catalanismo, para Cataluña. Yo añado que sin desligarse de las raices, como escribía mi abuelo Agustín. Pues bien mañana tenemos la suerte de oir hablar de otros temas importantes a ambas distinguidas personalidades.

No debo limitarme a citar solo su actitud como Alcade de Guecho. En tan largo y singular periodo, debería añadir las obras realizadas, pero hubiera sido necesario un estudio de los archivos municipales. De mis recuerdos me limitaré a citar la restauración del Molino de Aixerrota, y la iniciación de la utilización del modelo de este molino restaurado, como alegoría o simbolo del Municipio para propaganda turística, trofeo, premio o regalo, y que hoy felizmente sigue utilizandoses con estos mismos fines.

Las circunstancias de residencia de Juan Bautista le permitieron ser fiel y estudiar las tradiciones y constumbres de los lugares donde le tocó vivir, y hasta podemos decir que se sentia natural de ambos pueblos. También el origen de sus padres sin duda influyó en sus estudios, ya hemos citado el de su padre, sin embargo creo de interés citar tambien el de su madre de apellido Urrutia, que corresponde con el nombre del caserio de sus antepasados naturales de Aldape, barrio del pueblo vizcaino de Elorrio, lugar de donde turvieron que emigrar buscando su sustento en la Rioja, habiéndose establecido sus antepasados directos en San Asensio.

En las largas veladas de su estancia en Ojacastro, el extenso archivo familiar, los numerosos textos antiguos, y contndo con estudios de paleografía, se inició en la afición a la investigación histórica. Su curiosidad, aunque alcanza lo general, no se despega de lo concreto e inmediato. Además de la curiosidad, su buena salud y la afición a recorrer la comarca, a pie o a caballo, hizo que la Rioja Alta no tuviera secretos para él. Ya hemos visto como llegó a interesarse tanto por temas riojanos como vascos. Pienso que basta con estas pinceladas de la vida de Juan Bautista Merino para pasar a los temas culturales en los que trabajó.

Para conocer en líneas generales el trabajo cultural de su dilatada vida, veamos primero su participación en distintas instituciones.
Fue socio de la Real Sociedad Geográfica desde el año 1932, en su Boletín se publicaron sus primeros trabajos sobre el vascuence en el valle de Ojacastro.
Vocal desde 1937 de la Junta del Patronato del Museo Arqueológico y Etnográfico de Bilbao durante bastantes años, ubicado entonces en el mismo lugar que actualmente, eran niños sin economía suficiente para llegar a las instalaciones actuales, pero fueron acopiando un buen número de piezas arqueológicas.
El año 1938 fue nombrado Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia por la provincia de la Rioja.
Desde 1939 a 1978 fue Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de Logroño. Recuerdo su contento cuando, en nombre de la Comisión, consiguió adquirir la bellisima estatuilla de la Venus de Herramélluri, encontrada en el poblado romano de Libia en el año 1905, por un labrador que la tenia bien guardada. Recuerdo cuando acompañaba a mi Padre, en una visita al cementerio de clausura del Monasterio de Cañas, entramos en un recinto oscuro y tenebroso, allí estaba casi oculto, el magnifico sepulcro románico de la Abadesa Doña Urraca, poco tiempo después consiguió de la Comunidad fuera expuesto al público en las debidas condiciones. En otra ocasión, no se trataba de ser un simple acompañante, sino ser un trabajador más en las obras de la primera restauración, que se hizo de la ermita de San Asensio de los Cantos de Ojacastro, pudiendo ver con emoción, como aparecían las pinturas románicas debajo de la cal. Pinturas hasta entonces desconocidas.

Miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua Vasca desde Febrero de 1941. En esta fecha estaba suspendida la Institución, pero entonces J.M.Areilza, F.Igartua y mi Padre, como Vocales de la Junta de Cultura de Vizcaya solicitaron y consiguieron, la reanudación de la Academia, subvencionarla y proponiendo a D. Resurrección Mª de Azkue como Director. En un acto de la Académia, celebrado en el Monasterio de San Millán de la Cogolla en 1974, con motivo de la colocación de una placa con las primeras palabras escritas en vascuence en las glosas emilianenses. En dicho acto mi Padre, J. Bautista, fue nombrado Académico de Honor. En su discurso de agradecimiento, dijo entre otros temas, que seria interesante para conseguir el avance del vascuence, allí donde interesara, establecer un bilinguísmo no obligatorio.

      En la Junta de Cultura de la Diputación de Vizcaya siguió hasta 1975.

Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM : Julio de 1948. Saliendo del Cementerio de Somorrostro, en una visita a Muñatones. Con “Amigos del País” entre los que se encuentran: Esteban Calle, JBM, Ignacio Urquijo, Mariano Ciriquian, Conde de Peñaflorida, Zunzunegui y Laborde.

      En 1944 fue nombrado Amigo en la Real Academia de los Amigos del País Vasco. Siendo Director de 1963 a 1965, y a partir de este año Socio de Honor. Miembro de Honor del Instituto de Estudios Riojanos, desde Junio de 1973. Miembro de Honor del Instituto Vascongado de Cultura Hispánica, desde Noviembre de 1973.
      Voy a citar las Distinciones y Medallas que le concedieron: Divisero del Ilustre Solar de Tejada en 1941. Comendador de la Orden del Mérito Civil en 1958. Racimo de Oro en 1973. Guindilla de Oro otorgada por el Centro Riojano de Madrid.
      Sus publicaciones realizadas entre los años 1931 a 1981 son 127, pero debo advertir que algunas son ediciones sobre un mismo tema ya publicado, con algunas variantes o añadidos. Otras son estudios o artículos en revistas. En lineas generales los temas tratados se dividen como sigue:

Temas riojanos: 77. Temas vasco-riojanos: 20. Temas vascos: 20. Temas varios: 10. Total: 127
Digamos algo sobre las publicaciones más características de cada uno de los temas citados:

Temas Vascos:
      Apuntes para la Historia de Guecho: Hay quien ha dicho que el título es modesto, quizás fue así por ser la primera Historia de Guecho (exceptuado la de Juan Gorostiaga en 1953). Hay que considerar que la historia de Guecho es en realidad una parte importante de la de Bilbao, al reflejarse en ella su puerto presidido por el grandioso Puente Colgante en el barrio de Las Arenas y tanto en Las Arenas como en Neguri, son el reflejo placentero del esfuerzo realizado en las minas y fabricas de la margen izquierda del Nervión. El barrio de Algorta habitado por marinos e indianos, gentes que colaboraron en el aumento de la riqueza de Bilbao, y el barrio de Andra Mari de Guecho con su anteiglesia es el reflejo de gran parte de muchos otros pueblos de Vizcaya. Por otra parte pienso que nunca pretendío escribir una historia completa de Guecho.
      Los sufijos ena y eta en las casas viejas de Algorta: Es una recopilaición de los nombres de las casas con estos sufijos, considerando según Menendez Pidal la relación con el sufijo ibérico "en" difundido en toda la Peninsula y las consideraciones de Julio Caro Baroja, menos iberista que Pidal. Se ve como estos sufijos aplicados a las casas de Algorta forman un conjunto mucho mayor que en otros lugares.

Temas Vasco-Riojanos:
      El Alcalde de Ojacastro. Gran defensor del vascuence en el siglo XIII.: Cuenta como revisando en la Historia de la Legislación de Marichalar y Manrique, el tema del Fuero Albedrío, que se implantó en Castilla al declararse independiente de León y anularse el Fuero Juzgo, encontró una Fazaña (es como se llamaban las Sentencias de los Jueces), sobre un caso de Ojacastro, que dice en resumen: Que el Alcalde de Ojacastro mandó prender a Don Morial Merino Mayor de Castilla hacia el año de 1237, para que le juzgara en vascuence, al hombre de Ojacastro, ya que así lo pedía, tal como establecía su Fuero.
      Artifices Vascos en La Rioja: Estudio en 54 de los 185 pueblos riojanos de los trabajadores Vascos en la Rioja, a donde llegaron para ejercer su oficio principalmente de Canteros, en tiempos en los que al aplicar el Fuero Vasco quedaban sin trabajo buen número de los hermanos que no heredaban el caserío.

Temas Riojanos:
      El Rio Oja y su Comarca: He citado antes que la Rioja Alta no tenía secretos para mi Padre, y en el libro de Guecho que no pretendió terminar con el tema, por el contrario, en este libro si puso todo su empeño en hacer un estudio acabado de la comarca del rio Oja.
      El Folklore en el Valle de Ojacastro: Se trata de un estudio de las costumbres rurales del valle y con algunos otros datos de zonas colindantes, en sus aspectos etnológicos y contiene numerosos dibujos que ilustran el texto. Este trabajo fue premiado en 1948 con motivo de la Exposición de Ambas Castillas, y fue publicado por el Instituto de Estudios Riojanos en 1949.

      Mi Padre Juan Bautista Merino Urrutia, falleció el 6 de Mayo de 1982.

      Antes de terminar quiero recordar su última iniciativa, dedicando un antiguo y bellísimo Pajar a Museo, para exponer toda clase de utensilios del folklore del Valle de Ojacastro. Lamentablemente su estado de conservación actual puede, si no se realiza una restauración del edificio y de las piezas conservadas, terminar con la que fue su última iniciativa. El actual Alcalde de Ojacastro tiene interés en participar en su conservación, pero es necesario completarla con la colaboración que podría alcanzarse con el Programa Leader del Centro Europeo de Información y Promoción del Medio Rural CEIP. Programa que adjudicará en breve la Consejería de Cultura del Gobierno de La Rioja. En nombre del Alcalde y de la familia pido su colaboración para conseguir la restauración necesaría, que permitiría la apertura al público del Pajar Museo.

Debo agradecer en mi propio nombre y el de toda la familia, con la mayor sinceridad, máximo afecto y amistad a todos los que han promovido y colaborado en el homenaje que ahora se inicia. Muchas Gracias.

gorantz-arriba


- Un homenaje a Merino Urrutia rastreará las huellas del vascuence en el valle del Oja. Las Jornadas se celebrarán los días 23 y 24 de mayo en el Salón de Actos del IER. El Correo. Miércoles 22 de mayo de 2002.