gorantz-arriba
El
vascuence hablado en Rioja y Burgos
Revista Internacional de
los Estudios Vascos.
Reedición facsímil de la que, desde 1907 a 1936 publicó
Julio de Urquijo.
Tomo XXVI.
Biblioteca de la Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao, 1972
Hace tiempo vengo dedicando alguna
atención a recoger el sedimento que de dicha lengua queda
aún en la Rioja alta y particularmente en el Valle de Ojacastro,
habiéndose publicado dos trabajos míos en el Boletín
de la Sociedad Geográfica Nacional (1) de los cuales se hizo
tirada aparte.
El área del vascuence, como
en ellos indico, se extiende trambién por los pueblos de
la provincia de Burgos lindantes con la de Logroño, en una
zona de bastante profundidad, que llega hasta las cercanías
de la capital burgalesa, como así lo he visto después
probado por la abundante toponimioa menor que he recogido, y que
está sin publicar aún. Estas aportaciones nos enseñan
que el vascuence se habló tardíamente, por lo menos
en toda la Rioja alta, la Bureba y cercanías de Burgos (comarca
de Juarros), corriéndose también por la montaña
hasta Valdelaguna, del partido de Salas de los Infantes, cuyas actuales
regiones corresponden a la primitiva población de Berones,
Austrigones y Turmódigos, pueblos limítrofes de los
Vascones, y por consiguiente los restos del vascuence que en ellas
encontramos demuestran que lo hablaron las citadas tribus, como
ya lo sostuvo el ilustre D. Ramón Menéndez Pidal en
su conferencia del III Congreso de Estudios Vascos, en el año
1923, quien aseguraba que también pasó hasta los Vacceos,
de Tierra de Campos. El mapa adjunto presenta gráficamente
los nuevos límites del vascuence hablado y la situación
de esas tribus, para los cual he utilizado el compuesto de D. Gregorio
Balparda en el tomo I de la Historia crítica de Vizcaya
y de sus Fueros, a cuyo importante texto remito a los que deseen
profundizar más esta materia.
Podría argüirse
que estos vestigios fueron un resto o sedimento de los Vascones,
que en su época tardía (siglos IX y X) pasaron el
Ebro a repoblar la Rioja y la Bureba, que acababan de desalojar
los árabes, siguiendo el impulso natural de trasladarse a
tierras más fértiles; pero este argumento es, a mi
juicio, poco consistente, porque en tal caso los rastros serían
menores, ya que el lapso de tiempo de esa habitación será
entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante
material aludido y, por otro lado, no tendríamos la diferencia
de zonas que se perciben hoy con más o menos abundancia de
voces vascas, y precisamente están en segundo término
los lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que
empujaron a los árabes hacia el Sur, y que por contraste
fué este empuje el que mantuvo el vascuence en las montañas
vasconas y en las riojanas-burgalesas, pues de no haber tenido Castilla
este designio imperial es indudable que los árabes hubieran
quedado mayor espacio de tiempo en el Norte de la Península,
con evidente peligro para su elemento aborigen.
Además de
este argumento existe otro. Antes de esos siglos encontramos documentos
en los que aparecen nombres toponímicos euskéricos
dentro del perímetro de las regiones referidas, lo que es
prueba clara de que con gran anterioridad había ya en ella
población que hablaba vascuence.
El retroceso de esta
lengua tuvo que comenzar después del siglo XIII, pues en
su primera mitad el rey Fernando III dió a los habitantes
del Valle de Ojacastro el fuero que les facultaba para deponer en
vascuence en las pesquisas que en él hiciesen sus Merinos,
documento que puede verse copiado en mi segundo trabajo del año
1932, ya citado. La necesidad de tal disposición indica claramente
la extensión en aquella fecha del vascuence y ello nos permite
conjeturar que perduró bastante tiempo antes de perderse,
teniendo además en cuenta su topografía montañosa.
Por lo tanto, en ésos siglos posteriores al citado era el
valle una verdadera laguna lingüistica, pues ya el castellano
se había ensanchado por la parte llana de la Rioja alta y
la que limita con Alava.
Y sobre el extenso
número de material toponímico, no debe olvidarse aludir
a la existencia actual en esas regiones de apodos y frases sueltas,
total o parcialmente euskéricas, y que algunas costumbres
y danzas sean idénticas a las que actualmente tienen expresión
en las Vascongadas, lo que, con algún mayor detalle expongo
en mis repetidos trabajos.
La existencia del
vascuence en la Rioja ya la atestigua el caballero Picardo
en el siglo XII, segun ser refiere en su famoso viaje,
y modernamente se han ocupado de este tema varios investigadores
que cité en mis nombrados trabajos. También algunos
han aludido a la existencia de toponimia en Burgos. Sólo
he de referirme ahora a las listas toponomásticas vascas,
que D. Luis Eleizalde empezó a publicar en esta R.I.E.V.
en 1922, en las cuales, entre el abundante número de voces
recogidas en estas Provincias Vascongadas, incluye una pocas de
las de Logroño y Burgos, que no nos dan idea de su importancia
al quedar superadas por las de las otras zonas donde el vascuence
se ha sostenido más tiempo. He de manifestar como antecedente
importante, que la toponimia menor del Valle de Ojacastro, publicada
por mí, representa la casi totalidad de los términos
del pueblo, quedando las voces castellanas en evidente minoría,
y algo de esto ocurre en los pueblos de la provincia de Burgos.
Sin embargo, en las listas de Eleizalde no se puede percibir esta
importante observación, habiendo visto que algunos nombres
que en ella figuran están mal localizados.
Sin negar importancia
a las citadas listas y reconociendo que su autor, al coleccionarlas,
aportó a la lingüistica un importante material, parece
a mi juicio interesante separar las de la Rioja y Burgos, para publicarlas
aparte, una vez se completen todos los nombres de la Rioja, aun
no recogidos. Brindo esta idea al director de esta Revista, que,
con plausible celo, viene dedicando toda su atención al estudio
del vascuence, y estimo que esta nueva colección separada
había de servir grandemente al investigador y al filólogo;
al primero, porque presentará con toda su amplitud la profundidad
del vascuence en la Rioja y Burgos, y al segundo le facilitará
buen número de formas desconocidas, pues esa lista, además
de determinar los accidentes geográficos, descubrirá
buen número de edificaciones, nombres propios y de plantas,
que corresponden a las regiones citadas, diferentes algunos de estos
datos de las Vascongadas, dada su diferente topografía, ofreciéndome
desde luego para este nuevo trabajo con los datos que he coleccionado
y los que pueda reunir en lo futuro.
José Bta. Merino.
Bilbao, abril de 1935.

Milenario de las “Glosas
Emilianenses”
Solemne
sesión de la Academia de la Lengua Vasca en San Millán
de la Cogolla. 1974
Discursos de los señores
Irigoyen y Merino Urrutia sobre el vascuence en la Rioja
La Academia
de la Lengua Vasca celebró, el domingo, solemne sesión
extraordinaria en San Millán de la Cogolla, conmemorando
así el milenario de las “Glosas Emilianeneses”
donde fueron escritas las primeras frases en euskera.
En el amplio “hall”
(y perdóneseme la expresión) del monasterio de Yuso
se había previsto lo necesario para la sesión acádemica.
Frente a la escalinata renacentista, la mesa presidencial que fue
ocupada, bajo la presidencia del vicepresidente de la Diputación
de Logroño, señor Fernández Sevilla, por los
miembros del Instituto de Estudios Riojanos que a continuación
cito: Dr. Escudero (vicepresidente) y señor Rodríguez
Maimon (director y delegado del Ministerio de Información
y Turismo). Los académicos de la Lengua Vasca situados en
la presidencia fueron: Don Luis Villasante (presidente),
señor Haristchelhar (vicepresidente), señor
Martín (secretario), señor Merino
Urrutia académico de honor) y señor Irigoyen
(académico entrante). Por parte de la comunidad de Padres
Agustinos Recoletos, el prior del monasterio donde se celebraba
el acto, P. Rafael Euba.
Los asientos en la sala estaban
ocupados por miembros del Instituto de Estudios Riojanos, de la
Academia de la Lengua Vasca, comunidad de Agustinos, así
como de personas tanto vascas como logroñesas interesadas
en temas culturales.
Abrió la sesión
el presidente de la Academia, Don Luis Villasante,
quien se refirió a la vasconia del lugar, agradeció
las atenciones y facilidades recibidas y expuso el programa que
debería seguir la sesión extraordinaria.
Uno de los actos era el del
ingreso del nuevo académico de número, don Alfonso
Irigoyen; siguiendo una tradición de la docta institución,
los académicos también de número señores
Arrúe y Satrústegui abandonaron la sala y fueron a
buscar al recipiendario, que llegó hasta la mesa presidencial
acompañado de las personalidades citadas. El señor
Irigoyen ocupó su sitio y pronunció en euskera, su
discurso de entrada, haciendo después un resumen en castellano
del contenido del mismo.
DISCURSO DE IRIGOYEN
El
tema del discurso de don Alfonso Irigoyen versó sobre las
glosas en euskera del Códice Emilianense. Tras referirse
a la época histórica en el que el códice fue
escrito y a la geografía del reino de Navarra en la época
de Aymeric Picó, pasó a las glosas propiamente dichas.
Se detuvo más a estudiar las
segunda de las glosas “Guec ajutu ez dugu” de la que
dijo que no hacía referencia al tradicional “nos non
caigamos” sino a la frase siguiente “non nobis sufficit”.
Basándose en la propuesta de interpretación que ya
hiciera don Carmelo Echegaray, afirmó que “ajutu”,
con significado de “ayudar o acomodar” era usado por
D¨Echepare y que consideraba como una derivación regresiva
de “ajutatu”.
En cuanto al “Guec” dijo
que era plural con elemento reforzante, como también ha ocurrido
en castellano. El plural “vos”, al hacerse singular
por tratamiento mayestático, tuvo que buscar un elemento
que lo pluralizara y así nació el “vosotros”.
Lo mismo ocurre con el “gu” y el “guec”,
el “zu” y el “zuec”.
Referente a la vasquía del
territorio donde nos encontramos, además de las glosas vascas
del Emilianense, adujo las palabras euskericas en Gonzalo de Berceo
e hizo una curiosa comparación del “Don Budur”
de la cuaderna vía con el uso vasco de anteponer el “Done”
a los santos, como en Doneibane (San Juan), Donebeste (San Esteban),
etc.
En su discurso, don Alfonso
Irigoyen presentó una novedad importante, cual es una frase
en euskera anterior al glosario. Se encuentra dicha frase en el
“Cartulario de San Millán”. Al recoger una donación
de cinco ermitas que hace a San Millán García Sancho
de Navarra, el texto dice lo siguiente: “Cocedimos el confirmamos
vobis quinque eremitas vobis vicinas, id est (aquí los nombres
de las cinco ermitas) quod vulgo dicitur “Cella Alboheta”.
Estas dos últimas palabras forman una frase en euskera que
se traduce por “los alrededores del santuario”. Importante
documento éste de 929, en el que se afirma que el vulgo usa
la frase vasca.
Irigoyen adujo un nomenclator de monjas
de San Miguel de Pedroso (759) con una gran mayoria de nombres propios
vascos.
Para el académico entrante
no hay duda alguna que esta presencia de la lengua vasca en la Rioja
es anterior a la repoblación de la Reconquista.
El discurso de Alfonso Irigoyen fue
muy aplaudido y fue contestado por don Luis Villasante, quien acto
seguido hizo entrega del diploma de académico al señor
Irigoyen.
MERINO URRUTIA
Don
Juan Baustista Merino Urrutia era, hasta ahora, académico
correspondiente de la Lengua Vasca, precisamente por trabajos que
realizara hace tiempo en torno al “Vascuence en la Rioja y
Burgos”. El señor Urrutia, a su edad, continúa
trabajando activamente en los temas vascos de la Rioja y eso le
mereció que en la anterior sesión ordinaria de la
institución se acordara nombrarle miembro de honor. Con tal
motivo pronunció un pequeño discurso. Su tema fue
“Presencia del vascuence en la Rioja”.
Trató el tema desde el punto
de vista prehistórico, aduciendo en el territorio la presencia
de tribus de berones, vascones, austrigones y várdulos. Hizo
un estudio comparativo de la etnología de Rioja y el País
Vasco y ofreció documentos de que en el siglo XIII se usara
el vascuence en Ojacastro.
Terminó refiriéndose
a la conveniencia de continuar la recogida de toponimia vasca en
Rioja y Burgos y propuso la edición de obras bilingües
“pues al no dudarlo, el bilingüismo sería bien
acogido entre los no hablantes. Yo creo que con esa facilidad, el
vascuence ganaría adeptos y estima, pues no debe olvidarse
su gran importancia entre las lenguas que se hablaron primitivamente
en las tierras de España”.
Tras los aplausos al señor
Merino Urrutia, el presidente de la Academia procedió a hacerle
entrega del pergamino con el título de miembro de honor.
Cerró la sesión
el doctor Escudero, vicepresidente del Instituto
de Estudios Riojanos, quien hizo un canto emocionado y técnico
del bilingüismo.
Afirmó que malintencionadamente
se había hablado de la torpeza mental de los bilingües.
Como médico neurólogo quería desmentir públicamente
tal patraña afirmando que el cerebro humano sólo usa
una diezmillonésima parte de sus posibilidades. Afirmó
también que las nuevas corrientes de medicina psicológica
está recomendado a los jubilados que se dedicaran sin complejo,
al estudio de los idiomas.
Deseó al bilingüismo un
prospero porvenir y terminó ensalzando al figura bilingüe
de Gonzalo de Berceo.
Un gran aplauso subrayó las
palabras del doctor Escudero.
Terminado el acto académico,
y puestos todos los presentes en pie, el vicepresidente de la Diputación
de Logroño, acompañado del presidente de la Academia
de la Lengua Vasca, dejaron al descubierto la lápida que
conmemora la solemne sesión.
La lapida de mármol
blanco dice así:
“Lehen euskal esaldien mila urtehurrenaren oroitzpenetan
.
IZIOQUI
DUGU.
GUEC
AJUTU EZ DUGU.
La Academia de la Lengua Vasca,
el Instituto de Estudios Riojanos y la Orden
de Agustinos Recoletos, en conmemoración del milenario de
las primeras
glosas en lengua vasca.
San
Millán de la Cogolla. 1974-6-15.”
SANTO DOMINGO
La Academia
de la Lengua Vasca se trasladó al Parador Nacional de Santo
Domingo de la Calzada, donde la Diputación de Logroño
le ofreció un almuerzo, al que asistió el alcalde
de la capital.
Durante la comida, los temas
de conversación giraron en torno a temas culturales riojanos
y vascos. En charla con el señor Rodríguez Maimón
pude enterarme de un acuerdo de la Diputación de Logroño
de crear un importante centro de estudios en torno al monasterio
de San Millán; la noticia la juzgo de una gran importancia
y es deseo de todos que pronto sea una realidad.
Debo también señalar
que los miembros del Instituto de Estudios Riojanos habían
leído un artículo mío en el que me lamentaba
de que en una edición de las obras de Berceo que vieron la
luz en Logroño, al referirse a las palabras vascas del texto
se decía que eran de origen desconocido. Tal lamento, en
lugar de molestar al Instituto de Estudios Riojanos, les había
servido de indicación y trataban de solucionar el error para
ediciones sucesivas. Yo desde aquí y públicamente,
les agradezco tan noble y científica postura, que tan altos
valores denota y tanto les prestigia.
MONUMENTOS
Tras
el almuerzo, las personalidades se trasladaron a la catedral de
Santo Domingo de la Calzada, donde admiraron la tumba del Santo
y otras obras de arte que el templo encierra. De allí regresaron
a San Millán, para visitar el primitivo monasterio de Suso,
donde los asistentes escucharon las sabias, amenas y curiosas explicaciones
de ese gran “cicerone” que es don Tarsicio Lejárraga,
guarda de Suso.
Don Tarsicio es una institución
de quien se guarda un imborrable recuerdo. Me decía don Antonio
Arrúe que el guarda es una de esas personas que se conoce
cada diez años y que jamás se olvida.
¡Qué diferencia
de este “cicerone” con otros a los que solemos toparnos
en museos y monumentos! Este guarda en autor de una guía
del monasterio de Suso y hombre de grandes conocimientos literarios.
Como detalle curioso, a la salida del monasterio se vendría
el último libro de “Latxaga”, titulado “Errioxako
San Millan. Euskal Iturri”. Según Lejarraga, obra de
gran éxito a juzgar por las ventas.
Y de Suso a Yuso, al monasterio
denominado “El Escorial de la Rioja”, donde su prior,
el P. Rafael Euba, vizcaino, fue mostrando las maravillas del museo,
de la biblioteca, el templo claustro, etc.
A la despedida surge el deseo
de la próxima visita, de una visita que el vicepresidente
de la Diputación, dirigiéndose a la Academia de la
Lengua Vasca, deseó que tuviera lugar muy en breve.
La Voz
de España. 18-06-1974. Texto y fotos: JAVIER ARAMBURU
gorantz-arriba
HISTORIA DE LA PRESENCIA
DEL VASCUENCE EN LA RIOJA
José J. Bta. Merino Urrutia
Disertación leída por el autor en el Salón
de los Reyes del Monasterio de Yuso, al ser nombrado académico
de honor de la Academia de la Lengua Vasca. 1974
HEMOS oído
con verdadero interés el d!scurso de entrada del Académico
de Número de la Lengua Vasca, y amigo mío, Alfonso
lrigoyen y a la contestación de nuestro Presidente
el Padre Luis Villasante, y voy a tener ahora el
honor de participar en este solemne acto de conmemoración
del X centenario de las primeras palabras escritas en vascuence
por el monje glosador, y sin duda bilingüe, que aparecen en
el códice conocido de las Glosas Emilianenses.
Se da la feliz coincidencia
de que en esas mismas Glosas aparecen los primeros balbuceos de
castellano, efemérides que ha recordado ya la Real Academia
Española en esta lápida que tenemos a la vista. Agradezcamos
a la orden de Agustinos Recoletos su colaboración, que ha
hecho posible se celebre este acto con toda solemnidad dada la trascendencia
histórica que tiene para el vascuence.
Tiene para mí especial
singularidad este acto y por ello me vais a permitir que haga alguna
alusión a mi persona, ya que soy riojano por nacimiento,
arraigo continuado y por vínculos de sangre, por otro lado
Bilbao, donde he residido normalmente a partir de los primeros meses
de mi vida, me ha dado la sangre del espíritu, parodiando
la frase de Unamuno.
He de añadir de una manera
sintética que en mi está hermanado de una manera indeleble
lo vasco y lo castellano. Entre mis apellidos castellanos se mezclan
en los paternos los alaveses Ochoa de Chinchetru y López
de Vallejo, y entre los maternos tengo el Urrutia que salió
de Elorrio para la Rioja, y con el cual enlazan los apellidos Berano,
Eizaguirre de Azpeitia, lchaso, Eztala Urrutia, Ariz y Aguiriano
entre otros. El motivo de la emigración de tales antepasados
míos a la Rioja fue para tomar parte de las plantillas de
los muchos artífices que salieron a tierras riojanas, durante
varios siglos, para dedicarse a muy diversas tareas de la construcción.
Después de este preámbulo
de tipo personal creo que interesa conocer la importancia monasterial
de la Rioja, en cuyas tierras se levantaron los conventos de San
Millán de Suso y de Yuso, de Albelda, de Valvanera, de Nájera
y el de San Miguel de Pedroso, que aunque hoy esté en la
provincia de Burgos, no lejos de Belorado, puede considerarse unido
a las tareas que en el medievo realizaban los monasterios riojanos,
precisamente en el momento en que se estaba gestando la nacionalidad
española.
Gracias a contar la Rioja con
estos centros monacales pudieron, recogerse en sus escritorios los
primeros aconteceres históricos, fuentes que han podido llegar
hasta nosotros en los Cartularios de cada uno de ellos, por virtud
de los cuales podemos conocer hoy lo que pasó en aquellos
tiempos remotos. Ahora he de hacer poco uso de fuentes históricas
para dar a conocer algunas pruebas de la presencia del vascuence
en la Rioja, para lo que me servirán, en cambio, las orientaciones
de los prehistoriadores y la ayuda de la toponimia menor recogida
y publicada por mí durante buen número de años
en las largas estancias en mi casa de Ojacastro.
El nombre de la "Rioja"
figuró por primera vez en el Fuero de Miranda del año
1099. Parte de sus tierras se integraron en 1832 en la actual provincia
de Logroño, cuyos límites nada tienen que ver con
los geográficos, y sobre todo con la Rioja de la época
prehistórica que vamos a estudiar a continuación.
Después de estas explicaciones
de tipo histórico empiezo por utilizar la prehistoria a fin
de dar a conocer cuáles fueron las razas primitivas antepasadas
de los actuales riojanos. Esta ciencia, cada vez con más
cultivadores, me sirve de guía para tal conocimiento, y con
ella podremos caminar con cierta seguridad para poder tener alguna
orientación de la primera habitación humana que vivió
sobre las tierras riojanas y deducir alguna hipótesis alrededor
del tema que me ocupo. No hay que olvidar que la prehistoria, por
motivos obvios, se halla en cosntante renovación de criterios,
ya que éstos se modifican con cada nuevo descubrimiento que
se consigue en las excavaciones, que echa por tierra anteriores
apreciaciones.
Entre los trabajos más
destacados de los prehistoriadores me sirven de guía los
del maestro Luis Pericot, así como también las opiniones
que recoge con el mismo título José María Gómez
Tabanera, libro publicado en 1967, en el que pueden verse varios
artículos que pueden servir a quien desee tener mayor contraste
de pareceres y conocer cómo se encontraban en esa fecha los
trabajos prehistóricos en España.
Además de estas consideraciones
preliminares no debe olvidarse que la Rioja fue siempre región
muy codiciada por los que habitaron en sus cercanías, ya
que sus tierras eran más ricas agrícolamente consideradas,
y que por lo tanto se dieron en ellas desde la prehistoria acciones
de guerra por poseerlas. En esta idea se hallan de acuerdo las opiniones
de los prehistoriadores. así como en el nomadismo, que era
frecuente en la primera población de pastores y cazadores
que llegaban de las montañas del Norte de la Península.
detalle que dificulta cualquier juicio sobre pueblos y razas que
primitivamente habitaron las ricas tierras riojanas, que se asentaron
en las vegas de sus ríos, que desembocan en el Ebro. Esta
inquietud de los primitivos pueblos, base de los actuales riojanos.
duró hasta la final integración de la Rioja con Castilla.
No se han hecho demasiados trabajos
de excavación en las tierras de la Rioja, y además
se han realizado de una manera aislada. hasta que en estos últimos
años se han intensificado, como veremos más adelante.
Después de nuestra guerra
civil, la Comisión Provincial de Monumentos de la Rioja,
con ayuda de la Diputación de Logroño, encargó
al malogrado prehistoriador Blas Taracena varias excavaciones de
los yacimientos más importantes, que continúo Augusto
Fernández Avilés. Unicamente se realizaron excavaciones
exploratorias en El Redal y Cantabria, y en el estudio de nuevos
trabajos para conocer la importancia riojana. En el primero aparecieron
datos de la industria lítica y un buen lote de vasijas. El
prematuro fallecimiento de Taracena y nuestra guerra interior paralizaron
los trabajos. Ambos yacimientos han vuelto a ser excavados ahora
y se han publicado sus hallazgos, en unión de los realizadores
en estos años, de que me ocuparé después. El
libro que recoge estos datos acaba de editarse bajo la dirección
del profesor de la Universidad de Navarra Alejando Marcos Pous.
El citado libro se publicó en Logroño con el título
Miscelánea de Arqueología Riojana, el año 1973.
Desde fines del siglo pasado
el incansable investigador don Pedro Gutiérrez Achútegui
se dedicó con interés a salvar muchas piezas de Calahorra
y su amplia zona, cuyos hallazgos pueden situar la población
de esa zona riojana entre 1800 a 1400 antes de Cristo. Se localizó
también el Dolmen de Peciña al pie de la Sierra de
Toloño, y otro muy abandonado en Nalda, no lejos de Logroño.
Se ha publicado en el libro
referido una interesante colección arqueológica recogida
por don Julio Rodríguez, profesor del Seminario de Logroño,
que tiene mucho interés para quien quiera profundizar los
estudios de que me vengo ocupando.
Profesores de la Universidad
de Navarra, dirigidos por el citado profesor Marcos Pous, y secundados
por otros profesores de esa Universidad y de la de Zaragoza, han
excavado sistemáticamente distintos yacimientos y han recogido
en el mismo libro el resultado de sus trabajos. De las excavaciones
anteriores se deduce que la primera habitación humana de
la Rioja puede fijarse en la Edad de Piedra, acaso en el neolítico,
y me sirve como uno de los argumentos que presento para documentar
mi tesis sobre la época en que puede fccharse la presencia
del vascuence.
Para dar una idea de las tribus
que poblaron la Rioja he compuesto un mapa siguiendo las ideas recogidas
de autores solventes. En él indico gráficamente la
situación de las que poblaron la Rioja, que en su mayor parte
estuvo ocupada por los "berones", y una porción
parecida de la zona Sur por los "bascones", y por el Norte,
en una pequeña parte, se asentaron los "autrigones".
No podernos afirmar todavía cuál fue el idioma que
hablaron esas primitivas tribus, que a mi juicio no cabe duda que
poseían el vascuence, puesto que dada la abundancia de los
restos de la toponimia menor que hemos conseguido de esa lengua
tiene gran fuerza, como luego veremos citada, mientras no haya pruebas
en contrario.
Probada ya la existencia de
la habitación humana en la Edad de Piedra, viene a mano lo
que nos dice el profesor Luis Pericot en el discurso
pronunciado en la clausura del XII Pleno del Consejo Superior de
Investiagaciones Científicas -1952-. Dado su interés
copio uno de sus párrafos, que dedica a la posible presencia
del vascuence en el prehistoria:
"Precisamente
por ser (el vascuence) el único idioma que se escapa visiblemente
de la prehistoria, porque Dios ha hecho el milagro de conceder a
España esa reliquia del Paleolítico o del Neolítico.
¿Quién sabe qué es la lengua vasca? Nada puede
en los países europeos devolver a un hombre del siglo XX
la sensación de transponerse a 5 ó 10.000 años
antes. A nosotros nos basta para ello con escuchar a unos campesinos
vascos en alguna de sus fiestas populares improvisando en su vieja
lengua y cerrar los ojos. ¡Estamos oyendo a unos pastores
neolíticos o acaso a quienes pintaron Altamira!".
Después
de esta autorizada opinión sobre la antigüedad del vascuence
presento otra prueba, indiscutible a mi juicio, que quiero unir
a la ya expuesta, que ayuda a concretar cuál fue la lengua
que habló la primitiva población que pervivió
en las tierras de la Rioja. Se trata de la toponimia, ciencia que
nos facilita hoy como un libro abierto, los nombres que se dieron
primitivamente de los ríos, términos y accidentes
del terreno que han perdurado hasta ahora. De la recogida de esa
toponimia menor vasca me ocupé hace bastantes años
publicando varias listas de mis campañas, y tuve la suerte
de encontrar buen número de esos nombres. Entre éstos
tienen aun mayor importancia los que se aplican a los ríos
y a sus afluentes, ya que sus nombres estimo que son los primeros
que se designan por los que llegan a pisar las nuevas tierras. Esas
listas se publican, en mi libro El Vascuence en la Rioja
y Burgos, año 1962. Por cierto.
que entre los nombres vascos se halla el de "Oia", que
con la palabra castellana "Río" por delante se
forma el de la región de la que nos estamos ocupando. Y estimo
que ese nombre y el de los demás que figuran en mis listas,
no se les puede achacar que sean de época de la repoblación,
a la que, según algunos opositores suponen, se deben todos
los toponimos vascos en la Rioja, sin que ellos se den cuenta que
cuando llegó esa repoblación en los siglos IX y X
ya se ha hablado el vascuence en la Rioja, como quedará probado
después. Cuando en efecto tuvo lugar tal repoblación
en los citados pueblos en esos siglos fueron descendiendo de las
montañas de la antigua Bardulia y de las tierras que ocuparon
los Caristios, que se asentaron en las que quedaron libres cuando
los árabes fueron empujados hacía el Sur. Estos hombres
del Norte, con los que llegaron de las tierras de Alava, se fueron
estableciendo en las ricas vegas del río Oja y del Tirón,
donde fundaron poblados, a los que con frecuencia imponían
su nombre y agregaron el sufijo vasco "Uri", que ha sido
la base de los nombres de buen número de actuales municipios,
que han conservado hasta hoy los nombres fundacionales.
En la Rioja Media y Baja los
toponimios vascos recogidos se aminoraron bastante, porque en ambas
zonas, entre otras razones, acaso más imprecisas, pervivieron
los árabes mayor número de años que en la Alta,
y por esta causa muchos nombres vascos se arabizaron en ella, como
ocurrió con los de algunos pueblos, tales como Albelda. Alberite,
Alfaro y Alcanadre, de la Rioja Media y Baja, que tienen marcado
arabismo. Además de esta influencia, no debe olvidarse que
en toda la toponimia hispana se encuentran celtismos e iberismos,
que no han de faltar también en la Rioja, de cuyas lenguas
en esa tierra faltan trabajos, a fin de descriminar bien la toponimia.
No hay que olvidar además que es cruce de lenguas y que algunos
creyeron que el vasco y el íbero eran las mismas cosas que
aún se siguen discutiendo y es problema que aún está
sin desvelar.
Pero además de la importante
prueba que nos da la toponimia menor, tenemos también la
que nos dan los antroponios medievales, que pueden verse en los
cartularios de los grandes monasterios riojanos que hemos citado,
de los que he publicado abundante lista de nombres vascos en varios
de mis libros, entre ellos el que he citado. Todos estos datos ayudan
a corroborar cuanto vengo diciendo sobre la época del vascuence
en la Rioja, además de lo que voy a manifestar.
En mis pesquisas por archivos
y bibliotecas tuve la suerte de descubrir entre las muchas "Fazañas"
que copian Marichalar y Manrique en su Historia
de la legislación, una que sigue siendo adecuadísima
para demostrar que el vascuence fue lengua hablada en la Rioja.
La publiqué en el año 1932 en uno de mis primeros
trabajos que salieron en el "Boletín" de la Sociedad
Geográfica Nacional, después de hacer un detenido
estudio para fecharla. Después que la di a conocer se ha
estimado por profesores y lingüístas que han tratado
de ese tema como indiscutible para asegurar que el vascuence tiene
en la Rioja la época que vengo sosteniendo. La fazaña
aludida puede verse en la página 273 del tomo II de dicha
obra, y que copiada a la letra dice así:
"22 de una
fazanya de Don Moriel Merino Mayor, et del Alcalde de Oia-Castro.
Esto es por fazanya que el Alcalde de Oia-Castro mando prendar D.
Morial que era Merino de Castilla porque juzgara que el ome de Oia-Castro
si le demandase ome de fuera de la Villa o de la Villa que el recudiese
en Vascuence. Et de sopo D. Morial en verdad, que tal fuero habián
los dos de Oia-Castro, e mandol dexar e dexaronle luego a que juzgase
su fuero".
Como los referidos
autores no señalan fecha de la fazaña, puesto que
de las 29 que presentan, en unión de la citada, no exceden,
según ellos, de Alfonso VIII, tuve que investigar en el tiempo
de la Merindad de don Morial o don Morael para fechar la que presento
a los lectores, y pude averiguar que el citado don Moriel fue
Merino Mayor de Castilla de 1234 a 1239.
De modo que la fazaña
en cuestión queda comprendida entre los años citados
y, por lo tanto. demostrado documentalmente que en la Villa de Ojacastro
se hablaba aún el vascuence en la primera mitad del siglo
XIII.
Como queda demostrado en la
citada villa, cabeza del extenso valle en la Edad Media, el vascuence
era lengua hablada por todos sus habitantes hasta el punto que llegó
a exigir que se dictara la disposición copiada, que es una
prueba más de cuanto vengo diciendo. que en unión
de lo que se desprende de la arqueología y de la toponimia
hay que concluir y asegurar la presencia del vascuence en ia Rioja
como única lengua desde la llegada de la primera población
a sus tierras. También puede juzgarse que el vascuence hablado
existiera hasta fechas bastante posteriores a la fazaña citada.
Me interesa añadir que
las costumbres y forma constructiva de las vieias construcciones
en los actuales pueblos son todavía hoy, sobre todo en la
sierra, fiel reflejo de la etnología de los aborígenes
que primeramente habitaron en las cabañas de la sierra, que
aún pueden verse relacionadas en la primera documentación
de los siglos IX y X. Al aumentar esas construcciones se formaron
las aldeas de las Sierras de la Demanda y Cameros que, al agruparse
y crecer, dieron lugar a los actuales municipios.
En obsequio a la brevedad omito
varias conclusiones, que figuran en mi libro, que aclaran aún
más cuanto vengo diciendo, pero antes de terminar estimo
que debemos sacar de este solemne acto milenario algunas consecuencias
que redunden en beneficio de los estudios de la lengua vasca, y
a tal fin voy a proponer dos conclusiones, una de las cuales la
enuncié ya en mi referido libro.
La primera se refiere a la conveniencia
de continuar la recogida de toponimia en los límites que
quedan indicados de las zonas de Rioja y Burgos, donde se habló
vascuence. Es labor lenta y penosa, pues debe hacerse sobre el terreno,
pero la tarea puede ser premiada con positivos resultados. Debe
hacerse en equipo, si fuera posible con universitarios en la época
de vacaciones, que pudiera patrocinar el Instituto de Estudios Riojanos,
ya que nos viene dando muestra de su dedicación al tema,
en su ayuda en el acto que hoy celebramos. Para ese trabajo supongo
fundadamente que se contará con el eficaz asesoramiento de
la Academia de la Lengua Vasca.
Tal tarea puede ser completada
con la investigación de datos toponímicos e históricos
sobre esa lengua, y además otros sobre la historia civil
y eclesiástica de las Vascongadas, que deben obtenerse en
los archivos de las catedrales de Calahorra y Santo Domingo de la
Calzada, que hasta el siglo pasado estaban integradas aquéllas
en ambos Obispados. Con el mismo propósito deben investigarse
los archivos de Protocolos de Logroño y los de algunos Municipios
radicados en las zonas limítrofes aludidas. Tales investigaciones
pueden servir para desvelar el nebuloso clima que han presentado
hasta hoy los estudios del vasco-iberismo en la zona a investigar.
Y concluyo dirigiendo un ruego
a la Academia de la Lengua Vasca que considero de gran oportunidad,
por estar entre nosotros una gran representación de académicos
de esta vieja lengua en estas tierras riojanas que se castellanizaron,
como hemos visto a partir del siglo XIV, lengua que debe estudiarse
con el propósito que aumente su difusión, a pesar
de los conflictos lingüísticos que por doquier la acechan.
El ruego se refiere a la conveniencia de utilizar el bilingüismo
en todas aquellas publicaciones que se considere factible, y que
a la vez la Academia recomiende su uso, pues, a no dudarlo, el bilingüismo
sería bien acogido entre los no hablantes. Yo creo que con
esta facilidad el vascuence ganaría adeptos y estima, pues
no debe olvidarse su gran importancia entre las lenguas que se hablaron
primitivamente en las tierras de España.
Doy por terminado este trabajo
sobre la historia de la presencia del vascuence en la Rioja, cuyos
juicios someto a otro mejor criterio y a las nuevas pruebas que
aparezcan para su establecimiento.
gorantz-arriba
EL
FOLKLORE EN EL VALLE DE OJACASTRO
Con tradiciones y detalles
de la vida rural de los pueblos de
Ojacastro, Ezcaray, Valgañón, Zorraquín, Santurde
y Santurdejo
IER. Logroño - 1949
PRÓLOGO
El estudio de las
costumbres de las variadas regiones españolas en su aspecto
etnológico y la recogida de sus peculiaridades, se ha llevado
hasta ahora de una manera amplia, abarcando grandes regiones, casi
siempre zonas provinciales. Existen, sin embargo, varios trabajos
que se circunscriben al estudio completo de un pueblo o región
geográfica.
Estas últimas pueden presentar
una idea más acabada de las costumbres de cada región
al estudiarlas en conjunto, presentando todos los variadísimos
aspectos que abarca su folklore.
Así lo estima el maestro don
Luis de Hoyos Sáinz, que con don Telesforo de Aranzadi fueron
los iniciadores de los estudios etnológicos en España,
tratándolos de una manera sistemática.
Julio Caro Baroja, entre las varias
disciplinas que cultiva con gran competencia, ha publicado variados
trabajos sobre esta materia y sobresale entre ellos el reciente:
"La Vida Rural en Vera de Bidasoa". En el prólogo
de esta monografía etnológica propugna también
por la convivencia de que se escriban trabajos parecidos sobre localidades
o regiones naturales que presenten todo el caudal costumbrista que
atesoren, reuniendo sus más pequeños detalles. Tal
obra es una prueba de la citada afirmación de su autor, fino
observador de la vida campesina de su pueblo natal.
Siguiendo este criterio he preparado
este trabajo con los datos que había reunido con anterioridad
durante mis largas estancias en el país, en unión
de otros materiales adquiridos recientemente sobre la vida campesina
y las tradiciones de los pueblos del Valle de Ojacastro, que forman
un conjunto geográfico definido y que han tenido una vida
común con un relativo aislamiento de los Valles vecinos,
pero manteniendo cada poblado las características que quedan
detalladas al estudiarlos. A la vez que los datos citados se agregan
otros de pueblos vecinos, que como se verá tienen fisonomía
idéntica, aunque algunos sean de la provincia de Burgos.
El trabajo se ha ceñido a la
presentación del mayor número de detalles de la vida
pastoril y campesina desde su albores históricos, añadiendo
previamente determinados aspectos prehistóricos como antecedente
preciso. He procurado mostrar todo el sedimento tradicional que
nos legaron nuestros mayores, que es al fin la mejor ejecutoria
a que pueden aspirar los hombres, sin que sirva de desdoro la sencillez
de sus vidas.
Estimo que han de interesar los relatos
recogidos en este Valle, en el que nace y discurre el histórico
Río Oja, por la gran riqueza folklórica que presentan,
muchos de ellos semejantes a los que nos ofrece la tradición
de los habitantes de las Sierras Riojanas de Cameros y Urbión,
en donde nacen los ríos Najerilla, Iregua, Leza y Cidacos,
que desde su nacimiento desciendesn hacia la ubérrima llanura
riojana que bordea el Ebro.
Es de desear se hagan trabajos de
conjunto de esos Valles y de las demás comarcas geográficas
riojanas, a fin de que en fecha no lejana se pudiera conseguir la
reunión de todo el folklore, que será rico en modalidades,
ya que ha sido tierra influenciada por los distintos pueblos que
codiciaron su fértil suelo. Hasta ahora son pocos los trabajos
dedicados a estos estudios en la Rioja, pues aparte los publicados
por don Blas Taracena, don Ismael del Pan, don José Magaña,
don Bonifacio Gil, don Gonzalo Manso de Zuñiga, etc, están
por hacer los estudios parciales aludidos. Y es fuerza repetir la
urgencia en la tarea, dada la rápida desaparición
del materila folklórico por la unificación costumbrista
que viene imperando.
Este trabajo fué presentado
al concurso de los Juegos Florales que se celebraron en Logroño
en el mes de Septiembre de 1948, con motivo de la II Exposición
de Ambas Castillas y obtuvo uno de los premios.
Los dibujos a pluma son de mi sobrino
J.D. de Echevarría y el que representa el "Estandarte
del Rey de las aldeas", de J.M. Pinilla. Las fotografías
fueron sacadas por mí.
Ojacastro, Septiembre de 1949.

EL FOLKLORE
EN EL VALLE DE OJACASTRO
Con tradiciones y detalles de la Vida Rural
de los pueblos de Ojacastro, Ezcaray, Valgañón, Zorraquín,
Santurde y Santurdejo.
No pretenden estas
notas otra cosa que dar a conocer a los etnólogos y curisos
una serie de costumbres y tradiciones de los cuatro pueblos del
antiguo Valle de Ojacastro, y de sus dos más cercanos, muchas
de ellas desaparecidas y otras a punto de perderse.
DESCRIPCIÓN DEL VALLE
Su
geografía.- Desciende el Valle de las estribaciones
de la Sierra de la Demanda, y desemboca en la Comarca de la Rioja
Alta, que ahora corresponde a la provincia de Logroño, cerca
de la población de Santo Domingo de la Calzada.
Limita el Valle por el Este con el
pueblo de Pazuengos y el Valle de San Millán, del que está
separado por una cadena montañosa. Al Sur, o sea al fondo,
se encuentra la altiplanicie de la Demanda y las tierras de la provincia
de Burgos, más altas desde luego que las que riega el Oja.
Por el Oeste sigue la provincia de Burgos, de la cual está
separada por las elevadas planicies de Pradilla y la zona montañosa
que sigue hasta las estribaciones de los pueblos de Morales y Grañón.
Desde luego, la gran salida del Valle
fué el camino que desde Ezcaray pasaba por Ojacastro y Santurde
para llegar a Santo Domingo de la Calzada, hasta mediados del siglo
XIX, y que a partir de esa fecha se convirtió en carretera
del Estado.
Las demás comunicaciones practicables
han sido caminos de herradura. Los más importantes son: el
de la Demanda que sigue el río Oja hasta la aldea de Posadas,
y desde allí trepa el paraje llamado la Cruz de la Demanda
y sigue al pueblo de Barbadillo de Herreros, en la provincia de
Burgos, que salva alturas superiores a 1.900 metros. Modernamente
se ha construido una carretera que desde Ezcaray sigue a Pradoluengo
y Burgos.
Precisamente ha conservado el Valle
mucho carácter haste el día, por su especial situación
geográfica. En mis trabajos sobre el vascuence en este Valle
queda hecha ya una ligera descripción (1) y de algunas costumbres
que ahora voy a ampliar. Prueba de su aislamiento fué la
persistencia del vascuence en sus tierras, cuando ya el castellano
se había extendido por todas las limítrofes. Como
la mayor parte de la toponimia del Valle y zonas cercanas es vasca,
un estudio a fondo puede dar a conocer muchos arcaísmos de
todo orden, ya que el vascuence, como es sabido, en sus designaciones
es descriptivo.
En la parte alta del Valle nace el
Río Oja que dió nombre a la región. Discurre
con gran desnivel, y en las épocas de lluvia y nieva llena
el ancho lecho cascajoso, que queda seco la mayor parte del año.
De ahí que en el país se le llame "GLERA"
o "ILERA".
El poblado de mayor
vecindario es Ezcaray, que se encuentra el primero entre los pueblos
que voy a estudiar, y está situado en las márgenes
del río, a unos 800 metros sobre el nivel del mar, y en un
ensanchamiento del Valle. Es el centro de los otros pueblos, y de
las aldeas enclavadas en su mayoría en la parte montañosa.
Muchas están situadas aguas arriba de la citada villa en
el Valle principal y otras en los distintos barrancos y vallecitos
que a él afluyen. Se hallan ya arruinadas Espurgaña,
Santa María de Lueñe, San Juan, Lazalaya, Sagastia,
Ermua o Surabura y Bonicaparra. Están aún en pie y
pobladas Turza, Cilbarrena, Urdanta, Zaldierna, Azarrulla, San Antón,
Posadas, Altuzarra y Ayabarrena. Estas aldeas tienen entre sí
límites que se respetan sus vecinos. La jurisdicción
de este pueblo es muy extensa y llega hasta el cerro de San Lorenzo,
que tiene 2.262 metros de altura. El primitivo límite con
Ojacastro lo establecieron las aldeas de uno y otro pueblo.
A un lado de Ezcaray, y a su izquierda,
se abre un corto y apacible valle en el que se encuentra primeramente
el pequeño poblado labriego de Zorraquín.
En el fondo montañoso se halla
recostado el pueblo de Valgañón, que limita con la
provincia de Burgos y tiene mayor vecindario que el anterior.
En la parte Oeste del último
pueblo se forma una planicie con más de 1.200 metros de altura,
y primeramente se halla la aldea de Valgañón, llamada
Anguta. Cerca de ésta se encuentran los pequeños poblados
de Pradilla, Eterna y Avellanosa, de la provincia de Burgos. cuyas
costubres y etnología conservan aún muchos rasgos
primitivos, dado su alejamiento y la falta de medios de comunicación,
pues todavía no ha llegado el carro a esos cuatro poblados.
Toda su fisonomía actual se parece a la que voy a estudiar,
conservando aún mayores arcaismos.
A poca distancia de Ezcaray, y aguas
abajo, se halla Ojacastro, también al lado del Río
y dividido en tres barrios: Nuza o de Arriba, Barrumbarro o la Plaza
y del Pisón (2) o Bajero. Hasta mediados del siglo XIX, sus
aldeas se agrupaban en dos cuadrillas, llamadas Arrupia y Garay,
a la derecha y a la izquierda del Río. La primera comprendía
las aldeas de Ulizarna, Uyarra, Santasensio, que aún existen,
y Escarza y Larrea, arruinadas ya. En la de Garay se agruparon Amunartia,
Tondeluna y Arbiza, habitadas todavía, y Zabárrula,
Matalturra, Masoa y Espidia que se arruinaron hace tiempo.
Dos se hallan en la parte baja y las
demás en los montes de su extenso término. Se da el
caso que las aldeas citadas se edificaron en los límites
de la jurisdicción de este pueblo y han servido para conservar
sus pastos de la codicia de los inmediatos y a la vez sus tierras.
Siguen aguas abajo los pueblos de
Santurde y Santurdejo, que aunque no formaron al comienzo parte
del Valle políticamente, pueden asimilarse a él, dada
su posición geográfica, y son los que establecieron
la transición entre el Valle y la parte llana de la Rioja
Alta. El primero se halla en la margen izquierda del Río,
y el segundo edificado a lo largo de un profundo barranco que se
inicia en el pueblo de Pazuengos, cuyas aguas desembocan por la
derecha al río principal.
El vecindario y el número de
casas de cada pueblo en la época del catastro del Marqués
de la Ensenada, año 1752, eran los siguientes:
Ezcaray, 134 vecinos en la Villa.
132 vecinos en las 11 aldeas que en esa fecha estaban pobladas y
por consiguiente la mitad del vecindario poblaba la Villa y la otra
mitad las aldeas. 266 en total.
Zorraquín, 20 casas habitadas
con 19 vecinos. 12 casas sin habitar. 22 casas arruinadas
Valgañón, 163 casas habitadas con
140 vecinos. 142 casas habitables. 8 casas inhabitables. 13 casas
arruinadas.
Ojacastro, 142 casas habitadas con 178 vecinos.
21 casas inhabitadas. 56 casas arruinadas.
Las aldeas de este
pueblo sumaban, hasta mediados del siglo XIX, la mitad de las casas
y vecinos, y estaban a la vez divididas en las dos cuadrillas citadas,
que tenían por cierto igual vecindario.
Santurde, 83 casas habitadas con
74 vecinos. 20 casas inhabitadas. 11 casas arruinadas.
Santurdejo, 78 casas habitadas con 73 vecinos.
6 casas inhabitables. 3 casas arruinadas.
Considerados los
datos transcriptos en relación con el número de habitantes
que hoy tienen los pueblos del Valle, nos encontramos que ha disminuido
Valgañón, que se mantienen inalterables Ojacastro
y Zorraquín y que han aumentado Ezcaray, Santurde y Santurdejo.
La reducción del número
de habitantes en Valgañón se debe a que hace años
desapareció la artesanía que en ese pueblo se dedicaba
a la fabricación de paños y los pocos cultivos que
consienten sus tierras no pueden absorber los brazos que quedaron
sin ocupación, habiéndose producido la natural emigración,
a Madrid principalmente.
El crecimiento de Ezcaray es debido
a que ha podido mantener su artesanía, transformándola,
como veremos más adelante. Respecto a los otros dos pueblos,
el aumento obedece a la ampliación de sus cultivos agrícolas
por la supresión de los barbechos merced a la bondad de sus
tierras, mejoradas en parte por la ampliación de riego.
El vecindario de las adeas de Ojacastro
y Ezcaray ha disminuído sensiblemente en beneficio de su
casco urbano, fenómeno que se debe a la falta de buena vivienda
y de las primarias condiciones de vidad. También se debe
a la decadencia de la ganadería y la despoblación
de los bosques, que eran los medios de vida de su población,
como luego veremos.
A partir de los pueblos de Santurde
y Santurdejo se va ensanchando el Valle que termina antes de la
Ciudad de Santo Domingo de la Calzada, fundada por el Santo protector
de peregrinos, los cuales pasaban, camino de Santiago de Compostela,
por su actual emplazamiento.
CARÁCTER DEL VALLE
La vida pastoril y la rudimentaria
agricultura de la primera época histórica fué
transformándose a medida que los nuevos cultivos necesitaron
mayores roturaciones.
La ganadería lanar y vacuna
ha sido muy importante en el Valle y ha dado ocupación y
alimento a sus habitantes.
Al desaparecer los pastos de las tierras
más llanas, buena parte del ganado lanar pasaba los inviernos
en Extremadura, sobre todo el de los grandes ganaderos de Ezcaray.
Dada la corta agricultura, los habitantes
del Valle, sobre todo en la primera época, hubieron de buscar
en otros oficios los medios necesarios para su sustento. Así
vemos florecer la artesanía textil que en su lugar detallamos,
la cual tuvo importancia en Ezcaray y también en Ojacastro
y Valgañón, conservándose aún en el
primer pueblo, algo industrializada.
La vida de los tres citados centros
urbanos se desenvolvía entre el campo y el fallar, que los
vecinos tenían en su propia casa. Únicamente en Zorraquín
no hubo artesanía, sin duda por la falta de agua para accionar
molinos y batanes, y a que su reducido vecindario pudo tener ocupación
en la agricultura.
En estos cuatro pueblos y en Santurde
y Santurdejo se ha dedicado buena parte del terreno llano a pradera
artificial, aprovechando los muchos ríos y arroyos. En estas
praderas pacen el ganado vacuno y caballar en primavera y otoño,
dándose con dalle una siega alrededor de Santiago. El heno,
vellón, como se le domina en el país, se ata en gavillas
y se mete en los pajares para alimentar al ganado durante el invierno.
La población de Ojacastro,
Santurde y Santurdejo, es desde hace tiempo más acusadamente
labradora que ganadera. Por un lado la mejor utilización
de las tierras con los cultivos de las hortalizas y patatas, y por
otro la mayor extensión de tierra dedicada al cultivo de
cereales.
El ganado lanar se ha reducido mucho
y sólo se mantiene en los cuatro pueblos, sobre todo en las
aldeas de Ezcaray y Ojacastro. El vacuno de recría y de labor,
en todos ellos.
De todos los datos expuestos se deduce
que, primitivamente, estuvieron más pobladas las montañas
que circundan el Valle, restos de cuya habitación son la
mayor parte de las aldeas citadas. Hasta el siglo XVIII, el vecindario
de ellas, tanto el de Ezcaray como el de Ojacastro, era mayor que
el de las Villas. En documentos primitivos se descubre la existencia
de cabañas, corral de ganado y habitación de pastores
a la vez, de cuyos restos han quedado esas aldeas, y así
se dice repetidamente en ellos «Ezcaray y sus cabafias>,
«Gjacastro y sus cabañas», « Zorraqufn
y sus cabañas ». Eran numerosas por cierto hasta el
extremo de que para sus habitantes había culto en los primitivos
y reducidos. Monasterios, de que hay noticia en el Valle que coincidían
con esos primarios núcleos de población. De ahí
y de otros hechos puede afirmarse, que la primitiva población
era pastoril. Es curioso leer, a propósito de esta población
de las montaRas, en documentos anteriores a 1509, que entre Valgafión
y Ojacastro, a unos 1.500 metros de altura, existía la era
del Palacio de la Reina, prueba de que se cultivaban esas tierras
altas que hoy son montes. Pero aún hay más. En toda
la toponimia de los pueblos más altos, Valgañón,
Zorraqufn, y hasta en la de Ojacestro, se comprueba la existencia
de vifiedos, y muchos de ellos, los del llano, adoptaban la forma
de parrales, sobre todo en dicho último pueblo. No sólo
se hallaban eñ el llano, 800 m. de altura media, sino que
se veían hasta en las montañas. Así en un documento
de 1545 que se encuentra en el Ayuntamiento de Ojacastro ae lee
que, estando un testigo «cellando una cuba en la aldea de
Larrea». Esta aldea hoy desaparecida se encontraba a más
de 1.500 metros de altura.
No se puede precisar la fecha en que
se desceparon estos vitiedos. Sin embargo, en un documento de 1590,
ante el Escribano de Ojacastro, Pedro Pérez de la Puente,
el Procurador Síndico se dolía de que se desceparan
muchas viñas en los términos de Irionda, Guísala,
Quiricia y Malarriña, con lo que se seguía grave perjuicio
para el pueblo, pues ellas producían más de 20.000
cántaras, que representa una importante cantidad en el consumo
del mismo.
Asombra leer estos datos cuando hoy
las viñas sólo se cultivan a 600 metros de altura,
o sea en el limite de Santo Domingo de la Calzada y Castañares.
Este descenso del viñedo puede obedecer a un indudable enfriamiento
de la tierra. Es lógico por otro lado, que el hombre habitara
estas montañas cuando podía gozar del regalo que proporcionaban
las vides y la abundancia de la caza, pues hay constancia de existir
corzos y venados todavía en el siglo XVII.
Aparte del singular cultivo de la vid, se labraban las tierras altas
de los montes, las cuales se sembraban de centeno, de cuyo grano
se hacía el pan. La tierra llana se destinaba, en la primera
época, a praderas únicamente y al cultivo de algunas
hortalizas.
A partir del siglo XVI fué
creciendo con vida independiente cada núcleo de población,
sobre todo los que se edificaron cerca del río, desapareciendo,
paulatinamente las cabañas, a medida que los medios de vida
de las montañas fueron reduciendo la población de
las aldeas, fenómeno éste que viene acentuándose
en nuestros días.
En las aldeas de Ojacastro, y sobre
todo en las de Ezcaray, han participado las mujeres en los más
rudos trabajos del campo, y aún continúan haciéndolo
en nuestros días, sustituyendo a los hombres en muchas tareas.
Entre otras ocupaciones, aran y siembran
las tierras, mientras los maridos van al monte y llevan la leña
a Ezcaray. Cavan las huertas y patatales.
Las madres con hijos pequeños,
cuando iban al trabajo, los llevaban a la espalda, atados con el
orillo de los paños de buriel, al que daban varias vueltas
para que quedase bien sujeto.
Este endurecimiento de las mujeres
del Norte ya se ha estudiado antes de ahora y merece consignarse
aquí lo que ocurre en este Valle, para ensanchar el área
de este singular fenómeno.
También los hombres eran más
fuertes y se entregaban a trabajos más rudos. Ejemplo de
esta afirmación es la costumbre de cargarse grandes pesos.
Hasta los primeros años de siglo los granos se envasaban
en las eras en grandes sacos llamados costales, que transportaban
a los altos de las casas. Su capacidad era tres fanegas. Cuando
se llenaban de trigo pesaban 129 kilos. Ese costal se lo cargaba
al hombro antes de ponerlo sobre el lomo del caballo y al descargarlo
lo subía a la espalda hasta el alto de la casa.
Al modificar los medios de vida de
estos pueblos por el abandono del cultivo de las tierras altas,
por la práctica del de las bajas, y el cese de la fabricación
de paños en forma de artesanía, sistema que principalmente
rigió en el Valle, casi toda la población de los pueblos
se entregó a la agricultura, que exigió más
brazos al contar con más y mejores terrenos en cultivo, como
después veremos. Prueba de ello es que la densidad de la
población no se ha alterado sensiblemente.
Excepción de lo dicho es lo
ocurrido en el poblado urbano de Ezcaray que ha seguido creciendo
hasta principios de siglo, debido al establecimiento de algunas
industrias de bayetas, patíos, boinas y derivadas de la madera,
que viene dando ocupación a buena parte del vecindario. A
partir de esa fecha se halla estacionado el crecimiento por la competencia
que sufren estas industrias.
Por otro lado recibe Ezcaray algunos
vecinos de las aldeas que periódicamente abandonan las casas
que van quedando ruinosas.
Este detalle se da también
en Ojacastro, cuyo casco urbano viene creciendo merced a los vecinos
que dejan sus aldeas.
Estos son los rasgos más salientes
de los pueblos del Valle. En los respectivos apartados que siguen
iré dedicando nuevos detalles de su carácter.
MAGIA - BRUJAS
LEYENDAS
EL LENGUAJE
CHUETES
ARTE RITMICO
DANZA DE TREVIANA

LA FAMILIA
Criados, Herencia
Muerte, Comidas funerarias
SANTA AGUEDA, SAN JORGE, SAN ANTON
LAS FIESTAS Y JUEGOS POPULARES
EL CAMINO
EL TRANSPORTE
LA CONSTRUCCION


LA VIDA RURAL
La pesca y la caza. El Pastoreo. La Mesta
AGRICULTURA
INDUSTRIAS AGRICOLAS
ALIMENTACION
EL TRAJE Y EL CALZADO
OFICIOS
VIEJAS COSTUMBRES MUNICIPALES
CONSIDERACIONES FINALES
(1) El Vascuence en el Valle de Ojascastro. Madrid,
1956.
(2) Este nombre indica que hubo pisonea o batanes.
gorantz-arriba
ARTIFICES
VASCOS EN LA RIOJA
Ensayo histórico de una gran emigración
Publicaciones de la Junta de Cultura de Vizcaya. Bilbao. 1976
INTRODUCCION
Dada mi afición
a la historia me interesó hace algún tiempo el estudio
del despoblamiento de las Vascongadas, que se acusa ya desde la
época documental, y pronto observé que una buena parte
emigró a la Rioja, sin duda por razones de vecindad.
En las investigaciones que he
realizado para preparar este libro, he podido encontrar datos fehacientes
de este tema a partir del siglo XIV. Mi estudio solamente abarca
54 pueblos riojanos, puesto que para visitar los 185 que tenía
la provincia de Logroño, antes de su actual despoblamiento,
hubiera sido preciso hacer el estudio en equipo por la imposibilidad
material de hacerlo yo solo. Por esa razón el trabajo realizado
es un ensayo de este sugestivo tema, que podrá ampliarse
por quien tenga ánimo para hacerlo.
En las Vascongadas, sobre todo
en Vizcaya y también en Cuipúzcoa y Alava, aunque
en ésta en menor número, la población dedicada
a la ganadería y al campo habitó en los caseríos,
en los que se desarrolló su vida, que ha sido la más
adecuada para atender a dichas ocupaciones con las cuales el casero
ha sostenido su familia, cultivando los verdes valles y montañas
de Vasconia y humanizándolos. Así han continuado esparcidos
en sus laderas hasta nuestros días, en que su número
ha comenzado a disminuir por la ruina y el abandono de algunos,
y porque muchos caseros prefieren dejarlos para ir a trabajar a
las industrias cercanas.
Con arreglo a Fuero los padres
disponían que el caserío y sus pertenecidos pasaran
al hijo que estuviera en mejores condiciones para atenderlo, y el
resto de los hijos tenían que buscar ocupación fuera
del país, ya que la pobreza y escasez de la tierra no permitía
que esa población restante tuviera ocupación en ella,
por eso hubieron de buscar los vascongados lugar adecuado para ganarse
la vida. Muchos de ellos trabajaron en las atarazanas de ribera
de sus costas y a otros el mar les brindó una buena y rentable
ocupación. El resto emigró fuera de su tierra, en
general con oficio dedicado a la cantería, aún cuando
veremos en el texto que dominaban las demás ramas de la construcción,
llegando algunos a más altas categorías como escultores
y maestros arquitectos.
Los artífices
vascos no sólo quedaron en la Rioja, sino que irrumpieron
por todas las regiones españolas. Como muestra de lo que
digo verá el lector el texto que leí con interés
en un libro que cayó en mis manos de gastronomía antequerana,
publicado en 1972. En una de sus páginas ví lo siguiente:
«Yo no sé de donde le viene al antequerano la afición
al bacalao. Acaso sea debido a los vascos que se asentaron en nuestras
tierras en lejano tiempo, más marinos, al parecer, que industriales».
La Rioja de aquellos tiempos
contaba de una buena economía. El vascongado que dejaba los
caseríos encontraba en sus feraces tierras un lugar «cobdiciadero»
para los que emigraban y la fácil adaptación del vasco
contribuyó a que muchos de ellos formaran una buena familia
en los pueblos a donde llegaron. Desde la alta Edad Media se levantaron
en las vegas riojanas pequeños monasterios que ampliados
después, algunos de ellos, han llegado a tener importancia
histórica, como ha ocurrido con los de San Millán
de la Cogolla, Nájera y Valvanera. Lo mismo en estos templos
como en los parroquiales había constante ocupación
para artífices.
Para darse una idea de la importarcia
económica de los pueblos de la Rioja en aquellos tiempos
presento como ejemplo que en uno de sus municipios de 800 habitantes
vivían 9 eclesiásticos, un escribano, un físico
(médico) y un albeitar, que convivían con uno o más
hidalgos y el resto del vecindario agrícola y ganadero.
Muchos de
los vascos emigrantes salían en pequeñas cuadrillas,
y se iban asentando donde se mejoraba una iglesia o se hacía
un retablo, siguiendo el estilo imperante, lo que se repetió
durante siglos como veremos, singularmente en las grandes catedrales
de Calahorra, Santo Domingo o los monasterios citados y el gran
convento de Casalarreina, sino también las grandes parroquias
como las de Logroño, Briones y otras muchas de menos vecindario.
Las catedrales contaban con recursos propios y todas las parroquias
disponían de Juntas de Fábrica, que se ocupaban de
la recaudación de fondos con los que atendían las
obras. Aparte de esos fondos que se recaudaban en las iglesias se
contaba también con las donaciones de los señores
de los respectivos pueblos, cuando la importancia lo requería.
Este libro servirá para
dar a conocer la gran importancia que tuvo esta emigración,
pues aunque ya en el texto se dan datos de toda índole con
los que puede juzgarse lo que digo, podría conseguirse mayor
número investigando en los actuales padrones municipales
o bien en otros documentos que puedan ofrecer al lector figuras
destacadas de la iglesia, de la milicia y de la política
que bien sean nativos o descendientes de vascongados, y como ejemplo
voy a incluir algunos nombres sin que quiera decir que además
de ellos no haya otros de la misma importancia.
Los primeros
son los hermanos don Francisco y don Bernardo Iturrizarra, naturales
de Ezcaray, donde nacieron a finales del siglo XVIIII y ambos fueron
oidores de Lima.
Destaco después a don
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués
de la Ensenada, que desarrolló una gran labor en los reinados
de Fernando IV y Carlos III, y como se sabe mejoró nuestra
Marina de Guerra. Nació en el pueblo de Alesanco el 2 de
junio de 1702, cuyo segundo apellido procede de vascongadas.
Sigue don Francisco de Lizana
y Beaumont, nacido en Arnedo el año 1750. Fue obispo de Teruel
y arzobispo de Méjico, siendo nombrado virrey de Méjico
en el año 1809, época en la que ya empezaban a darse
los primeros brotes de independencia.
En Torrecilla de Cameros nacieron
los tres obispos que siguen: el primero don José Zoilo Sáez
de Santa María, nacido el 16 de enero de 1726, que rigió
la diócesis de Segovia, y sus dos sobrinos don José
Antonio Azpeitia y Sáez de Santa María, obispo
de Lugo y Murcia, que nació el 17 de mayo de 1761, y, don
Ramón Azpeitia y Sáez de Santa María,
último obispo de Tudela, nacido el 17 de setiembre de 1770.
Estos dos últimos son descendientes de la casa Izaguirre
de Azcoitia.
Ya en el siglo XIX tenemos al
ministro don Práxedes Mateo Sagasta, que
nació en Torrecilla de Carneros en 1824, y su apellido último
procede de Abadiano.
La emigración que se
estudia en este libro puede estimarse que termina al final de la
segunda guerra carlista, que coincide a la vez con el comienzo de
la explotación de las minas de Vizcaya y las instalaciones
de los altos hornos v otras muchas fábricas en ella y en
Guipúzcoa, que al hacer preciso el aumento de mano de obra
la emigración se transformó en signo contrario al
trasladarse a Vizcaya buen número de operarios de la Rioja,
para emplearse en esos, trabajos.
En los apéndices del
libro se verá la relación de los artífices
vascos que he recogido en mis investigaciones y los pueblos de origen
de los emigrantes vascongados. Se agrega también la relación
de poblaciones a donde llegaron, y los trabajos que en sus templos
realizaron. Me ha parecido conveniente dar una lista de los descendientes
de los artesanos vascos que aún quedan en los pueblos riojanos.
Además de la relación de artífices que figuran
en las fichas, van otros muchos que por falta de datos no han podido
figurar en ella, y he querido incluirlos para que no queden fuera
de mi estudio.
Tengo que
dedicar palabras de agradecimiento a los párrocos y otros
amigos que me han facilitado amablemente mi labor investigadora,
y aparte de los nombres que van citados en el texto quiero agradecer
a mi querido amigo Carlos González Echegaray, director de
la biblioteca de la Diputación de Vizcaya, que me ha orientado
en cuantas consultas le hice.
Y vaya también mi agradecimiento
a la Junta de Cultura de Vizcaya, sin cuyo acuerdo no hubiera sido
posible la edición de este libro.
CAPITULO PRIMERO
1º. Cómo nació la idea de este trabajo. –
Mis antepasados vascongados.
2º. a) Se da noticia de cómo se trata de un ensayo de
la emigración de artífices a varios pueblos de la
Rioja. –
b) Importancia territorial del obispado
de Calahorra hasta 1851, en que se creó la diócesis
de Vitoria, que agrupó a las provincias vascongadas.
CAPITULO SEGUNDO
1º. a) Los vascos sintieron pronto la atracción del
mar. En la primitiva época documental aparece su ocupación
marinera y la defensa contra los corsarios. –
b) Los vascos foramentanos llegan
a las meridandes de Castilla y se extienden hasta el Duero, época
en que documentalmente se prueba la llegada de los primeros artífices.
Se acentúa la emigración en las tierras riojanas territorial.
–
2º. Importancia del “Vizcaíno” entre los
riojanos en la época de la emigración. Las cuadrillas
de artífices vascos.
CAPITULO TERCERO
Preliminar –
1º. a) Primeros vestigios del arte religioso en la Rioja. –
b) El románico dejó
muchos rasgos de su importancia. –
c) Las pilas bautismales románicas.
–
d) Llegada del gótico, en cuya
época aparecen rasgos del llamado vasco, hasta que irrumpe
el barroco que ha dejado muchas y buenas obras en la Rioja. –
e ) Las Torres parroquiales en las
que destacan los artífices Ignacio de Elejalde, Juan Bautista
de Arbaiza, y la familia Beratua. –
2º. a) El tocado corniforme.- La swástica decora templos
y edificios de la Rioja. –
b) Las Juntas de Fábricas.-
Talleres de arte religioso que se crearon en la Rioja. –
c) Relación de los artífices
y labor que realizaron cada uno de ellos.-
d) Pueblos de origen de los emigrantes
vascongados.-
e) Relación de poblaciones
por orden geográfico a donde llegaron a trabajar los artífices
y labor que en sus templos realizaron.-
f) Relación de artesanos vascos
que aún quedan en los pueblos riojanos y oficios en que se
ocupan.
c) Relación de los artífices y labor que realizaron
cada uno de ellos. (Síntesis de la relación
de Merino Urrutia)
A
ABADIANO, Juan de. Maestro carpintero. 1676.- Obra del coro de Granón…
ABAYTUA, Pedro de. N. de Berriz-Vizcaya. Maestro carpintero. 1555.-
Iglesia de Corporales
ABECIA, Prudencio de. 1806.- Hizo reparaciones en la ermita de Cillas-Sajazarra.
ABEAGA, Domingo de. 1806.- Cantero, siglo XVI, trabajos en la capital.
ABUNDIBAR, Vicente. Cantero. N. en Bérriz-Vizcaya. 1816.-
trabajó en Ojacastro.
ACHA, Jerónimo de. Cantero, vecino de Berantevilla-Alava.
1537.- trabaja en Santo Domingo de la Calzada.
ACHA, Juan de. Cantero. 1548.- Tasó las obras de la iglesia
de Santiago en Calahorra.
ADAN DE AYARZA, Diego de. Maestro arquitecto. N. en Lequeitio-Vizcaya.
1545. Trabajó en Soto de Cameros.
AGRIXOLA, Pedro. Escultor. Vº de Santo Domingo. 1641.- retablo
de Anguciana.
La
Hermandad vasco-riojana.
La Gaceta del Norte. septiembre-1972. Juan
Baustista Merino Urrutia.
Giraron
una visita a Yurreta en Durango, el pasado mes de agosto, don Francisco
Rodríguez Maimón, promotor del Instituto de Estudios
Riojanos, y el Padre Sáez, del Monasterio de San Millán,
en representación del Padre Prior de ese Monasterio, que
fueron invitados por la Sección de Vizcaya de la Real Sociedad
Vascongada de los Amigos del País, para conmemorar el IX
aniversario (26-08-1972) de la donación de la ermita de San
Martín de Amasa, hecha por Sancho IV el de Peñalén
y la reina Placencia al citado Monasterio. Esa visita ha servido
para marcar un rumbo de estrechamiento de relaciones de hermandad,
que tanto en la historia como en la actualidad han unido a vascos
y riojanos, y a tal efecto merece la pena divulgar los motivos de
esa hermandad, desde la época histórica.
Hace tiempo venía
observando que la mayoría de los muchos apellidos vascos
que aún perviven en La Rioja son descendientes de la emigración
de vascos que desde los primeros siglos históricos, hasta
finales del XIX llegó a la Rioja para formar parte de las
plantillas de artífices que trabajaron en la construcción
de catedrales, monasterios e Iglesias con muy variados oficios,
tales como maestro arquitecto, maestro de obras, maestro cantero,
escultor, imaginero y, en resumen, canteros en su mayor parte. No
quiero omitir en esta breve sintesis que en los pueblos riojanos
no faltaban entre los vecinos el "vizcaino", designación
que abarcaba a todos los vascongasdos por aquellas calendas y que
era el prototipo de los más diversos trabajos artesanos.
Esta emigración de artífices cesó al llegar
la explotación de las minas de Vizcaya y la implantación
de sus industrias, convirtiendose en signo distinto, ya que buen
número de riojanos pasaron a ocupar puestos de trabajo en
sus minas y fábricas.
Como siguió interesándome
la citada emigración, en la que se cuentan varios antepasados
míos, me animé a recoger sus nombres y los trabajos
que realizaron, en los edificios religiosos y en la arquitectura
civil de la Rioja, y como la lista ha sido copiosa, tengo propósito
de publicar las fichas recogidas.
A lo que vengo diciendo ha de añadirse
que el vascuence también se habló en la Rioja, como
tengo probado en mis libros y lo pregona su toponimia, y sobre todo
la "fazaña" del San Fernando, que autorizó
a usar el vascuence en el valle de Ojacastro, extensa región
del siglo XIII en la Rioja Alta.
Merece también agregarse la
degustación de los productos de las viñas y huertas
riojanas por paladares vascongados y que éstos llenan desde
hace años, durante el verano, los pueblos riojanos, para
alejarse de las grandes concentraciones industriales, y en ellos,
muchos vascos, van construyendo sus casas veraniegas.
Recordaré que la Real Sociedad,
fundada por el conde Peñaflorida en el siglo XVIII, contribuyó
al engrandecimiento económico de España y dio origen
a las muchas entidades que con idénticas ideas se formaron
en las provincias españolas, entre las que no pudo faltar
la que se creó en la Rioja con el nombre de Real Sociedad
Económica de la Rioja Castellana, uno de cuyos trabajos fue
la construcción del camino de Alfaro a Pancorbo, para dar
salida a los apreciados vinos riojanos a las provincias del Norte.
En sus listas de socios amigos figuran nombres de las más
variadas provincias de España y América, y entre los
riojanos, que se hallan en buen número, se encuentran familiares
míos que vivian a fines del siglo XVIII en el pueblo de San
Asensio, cuyas bodegas continúan surtiendo de buen vino a
los bilbaínos.
La visita al principio citada será
devuelta en el día de hoy por los componentes de dicha Real
Sociedad, que llegarán al Monasterio de San Millán
y se detendrán en Nájera ante el sepulcro de don Diego
López de Haro, señor de Vizcaya y fundador de Bilbao,
y seguirán a Cañas, para visitar el conocido monasterio
de Bernardas, una joya arqueológica, cenobio fundado por
la beata doña Urraca López de Haro, hija de don Lope
y doña Aldonza Ruiz de Castro. Ese sepulcro preside con todos
los honores el museo instalado en el convento. Terminarán
la visita en Santo Domingo de la Calzada, donde serán invitados
por la Diputación riojana y atendidos por el Instituto de
Estudios Riojanos.
gorantz-arriba
Etimología
del nombre de La Rioja
Cartas. La Rioja. 24-09-1981. Juan Bautista
Merino Urrutia.
Con este título
se publicó en La Rioja del día 26 de julio de este
año un artículo, en el que se me atribuye determinada
apreciación sobre este tema, que me interesa aclarar. Hace
ya muchos años que estoy ocupándome de la citada etimología,
y son varios los trabajos publicados en distintos libros y artículos.
El nombre "Rioja" se formó, como es sabido, de
dos partes, castellana la primera, "Río", y la
segunda, "Oia", y al formarse el nombre confundieron la
letra o. Al ser difícil la pronunciación de la segunda
parte, el pueblo encontró como solución la unidad
de ambas, que dio origen a "Rioja". Tarea difícil
ha sido para los etimologistas encontrar el origen de OIA, y en
los libros de nuestros siglos precedentes y aun en la actualidad
se pueden ver las opiniones más dispares. Como aficionado
a la ciencia etimológica, y durante mis largas estancias
en la Rioja Alta, me llamó la atención la copiosa
toponimia vasca que puebla montes y tierras. La recogida de tales
nombres ha sido el origen de mis artículos y libros.
Después de estos antecedentes
de tipo personal, tomo de mis libros recientes los datos que puedan
servir para aclarar las apreciaciones disconformes con mis tesis,
con las que se mantienen en el artículo que comento. En mi
libro "El rio Oja y su comarca", publicado en 1968, recojo
las opiniones de los que se habían ocupado del tema que por
cierto su mayor parte niega el origen vasco del nombre "Rioja".
Sin embargo, autores más solventes siguen mi criterio, y
los argumentos que empleo se hallarán a partir de la página
289, los que, a mi juicio, son eficaces para conocer mejor mi criterio,
y creo que servirán para pensar conmigo que el vascuence
fue la lengua de los primeros habitantes que poblaron la cuenca
del río Oja, que se mantuvo, por lo menos, hasta el siglo
XIII, extremo que queda probado en ese libro.
Tengo que rechazar lo que dice el
autor del artículo en el párrafo que empieza: "Por
la tierra del bosque", que él traduce por "errioian",
y dice que es mi etimología favorita, y me perdonará
su autor que no conteste a las dos preguntas que me hace a continuación,
ya que, a mi juicio, no son concordantes con este tema. Lo mismo
le digo sobre los datos que incluye en el último apartado
de su artículo, que titula: "De origen persa",
así como tampoco me ocuparé de lo que dice en los
dos últimos párrafos de su escrito.
Me interesa dar a conocer mi reciente
libro, publicado con la ayuda de la Real Academia de la Lengua Vasca
y el Instituto de Estudios Riojanos, en el que se recoge la tercera
edición de mis publicaciones, con un apéndice sobre
el vasco-iberismo.
gorantz-arriba
Un
riojano de Ojacastro siempre trabajando por la cultura.
Ha muerto Merino Urrutia. La Rioja. 15-05-1982.
La Trastienda-Berceo
La noticia del fallecimiento
de Juan Bautista Merino Urrutia ha pasado prácticamente desapercibida
en los medios oficiales riojano. Y, sin embargo, el señor
Merino Urrutia, riojano de Ojacastro, aunque afincado en Algorta
desde hace muchas décadas, merecía un cariñoso
y público recordatorio, y hasta un sincero y autentico homenaje,
aunque sólo fuera por su constante trabajo de investigación
sobre temas riojanos, especialmente relacionados con la cuenca del
Oja, y por los muchos años que estuvo al frente de la Comisión
Provincial de Monumentos, años difíciles, en los cuales
luchar por cualquier aspecto cultural desde una posición
independiente entrañaba un extraordinario mérito.
Merino Urrutia, casi centenario, no
abandonó su labor más que cuando las circunstancias
físicas le impidieron continuarla, pero todavía en
sus últimos años reeditó alguno de sus trabajos
más solicitados y dio cima a una interesante monografía
sobre la emigración de artesanos del hierro de las Vascongadas
a La Rioja, al filo de los siglos XVI, XVII y XVIII, así
como de variados artistas en el ramo de la escultura y de la pintura.
Merino Urrutia fue el portavoz equilibrado de una colaboración
entre vascos y riojanos en todos los órdenes de la realidad,
porque él se encargó de demostrar que la Historia
estaba a favor de ella. Sus analisis sobre el uso del vascuence
en el valle del Oja en su conjunto, sus especulaciones sobre la
etimología de nombre de Rioja, constituyeron y constituyen
todavía una aportación significativa al conocimiento
de nuestra tierra que no puede ni minusvalorarse ni marginarse.
Se ha perdido por parte de los amigos
y admiradores de Merino Urrutia que se rememore su nombre en una
calle de Guecho, de donde fue alcalde, con el beneplácito
de todos, durante un largo periodo, un largo y complejo periodo.
Por nuestra parte, no estaría de más que también
intentáramos dedicar alguna de nuestras vías urbanas,
en Ojacastro especialmente, pero también en el mismo Logroño,
a ese singular riojano enamorado de su valle, que ha realizado durante
sesenta años más viajes desde Bilbao a La Rioja que
cualquier otro de sus contemporáneos. Nosotros, que le tratamos
personalmente a lo largo de veinte años, y que sostuvimos
con él interminables conversaciones telefónicas, podemos
dar fe no sólo de sus preocupaciones históricas y
eruditas, sino de su acendrado riojanismo de espíritu, estereotipado
en el cariño con el que cuidó su casa solariega de
Ojacastro y en la inquietud con que mantuvo siempre relación
con nuestro pasado, que era también inexorablemente el suyo.
Desde el Instituto de Estudios Riojanos,
desde el Municipio de Ojacastro, desde el Ayuntamiento logroñés,
desde la Diputación, es hora de que alguien se esfuerce porque
la figura de Juan Bautista Merino Urrutia ocupe el puesto que se
ganó a pulso en la escasa nómina de nuestros investigadores
conscientes, que supieron unir el rigor al amor y la seriedad al
entusiasmo.
gorantz-arriba
Merino
Urrutia, entre La Rioja y Euskalherría. Un hombre enamorado
de Ojacastro.
La Rioja. 20-05-1982. Luis Antonio Manzanares.
He
conocido el fallecimiento de J.B. Merino Urrutia (p.e.p.d.) por
la reseña de Berceo hace en la columna de "La Trastienda".
Dice Berceo que su muerte ha pasado práticamente desapercibida
en los medios oficiales. Y yo digo qué no habrá sido
en los niveles populares. No ya el eco de su muerte, sino siquiera
el saber quién era Merino Urrutia. Porque, desgraciadamente,
en esta Rioja de nuestros pecados, el desconocimiento de las personas
que en un campo o en otro se preocupan, o han preocupado, por la
divulgación de nuestra cultura, de nuestros valores, de llevar
el nombre de la región a otras tierras, es algo que raya
en lo increible. Y Juan Bautista ha sido uno de esos hombres. Yo
pienso que hasta su nombre fue profético, pues si el Bautista
del Evangelio fue la primera figura de la "buena nueva",
algo así como el pionero de un nuevo modo de vivir, Juan
Bautista Merino Urrutia también fue el pionero de la busqueda,
científica, de los ancestros vascos en nuestra tierra riojana.
Muy poco en este
campo, hasta él, había sido dicho y hecho. Referencia
más o menos acertadas se encuentran en la bibliografía
de La Rioja como región. Pero no pasaban de meras alusiones
o vagas y generalmente desacertadas interpretaciones de las etimologías
y toponímias euskoriojanas. Fue Juan Bautista quien de manera
por así decirlo racional y cientifica puso los cimientos
de un campo de la ciencia que todavía tiene ante sí
un reto y un dilatado campo de estudio.
Juan Baustista
fue un hombre enamorado de su rincón riojalteño, Ojacastro,
que significó el refugio que todo hombre de ciencia y de
letras necesita, busca y mima, en cuanto remanso de su quehacer
cotidiano, y donde Juan Bautista encontró un enorme acervo
de material para sus investigaciones filológicas. No pudo
nacer en mejor sitio para situar la base de sus estudios, tratando
de aclarar en lo que pudo esos años, esas épocas oscuras
en la historia de La Rioja. Se podrán discutir algunas de
sus opiniones y conclusiones -como sucede al que esto escribe- pero
ello no mengua en momento alguno el enorme valor de su trabajo,
desplegado, y ello es muy interesante, en épocas no muy propicias
-desgraciadamente- para este tipo de investigaciones y conclusiones.
Porque Merino Urrutia era el hombre en quien latían dos grandes
amores. Cuando en su residencia habitual de Guecho (Vizcaya) hablaba
de La Rioja, era un auténtico embajador de lo nuestro. Cuando
descansaba en Ojacastro, era el entusiasta vascófilo que
defendía el profundo sentimiento euskaldún de las
tierras riojanas. Y es que en Merino Urrutia latía profundamente
el tirón de su ascendencia vasca. Y si como colofón
de su vida municipal -fue alcalde del pueblo vizcaino- plasmó
la historia de Guecho en un libro extraordinario, como riojano lo
definió en sus trabajos sobre "El vascuence en el Valle
del Oja", "El folklore del Valle del Oja", "El
rio Oja y su comarca" y su, creo, última obra, "Artífices
vascos en La Rioja", donde saca a colación su antepasado
Urrutia, descendiente de la anteiglesia de Elorrio.
Toda su vida giró
en estos dos mundos, el riojano y el vasco, tan enormemente ligados
en su historia, en su cultura. Y si desde la Real Sociedad Vascongada
de Amigos del País se mostró como lo que fue, un euzkozale
y euskalzale, desde la presidencia de la Comisión Provincial
de Monumentos de La Rioja, fue un trabajador infatigable, enamorado,
constante de lo nuestro riojano.
Juan Baustista Merino Urrutia: Que
en paz descanse y Goian bego.
gorantz-arriba
En memoria del amigo Juan
Bautista Merino Urrutia.
Ilustre investigador vasco-riojanista.
Artículo de prensa: 20-05-1982. José
Luis Lizundia.
La comisión
vizcaina de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País
me ha invitado a hacer una breve semblanza del amigo Merino Urrutia,
recientemente fallecido. Lo hago con mucho agrado. El que se declaró
partidario del bilingüismo, en años que pocos lo hacían
en la política española, se lo merece.
Foto: Lizundia con
Aita Villasante y Gandiaga
Empezaremos
por decir que Juan Bautista Merino Urrutia nació el 25 de
noviembre de 1886 en la localidad de Ojacastro. Hizo los estudios
de profesor mercantil en Bilbao, donde vino a residir con pocos
años, aunque volvió a Ojacastro, donde fue alcalde
en la década de los veinte. Más tarde, y durante la
Segunda República, aunque él era de ideas monárquicas,
fue concejal del Ayuntamiento de Getxo, siendo alcalde-presidente
de la anteiglesia José Antonio Aguirre. Esto me lo comentó
más de una vez, destacando la personalidad del que luego
fuera lehendakari, aunque no compartiese sus ideas. En la posguerra
fue también alcalde de Getxo, "hasta que me echó
el espadón", según me dijo, refiriendose al militarote
Camilo Alonso Vega.
Le conocí
en la sede matriz de Euskaltzaindia, en la calle Ribera, y pronto
nos hicimos buenos amigos y mutuos colaboradores. Aunque ambos sabíamos
de nuestras diferencias políticas -era finales de la década
de los sesenta y comienzos de los setenta-, ello no obstaba para
trabajar en temas relacionados fundamentalmente con la lengua y
geografía del País, con su toponimia y del intenso
sustrato euskaldun de La Rioja, en el que él era maestro.
Con libros y trabajos como : El vascuence en la Rioja y Burgos.
El Vascuence en el valle de Ojacastro (1931). Más
sobre el vascuence en el valle de Ojacastro. Problemas que plantea
la toponimia vasca en la Rioja y Burgos. Toponimia de Ezcaray. Vocabulario
de la cuenca del río Oja (1973), etc. Juan Bautista Merino
Urrutia hizo que el pasado vasco de la Rioja estuviera más
y mejor estudiado que el de las Encartaciones, donde, aparte del
estudio de Sasía, apenas se ha estudiado la presencia y retroceso
del euskara.
Pero no sólo
de toponimia y vocabulario se preocupó Merino Urrutia. Trabajos
como el Rio Oja y su comarca.
Ordenanzas de Ojacastro. El
folklore del valle de Ojacastro, etc. y Artífices
vascos en la Rioja, publicado en 1976 y en el que
ayudé en más de un punto, son otras muestras de su
afán vasco-riojanista. También en temas estrictamente
vizcaínos, como Apuntes para la historia de Guecho.
Los sufijos -ena y -eta en las casas viejas en Vizcaya.
La anteiglesia de Sondica. Documentos
históricos, amén de muchos artículos que vieron
la luz en diversos publicaciones.
No fue extraño
que por todo ello la Real Academia de la Lengua Vasca Euskaltzaindia
-de la que de años atrás era miembro correspondiente,
como de la Real Academia de la Historia- le nombrara miembro de
honor en la única sesión académica que Euskaltzaindia
hiciera fuera de su ámbito histórico de actuación,
concretamente en el monasterio riojano de San Millán
de la Cogolla, el 15 de junio de 1974. Como que Euskaltzaindia,
conjuntamente con el Instituto de Estudios Riojanos de la Diputación
riojana, editara la tercera edición de su seguramente obra
más importante La lengua vasca en La Rioja y
Burgos, presentada el 30 de agosto de 1978 en Logroño,
en acto conjunto al que asistimos miembros de ambas instituciones.
Esta obra recoge trabajos que inició en 1931 y que se publicaron
en la revista de la Sociedad Geográfica Española.
Otra faceta,
poco conocida y que le honra, es que en los años más
aciagos para la lengua y cultura vascas, concretamente en 1941,
fue Merino Urrutia quien, con José Mª de Areilza y F.
Igartua, como miembro de la Junta de Cultura de la Diputación
de Vizcaya, promovió la reactivación de la Academia.
Amigo de número
y director varios años de la Real Sociedad Bascongada de
los Amigos del País, fue uno de los más asiduos colaboradores
de su boletín, amén de simposios y publicaciones especializados.
Más le conocí en Euskaltzaindia que en la Bascongada,
pero tengo buena constancia de su prolifica en la última.
Para terminar.
Cuando el 6 de mayo de este mes estaba leyendo con interés,
pues me llamó la atención por su ponderación
y ecuanimidad, el artículo de "El País"
del periodista Antonio Moral: "Rioja: La autonomia más
criticada", me estaba acordando de mi amigo Juan Bautista,
sin saber que está agonizando.
Sea esta glosa
recuerdo y homenaje al que considero el pionero y máximo
representante de los estudios vasco-riojanistas.
gorantz-arriba
OJACASTRO:
HOMENAJE A JUAN BAUTISTA MERINO URRUTIA
Artículo en revista: Amigos de La
Rioja 1977-1987. Julio-1986. pags: 204,205,206 y 207.
El pasado domingo
13 de julio de 1986, organizado por el Ayuntamiento de la villa
y nuestra Asociación, tuvo lugar el proyectado homenaje al
ilustre publicista riojano en el centenario de su nacimiento: 1886.
Coincidió con las fiestas patronales
y después de la procesión, la misa mayor y las danzas,
tuvo lugar el acto. Nuestros socios acudieron en mayor número
que otras ocasiones, aunque el día nublado, que de cuando
en cuando dejaba escapar gotas de agua, no era de lo más
propicio. Estuvieron representando a la Real Academia de la Lengua
Vasca, Euskaltzaindia, los señores Irigoyen, San Martín
y Lizundia, ya que el homenajeado era miembro de esta institución.
Enviaron cartas de adhesión la Real Sociedad Vascongada de
Amigos del País, de la que fue presidente.
El acto de homenaje se dividió
en dos partes: la primera en la plaza, en la que intervinieron:
el Alcalde, don Fernando Marín, que saludó a los presente
y comunicó la emoción de la Corporación por
este homenaje a uno de los hijos más preclaros de la villa.
A continuación, nuestro presidente don Ricardo Reinoso, leyó
el discurso, que transcribimos aparte. El hijo mayor, don
Ramón Merino Sánchez, en nombre de toda la
familia, agradeció el homenaje a su padre. Y por último,
el Presidente de la Diputación General de La Rioja, don Felix
Palomo, cerró los parlamentos insistiendo en lo que significó
el Señor Merino Urrutia y en el papel, a ejemplo suyo, que
nos corresponde a todos los riojanos en el concierto de los Pueblos
de España.
A continuación nos trasladamos
a la calle que, por acuerdo municipal, desde aquel día lleva
el nombre de D. Juan Bautista Merino Urrutia, donde a los acordes
de la gaita y el tamboril, se procedió a descubrir las dos
placas, al principio y al final de la calle, que contienen su nombre.
Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM
: 29-05-1944. Foto de grupo para familias numerosas.
Es esta calle se alza la casa solariega
donde nació el homenajeado. Invitados por la familia, entramos
en la finca, donde se nos mostró el pajar que sirve como
museo, iniciado por D. Juan Bautista, donde se hallan recogidos
diversos instrumentos agrícolas y artesanales de la vida
tradicional riojana. Se nos sirvió un vino tan ilustrado
que fue una comidad completa. Y por último, ya en la casa,
nos enseñaron los libros antiguos, documentos de la Real
Sociedad Riojana de Cosecheros del siglo XVIII, junto a otras antigüedades
curiosas, familiares o ajenas, que fueron ordenadas por el señor
Merino Urrutia.
Desde este Boletín, reiteramos
a toda la familia de don Juan Bautista nuestro agradecimiento por
su hospitalidad. Aquel día fue una de las más gratas
jornadas organizadas por Amigos de La Rioja.
gorantz-arriba
HOMENAJE
A
JOSE JUAN BAUTISTA MERINO URRUTIA
EN
LOGROÑO EL DÍA 23 DE MAYO DE 2002.
Intervención
de Ramón Merino Sánchez, hijo de Merino Urrutia.
Foto: Ramón Merino, en su casa de
Ojacastro.
La noticia de que la Asociación
de Amigos de La Rioja proyectaba realizar un homenaje a Jose Juan
Bautista Merino Urrutia, con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento,
fue una gran sorpresa, recibida con el mayor agrado por todos
sus familiares. Ahora lo primero que debemos hacer es extender
el agradecimiento al Instituto de Estudios Riojanos y a Laminiturri,
entidades todas que han colaborado en su realización y
que hoy nos acompañan.
En nombre de
todos los descendientes del homenajeado me ha tocado hacer una sucinta
semblanza de mi Padre. Cualquier otro podría haberlo hecho
y entre ellos mi sobrina Magdalena, pienso hubiera sido la persona
más adecuada, ya que además de ser vecina de Logroño,
por tanto más riojana que ninguno del resto de los familiares,
por su colaboración con entusiasmo, simpatía y admiración
por su Abuelo.
Mi Padre Juan Bautista nació en
Ojacastro el 25 de septiembre de 1886, su madre Josefa Urrutia Rubio,
natural de Ojacastro donde seguía viviendo cuando casó
con Agustin Merino, nacido en Grañón, de
profesión abogado que ejercia en Bilbao. A Juan Bautista
le llevaron a esta ciudad cuando tenía tres meses, y es en
la misma donde vivió hasta terminar sus estudios como Profesor
Mercantil.
El abuelo Agustin trabajó con éxito
como Abogado en las empresas mineras, en los tiempos en que estaban
en su mayor esplendor, lo que le permitió hacer inversiones
en la Rioja, siempre con la idea, que la anota en sus detalladísimos
diarios, de renegar de aquellos que salieron de su pueblo para ir
a trabajar fuera y abandonaron todas sus propiedades quedando desligados
de sus raíces.
Esta idea hizo que dos de sus hijos tuvieran que
trasladarse a Ojacastro.
En principio a dedicarse a la administración de las fincas
y posteriormente también a dirigir algunas inversiones industriales,
como la electrificación de Ojacastro y luego la de casi toda
la cuenca del Oja, invirtió también en la Explotación
de Canteras de San Felices de Haro, es a esta última empresa
donde fue destinado su hijo Juan Bautista. Ello le permitió,
dada la mayor proximidad a Bilbao, residir en el País Vasco
sin abandonar La Rioja.
La estancia en Ojacastro de mi Padre duró
desde 1909 a 1916 siendo Alcalde de este pueblo durante los años
1912 y 1913.
En el año 1922 en Guecho-Vizcaya mi Padre se casó
con Emilia Sánchez Mújica, natural del Caserío
familiar Ansuena de Algorta-Guecho. El matrimonio tuvo 6 hijos.
Nuestro hermano Agustín falleció viviendo en Logroño,
ya como jubilado, pero con una actividad cultural intensa en relación
con los temas de la Rioja.
En el año 1934, siendo Alcalde de Guecho
José Antonio Aguirre, conocido dirigente nacionalista, y
Concejal mi Padre, dimitieron todos los ayuntamientos de Vizcaya
en un acto de presión contra el presidente del Gobierno de
la Republica Sr. Lerroux. El Gobernador civil nombró al Alcalde,
quien designó Primer Teniente de Alcalde a mi Padre. Descontando
el paréntesis de la Guerra civil, en que estuvo cuatro veces
detenido y encarcelado, algunos años posteriores participó
como concejal en alguna ocasión y desde el año 1945
hasta 1960, fue Alcalde Juan Bautista Merino Urrutia.
Foto
cedida por Rafa Merino, nieto de JBM :Agosto de 1954. Siendo Alcalde
de Getxo, inauguración del balcón de Usategi, sobre
el Abra.
Su ejercicio como Alcalde en Ojacastro y Guecho, si bien fue desarrollado
como servicio al pueblo, no cabe duda que se interesó por
la politica pero sin militar en partido alguno, dado su carácter
liberal con buenas relaciones con las gentes de ideas opuestas a
las suyas. Por citar algo que llamó la atención de
Guecho de aquel tiempo, es de señalar el abundante número
de calles a las que puso nombres vascos, así aceptó
la petición de un Empresario de Cine que inauguraba un nuevo
edificio, el cambio de nombre de Cine Cervantes por el de Cine Gurea.
Estas citas nos hacen pensar,en lo que dijo José Luis Lizundia,
en reciente conferencia sobre "Juan Bautista Merino y Vasquismo
Cultural", en un club de Guecho, lo mismo que Hernrique Knorr,
en un artículo del Correo, que el vasquismo sería
necesario para el bien del País Vasco, como el Catalanismo,
para Cataluña. Yo añado que sin desligarse de las
raices, como escribía mi abuelo Agustín. Pues bien
mañana tenemos la suerte de oir hablar de otros temas importantes
a ambas distinguidas personalidades.
No debo limitarme a citar solo su actitud como
Alcade de Guecho. En tan largo y singular periodo, debería
añadir las obras realizadas, pero hubiera sido necesario
un estudio de los archivos municipales. De mis recuerdos me limitaré
a citar la restauración del Molino de Aixerrota, y la iniciación
de la utilización del modelo de este molino restaurado, como
alegoría o simbolo del Municipio para propaganda turística,
trofeo, premio o regalo, y que hoy felizmente sigue utilizandoses
con estos mismos fines.
Las circunstancias de residencia de Juan Bautista
le permitieron ser fiel y estudiar las tradiciones y constumbres
de los lugares donde le tocó vivir, y hasta podemos decir
que se sentia natural de ambos pueblos. También el origen
de sus padres sin duda influyó en sus estudios, ya hemos
citado el de su padre, sin embargo creo de interés citar
tambien el de su madre de apellido Urrutia, que corresponde con
el nombre del caserio de sus antepasados naturales de Aldape, barrio
del pueblo vizcaino de Elorrio, lugar de donde turvieron que emigrar
buscando su sustento en la Rioja, habiéndose establecido
sus antepasados directos en San Asensio.
En las largas veladas de su estancia en Ojacastro,
el extenso archivo familiar, los numerosos textos antiguos, y contndo
con estudios de paleografía, se inició en la afición
a la investigación histórica. Su curiosidad, aunque
alcanza lo general, no se despega de lo concreto e inmediato. Además
de la curiosidad, su buena salud y la afición a recorrer
la comarca, a pie o a caballo, hizo que la Rioja Alta no tuviera
secretos para él. Ya hemos visto como llegó a interesarse
tanto por temas riojanos como vascos. Pienso que basta con estas
pinceladas de la vida de Juan Bautista Merino para pasar a los temas
culturales en los que trabajó.
Para conocer en líneas generales el trabajo
cultural de su dilatada vida, veamos primero su participación
en distintas instituciones.
Fue socio de la Real Sociedad Geográfica desde el
año 1932, en su Boletín se publicaron sus
primeros trabajos sobre el vascuence en el valle de Ojacastro.
Vocal desde 1937 de la Junta del Patronato del Museo Arqueológico
y Etnográfico de Bilbao durante bastantes años, ubicado
entonces en el mismo lugar que actualmente, eran niños sin
economía suficiente para llegar a las instalaciones actuales,
pero fueron acopiando un buen número de piezas arqueológicas.
El año 1938 fue nombrado Académico correspondiente
de la Real Academia de la Historia por la provincia de la Rioja.
Desde 1939 a 1978 fue Presidente de la Comisión Provincial
de Monumentos de Logroño. Recuerdo su contento cuando,
en nombre de la Comisión, consiguió adquirir la bellisima
estatuilla de la Venus de Herramélluri, encontrada en el
poblado romano de Libia en el año 1905, por un labrador que
la tenia bien guardada. Recuerdo cuando acompañaba a mi Padre,
en una visita al cementerio de clausura del Monasterio de Cañas,
entramos en un recinto oscuro y tenebroso, allí estaba casi
oculto, el magnifico sepulcro románico de la Abadesa Doña
Urraca, poco tiempo después consiguió de la Comunidad
fuera expuesto al público en las debidas condiciones. En
otra ocasión, no se trataba de ser un simple acompañante,
sino ser un trabajador más en las obras de la primera restauración,
que se hizo de la ermita de San Asensio de los Cantos de Ojacastro,
pudiendo ver con emoción, como aparecían las pinturas
románicas debajo de la cal. Pinturas hasta entonces desconocidas.
Miembro correspondiente de la Real Academia
de la Lengua Vasca desde Febrero de 1941. En esta fecha
estaba suspendida la Institución, pero entonces J.M.Areilza,
F.Igartua y mi Padre, como Vocales de la Junta de Cultura de Vizcaya
solicitaron y consiguieron, la reanudación de la Academia,
subvencionarla y proponiendo a D. Resurrección Mª de
Azkue como Director. En un acto de la Académia,
celebrado en el Monasterio de San Millán de la Cogolla en
1974, con motivo de la colocación de una placa con las primeras
palabras escritas en vascuence en las glosas emilianenses. En dicho
acto mi Padre, J. Bautista, fue nombrado Académico de Honor.
En su discurso de agradecimiento, dijo entre otros temas, que seria
interesante para conseguir el avance del vascuence, allí
donde interesara, establecer un bilinguísmo no obligatorio.
En
la Junta de Cultura de la Diputación de Vizcaya siguió
hasta 1975.
Foto cedida por Rafa Merino, nieto de JBM : Julio de 1948. Saliendo
del Cementerio de Somorrostro, en una visita a Muñatones.
Con “Amigos del País” entre los que se encuentran:
Esteban Calle, JBM, Ignacio Urquijo, Mariano Ciriquian, Conde de
Peñaflorida, Zunzunegui y Laborde.
En 1944 fue
nombrado Amigo en la Real Academia de los Amigos del País
Vasco. Siendo Director de 1963 a 1965, y a partir de este
año Socio de Honor. Miembro de Honor del Instituto de Estudios
Riojanos, desde Junio de 1973. Miembro de Honor del Instituto Vascongado
de Cultura Hispánica, desde Noviembre de 1973.
Voy a citar las Distinciones
y Medallas que le concedieron: Divisero del Ilustre Solar de Tejada
en 1941. Comendador de la Orden del Mérito Civil en 1958.
Racimo de Oro en 1973. Guindilla de Oro otorgada por el Centro Riojano
de Madrid.
Sus publicaciones realizadas
entre los años 1931 a 1981 son 127, pero debo advertir que
algunas son ediciones sobre un mismo tema ya publicado, con algunas
variantes o añadidos. Otras son estudios o artículos
en revistas. En lineas generales los temas tratados se dividen como
sigue:
Temas riojanos: 77. Temas vasco-riojanos: 20. Temas
vascos: 20. Temas varios: 10. Total: 127
Digamos algo sobre las publicaciones más características
de cada uno de los temas citados:
Temas Vascos:
Apuntes para la Historia
de Guecho: Hay quien ha dicho que el título es modesto,
quizás fue así por ser la primera Historia de Guecho
(exceptuado la de Juan Gorostiaga en 1953). Hay que considerar que
la historia de Guecho es en realidad una parte importante de la
de Bilbao, al reflejarse en ella su puerto presidido por el grandioso
Puente Colgante en el barrio de Las Arenas y tanto en Las Arenas
como en Neguri, son el reflejo placentero del esfuerzo realizado
en las minas y fabricas de la margen izquierda del Nervión.
El barrio de Algorta habitado por marinos e indianos, gentes que
colaboraron en el aumento de la riqueza de Bilbao, y el barrio de
Andra Mari de Guecho con su anteiglesia es el reflejo de gran parte
de muchos otros pueblos de Vizcaya. Por otra parte pienso que nunca
pretendío escribir una historia completa de Guecho.
Los sufijos ena y eta
en las casas viejas de Algorta: Es una recopilaición
de los nombres de las casas con estos sufijos, considerando según
Menendez Pidal la relación con el sufijo ibérico "en"
difundido en toda la Peninsula y las consideraciones de Julio Caro
Baroja, menos iberista que Pidal. Se ve como estos sufijos aplicados
a las casas de Algorta forman un conjunto mucho mayor que en otros
lugares.
Temas Vasco-Riojanos:
El Alcalde de Ojacastro.
Gran defensor del vascuence en el siglo XIII.: Cuenta como revisando
en la Historia de la Legislación de Marichalar y Manrique,
el tema del Fuero Albedrío, que se implantó en Castilla
al declararse independiente de León y anularse el Fuero Juzgo,
encontró una Fazaña (es como se llamaban las Sentencias
de los Jueces), sobre un caso de Ojacastro, que dice en resumen:
Que el Alcalde de Ojacastro mandó prender a Don Morial Merino
Mayor de Castilla hacia el año de 1237, para que le juzgara
en vascuence, al hombre de Ojacastro, ya que así lo pedía,
tal como establecía su Fuero.
Artifices Vascos en
La Rioja: Estudio en 54 de los 185 pueblos riojanos de
los trabajadores Vascos en la Rioja, a donde llegaron para ejercer
su oficio principalmente de Canteros, en tiempos en los que al aplicar
el Fuero Vasco quedaban sin trabajo buen número de los hermanos
que no heredaban el caserío.
Temas Riojanos:
El Rio Oja y su Comarca:
He citado antes que la Rioja Alta no tenía secretos para
mi Padre, y en el libro de Guecho que no pretendió terminar
con el tema, por el contrario, en este libro si puso todo su empeño
en hacer un estudio acabado de la comarca del rio Oja.
El Folklore en el Valle
de Ojacastro: Se trata de un estudio de las costumbres
rurales del valle y con algunos otros datos de zonas colindantes,
en sus aspectos etnológicos y contiene numerosos dibujos
que ilustran el texto. Este trabajo fue premiado en 1948 con motivo
de la Exposición de Ambas Castillas, y fue publicado por
el Instituto de Estudios Riojanos en 1949.
Mi Padre Juan
Bautista Merino Urrutia, falleció el 6 de Mayo de 1982.
Antes
de terminar quiero recordar su última iniciativa, dedicando
un antiguo y bellísimo Pajar a Museo, para exponer toda clase
de utensilios del folklore del Valle de Ojacastro. Lamentablemente
su estado de conservación actual puede, si no se realiza
una restauración del edificio y de las piezas conservadas,
terminar con la que fue su última iniciativa. El actual Alcalde
de Ojacastro tiene interés en participar en su conservación,
pero es necesario completarla con la colaboración que podría
alcanzarse con el Programa Leader del Centro Europeo de Información
y Promoción del Medio Rural CEIP. Programa que adjudicará
en breve la Consejería de Cultura del Gobierno de La Rioja.
En nombre del Alcalde y de la familia pido su colaboración
para conseguir la restauración necesaría, que permitiría
la apertura al público del Pajar Museo.
Debo agradecer en mi propio nombre y el de toda
la familia, con la mayor sinceridad, máximo afecto y amistad
a todos los que han promovido y colaborado en el homenaje que ahora
se inicia. Muchas Gracias.
gorantz-arriba
- Un
homenaje a Merino Urrutia rastreará las huellas del vascuence
en el valle del Oja. Las Jornadas se celebrarán
los días 23 y 24 de mayo en el Salón de Actos del
IER. El Correo. Miércoles 22 de mayo de 2002.