En el mes de mayo y en Logroño se realizará
el acto de entrega del Galardón de las Bellas Artes de La Rioja
2006 al pintor Carlos Ochagavía, (Varea-Logroño
1913) que vive en Buenos Aires donde ha desarrollado su faceta
de pintor, ilustrador, animador y filmógrafo. Carlos Ochagavía
ha participado a lo largo de su dilatada carrera -a sus 93 años
sigue pintando- en numerosas exposiciones y muestras individuales,
de forma especial en los Estados Unidos, Bélgica, Francia y
Argentina.
Puestos al habla con él, ha comentado a "Gente" que
además de sentirse "totalmente emocionado al recibir la
noticia" de la voz del Consejero de Educación, Cultura
y Deporte, Luis Alegre, afirma ser un "enamorado de España
donde están mis primos. El año pasado murió la
última hermana que aún vivía y donde realmente
me siento más feliz es en España".
Vendrá en Mayo.
Hace unos meses que Carlos Ochagavía estuvo por Logroño,
"en concreto en el mes de octubre, donde pasamos quince días
y en compañía de mis primos estuvimos visitando el barrio
de Varea, conventos, iglesias...".
La próxima visita será obligada para recibir el Galardón
que, al mismo tiempo, servirá a los riojanos para que conozcan
la productiva obra de este artista.
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Galardón de las Bellas
Artes, de La Rioja, 2006.
Artista
multidisciplinar, pues ha realizado una película animada, muchos
dibujos, ilustraciones para libros y una extensa obra pictórica,
Carlos Ochagavía, es un logroñés nacido en Varea,
que va a recibir el Galardón de las Bellas Artes de La Rioja
2006 a sus 93 años, la mayor parte de ellos pasados lejos de
su tierra, más en concreto en Buenos Aires, donde en la actualidad
tiene fijada su residencia, aunque también ha vivido durante
cuarenta años en los Estados Unidos.
Artista en el más amplio sentido
de la palabra, elevamos nuestro vino de reserva y brindamos por este
riojano que además tiene expuesta su obra en el Parlamento
de La Rioja con la intención de darla a conocer a los ciudadanos
que a través de sus instituciones han conseguido recuperar
a un autor logroñés que ha triunfado en América
y cuya obra se encuentra repartida en colecciones privadas en distintas
partes del mundo.
Semanario Gente 26/5
a 1/06 de 2006
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CARLOS OCHAGAVÍA GALARDÓN A
LAS BELLAS ARTES DE LA RIOJA 2006
«No me interesaba el
dinero, sino cómo hacer cosas novedosas»
El pintor visitó ayer su exposición en el Parlamento,
recién llegado de Argentina, y apreció especialmente
el marco escogido
La Rioja, 25 de mayo de 2006. M.J.L.
Llegó de madrugada a Logroño. Al cansancio habitual
de un viaje transatlántico, tuvo que sumar las horas de retraso
del avión. Quedó exhausto, pero ayer, a medida que fue
avanzando la mañana, se fue reponiendo y a eso de las doce
y media pudo ver sus cuadros colgados en kel Parlamento regional.
Le encantó «todo, el ambiente, el edificio...».
Porque la tradición es una de las cosas que más le gusta
de la capital riojana. «Qué hermoso es este lugar (por
la plaza del Parlamento), cualquier lugar de aquí lo es»,
señalaba. Y es que en Sudamérica «lo más
viejo que hay tiene setenta años», contaba el pintor.
Acompañado del presidente de la Cámara riojana, José
Ignacio Ceniceros, y de la directora general de Cultura, Pilar Montes,
fue viendo la selección de pinturas, de bocetos, de portadas,
de libros... que se exhibe en la primera planta. A cada cosa le daba
su explicación.
El
baño formaba parte de una obra mayor que se mostró en
México y del que alguien se encaprichó pero así,
como está, en pequeño. Las ilustraciones para Las aventuras
de Moko las realizó la primera vez que viajó a Estados
Unidos con la beca de una compañía de navegación
para una escuela de arte. Una compañera escribía y él
ponía el dibujo.
Las portadas de unos libros de ciencia ficción le llegaron
a modo de encargo a través de su agente en Nueva York... Por
cierto, que tuvo el mismo durante cuarenta años. Él
le consiguió una «enorme cantidad de trabajo».
Entre otras tareas, le buscó campañas publicitarias
para hoteles que le llevaron por Hawai, Acapulco o Florida o estampillas
para las Naciones Unidas.
«He sido muy feliz. Todo lo hice con mucho sentimiento. No interesaba
el dinero, sino cómo hacer algo más novedoso. Desde
niño he tratado de hacer cosas novedosas. Por eso he ido aprendiendo
técnicas nuevas», explicaba Ochagavía, que el
viernes por la noche recogerá el galardón de las Bellas
Artes de La Rioja.
José Ignacio Ceniceros terminó llevando al pintor hacia
su cuadro favorito, el de La Tomasa, una mujer de Varea que cada viernes
transportaba con su burro sus verduras al mercado de Logroño.
Y le contó que el jueves estuvo allí, mirando la obra,
el hermano de Tomasa.
El autor le contestaba cómo para él, la de Tomasa era
una buena historia. «Me gustó mucho la idea de una mujer
que llevaba su mercadería, producto de la labranza. Me gustan
mucho las historias y para mí ésta lo era». El
galerista Enrique Martínez Glera, también en la visita,
apuntaba que Estados Unidos lo que más les chocaba del cuadro
era el burro porque veían inteligencia en su mirada. «Me
encanta ese comentario» decía el autor mientras Martha,
su mujer, hacía fotos y comentaba su intención de mandar
reseñas a`Clarín' y a`La Nación' los diarios
argentinos.
Foto: Carlos Ochagavia, visitando la exposición
junto a sus familiares. /J.R.
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Fallece
en Buenos Aires Carlos Ochagavía, Premio Bellas Artes Riojanas
2006
El artistas riojano, de 93 años, estaba
ingresado desde hacía días en un hopital como consecuencia
de un infarto.
Carlos Ochagavía Ilarraza , pintor, ilustrador, cartelista,
animador, filmografo, un hombre humilde y pudoroso, un artista universal,
falleció ayer (Sábado, 25 de noviembre, de 2006)
en Buenos Aires a los 93 años.
Eran las 12,30 de la mañana en España. Carlos Ochagavía
estaba ingresado en un centro hospitalario de la capital rioplatense
desde hacía unos días. Aseguraron amigos y familiares
que fue un infarto, que días atras había tenido algunas
caídas, que sufría una cierta depresión como
si intuyera que sus sueños de siempre no podrían hacerse
realidad después de aquella visita a su tierra natal. La
Rioja, domingo, 28 de noviembre de 2006.
Foto: Con su mujer, en la
sala de exposiciones de Martínez Glera, en Logroño.
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ENRIQUE MARTÍNEZ GLERA Doctor en Historia
del Arte
Libro editado con motivo del Premio Concedido por el Gobierno de La
Rioja-2006
La narración
de la vida y actividades artísticas de Carlos Ochagavía
se ha confeccionado con el relato de sus propios recuerdos -a veces
inconcretos por decisión propia-, tras largas conversaciones
mantenidas con él, en su casa de Buenos Aires, durante los
días 8 al 17 de marzo de 2006, y que tuvieron su apoyo documental
en numerosísimos recortes de prensa, álbunes de fotos,
cuadernos de dibujos, bocetos y notas que, acopiadas como en aluvión,
iban desentrañando los enigmas de una extensa vida exprimida
en sus posibilidades, con sus más y sus menos pero que mereció
la pena vivir y seguir viviéndola.
Hubo cierta dificultad en mantener un exacto
desarrollo cronológico, no por falta de memoria, sino porque
los acontecimientos se agolpaban a la vez, sin importar qué
fue antes o después, porque lo verdaderamente importante es
que sucedió, al margen de que la propia defensa de la vida
haga que queramos olvidarnos de algunos episodios poco felices para
nuestra integridad.
No fue fácil componer el verdadero
puzzle de tantos sucedidos; la memoria es caprichosa y salta de un
lado a otro sin señalar el puente preciso de unión.
Si a eso unimos que no sólo nos interesaban los escuetos datos
de su biografía oficial, sino algo más cercano: sus
ideas, sus opiniones de temas diversos, del arte, de la política,
de los acontecimientos históricos, actuales y pasados -93 años
dan para mucho-, sus recuerdos más o menos íntimos,
etc. se comprenderá que nueve días no pueden llenar
todo ese tiempo, aunque hemos tratado de aproximarnos todo lo posible
al sentir de un hombre bueno que, como él dice, siempre ha
tenido un dios especial, porque, de otra manera, hubiera sido imposible
llegar hasta aquí.
Así pues, lo recogido son sus propias
palabras, ordenadas de acuerdo a una cronología que creemos
lógica, tras analizar y contrastar con otras fuentes, y que
nos hace posible seguir la trama argumental de su existencia.



Carlos
Ochagavía nace en Varea "... en la tarde
del 10 de marzo de 1913, en el número 2 de la calle
Mayor".
Fue bautizado en la parroquia de San
Cosme y San Damián seis días después (nombre:
Carlos Víctor) por el presbítero don Vito Gil Martínez
de Gonzalo, siendo padrinos Teodoro Martínez Orte y Luciana
Ilarraza Medrano, de amplia familia en el barrio...
Sus padres fueron el logroñés
Maximiano [sic] Ochagavía Fernández
y la vareana Carlota Ilarraza Medrano. Los abuelos eran de
diversa procedencia; los paternos: Cenón Ochagavía,
de Albelda y Petra Fernández, de Agoncillo; los maternos: Antonio
Ilarraza, de Villamediana y Juana Medrano Bañares, de Varea."1
Maximino y Carlota
tuvieron cinco hijos: Estrella, Purificación, Carlos,
Antonio y Carlota. Los dos últimos nacieron ya en Buenos Aires.
En 1915, Maximino decidió
trasladarse a Argentina con su esposa y sus hijos Estrella y Carlos,
huyendo de su padre, Cenón, que no paraba de mortificarlo con
la imprenta que le había puesto en Logroño.
Argentina, en aquel momento, estaba considerada
como el quinto país del mundo por su economía y su padre,
a decir de Carlos, el "único grabador" de Buenos
Aires. Era un gran litógrafo y enseñó en la Escuela
Superior de Bellas Artes el método para hacer bien las litografías,
ya que allí no dominaban por completo todos los procesos.
Maximino no era perfecto artísticamente,
pero sí en la técnica. Cuando Carlos tenía 25
o 26 años, su padre le corregía lo que tenía
que hacer, pero lo que aprendió lo hizo en la Escuela Superior
de Bellas Artes. Él jamás trabajó en la empresa
familiar, la imprenta Iregua.
La otra hermana de Carlos, Purificación,
se quedó en Varea con su abuela y no fue a Buenos Aires hasta
el año 1926. Ella siempre consideró una equivocación
marchar a Argentina. Sin embargo, Estrella se acostumbró mejor
a la vida de esta capital. Estudiaba piano.
Antonio nació en Buenos Aires
y tenía un temperamento distinto. Era argentino, le gustaba
más vivir de noche, era más mujeriego, tenía
una gran habilidad para hacer cosas bonitas.Decoró el cabaret
"Copacabana" en Brasil. Abrió un cabaret en Mar de
Plata, el "Pinocho", pero fracasó y lo perdió
todo. Se fue a Uruguay. Tuvo también una ruleta en Sao Paulo,
"Quintadiña" era su nombre. No le gustaba España,
le parecía aburrida para su espíritu más movido.
La hermana pequeña, Carlota,
falleció muy joven de cáncer.
Carlos había cumplido dos años
cuando zarparon de un puerto de Galicia, que no recuerda, en el barco
alemán Cap Polonio y llegaron a Buenos Aires diecisiete días
después. En el transcurso de la travesía, se puso enfermo
y su madre se llevó un gran susto cuando le dijeron que, si
moría durante el viaje, en vez de enterrarlo, lo tirarían
al agua.
Durante los años de escuela, conscientemente
fue perdiendo el acento para evitar que le llamasen "gallego";
aunque en su casa siempre se habló en español castizo.
El modo de hablar argentino nunca le gustó.
A los once,
vuelve a España y permanece casi dos años en Varea.
Vino a buscar a su hermana Purificación, para que se fuese
acostumbrando a vivir con su mamá. Estos dos años en
el pueblo -lo dice una y otra vez- fueron los más felices de
su vida. Varea era una aldea, sólo tenía la calle mayor
y la calle menor. Aquí asistió a la escuela, que estaba
cerca de la iglesia, y recuerda cómo el maestro, un tipo flaco,
le daba con una varita de mimbre en la punta de los dedos cuando hacía
algo mal. Los muchachos le tenían un poco de temor. Rememora,
también, cómo fue monaguillo a los doce años
con un cura que se llamaba Gregorio; cómo llevaba las vacas
a pasear; lo mucho que le gustaba estar en el campo, recorrer las
huertas, recoger la fruta ...2
En Argentina, no tuvo
mucha educación religiosa, siempre se opuso. Los curas
que daban clase, al mediodía, llegaban con un horrible olor
a vino. No los soportaba y, además, según cuenta, no
trataban muy bien a los chicos.
Entre sus recuerdos, intercala cómo
a los once años le cayó un rayo, en el patio de su casa
de Buenos Aires, que casi lo deja ciego. Años después,
cuando tenía 15 o 16, les volvió a caer otro rayo en
la "estanciera" (camioneta) y no les pasó nada, porque,
al ser las ruedas de goma, la chispa no llegó a tocar suelo.
A partir de entonces, le ha tenido pánico a las tormentas.
Cuando vivía en Wilton y se desencadenaba una, se recluía
en el baño, porque era todo de madera y pensaba que así
se aislaba de este peligro.



Ya en Buenos
Aires, a los catorce años, entra en la Escuela de Arte,
permaneciendo durante un año en la Mutualidad Estudiantes de
Bellas Artes. A los 15 -era la edad mínima- hizo el
examen y, aunque fue el mejor estudiante de todos, le aprobaron
de manera condicional. No obstante, ingresó en la Escuela de
Artes Decorativas de la Nación, donde permaneció hasta
los 19 años.
En esa época, hacía dibujos originales para componer
afiches para Binelli, un cliente de su padre. Todo estaba relacionado
con la publicidad de remates de promoción de terrenos.
Unas primeras muestras artísticas
las encontramos en el cartel anunciador de cigarrillos "Chance';
que firma en el año 1931, o en la cubierta de un "folletín"
titulado "El derecho de matar"; de diciembre de 1932. También
en las ilustraciones que hace para la Revista Billiken, de la editorial
Atlántida, sin cumplir los veinte años. Entre otras,
citaremos: "Vida y costumbres de los esquimales", "Viviendas
típicas y curiosas"; "Historia del vestido",
"Tipos y costumbres de China" y unidos en sus niños,
todos los pueblos marchan hacia su bienestar y felicidad". 3
Ingresó
luego en la Escuela Superior de Bellas Artes. La estancia
en este Centro no fue fácil, ya que Alfredo Guido, su director
era un fascista -se formó en Italia imbuido de los principios
del fascio- que obligaba a seguir la línea que él marcaba
y claro, Carlos prefería seguir sus propias invenciones. La
relación entre ambos nunca fue buena, a pesar de que trabajaron
juntos en algunas obras.
A partir de estas fechas, 1933,
comienza una incesante actividad con colaboraciones en diversos medios
y concursos, de los que los diarios se hacen eco. Así,
La Prensa (26 de febrero) publica una litografía original de
Carlos Ochagavía, con motivo del IV centenario del nacimiento
de Miguel de Montaigne. El texto lo firmaba Ricardo Sáenz Hayes.
El 22 de mayo de ese
año, la Novela Semanal, titulada "1810", sale con
una portada de Carlos. El 22 de agosto, ilustra la portada de la revista
Maribel, que nos recuerda inevitablemente a los trabajos de Rafael
Penagos.
1 de diciembre, en La Nación, se publica
la adjudicación de premios en un concurso de "affiches".
El cartel "Coq coq" obtiene una recompensa de 200 pesos.
Era de nuestro artista.
El 16 de diciembre, los medios informativos
destacan la exposición de pintura y escultura de la Escuela
Superior de Artes, diciendo que Carlos Ochagavía "muestra
proyectos de escenografía bastante discretos".
El 22 de febrero de 1934, hace donación
a la Mutualidad Estudiantes de Bellas Artes de un grabado en color,
"Obreros trabajando", del que es autor.
En abril, recibe el primer premio en
el concurso de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales). Asimismo,
en estas mismas fechas, la "Comisión Nacional de Cultura"
adjudicó los premios instituidos en el Salón Nacional
de Artes Decorativas y Aplicadas; en el apartado "Ilustración
y affiches", el primer premio, 1000 pesos, fue para el señor
Carlos V. Ochagavía.
En mayo, la portada de ARS (Revista
Oficial de la Mutualidad Estudiantes de Bellas Artes) es una xilogratía
de Carlos titulada "Serenata Marina". En la página
14, se anuncia que el "affiche" perteneciente a C. Ochagavía
mereció el primer premio en el concurso anunciador del XVI
Salón Anual. Un artista bohemio, casi un autorretrato, caminando
feliz, era el tema.



Una tarjeta-díptico,
bajo el nombre de TE Y DANZA, se publica el 6 de mayo de 1934, con
motivo de una fiesta de estudiantes de Bellas Artes. El dibujo, un
batería negro en plena acción, es de Carlos Ochagavía.
Los principales diarios de Buenos Aires:
La Prensa y La Nación, nos ilustran, en julio y agosto, el
éxito alcanzado por Carlos con las litografías en tres
colores, tituladas "Signos del Zodiaco", con las que obtuvo
el primer premio en el XX Salón Anual de Acuarelistas y Grabadores.
En 1936, la Comisión Nacional de Cultura,
en el Primer Salón de Dedoradores, premía el affiche
de Carlos Ochagavía.
Carlos quería
salir de Argentina, se sentía encerrado y, entre las posibilidades
que le ofrecieron, eligió la beca para estudiar durante siete
meses en la Art Students League de Nueva York.
El 8 de enero de 1937, se le comunica, por
parte de la Comisión Nacional de Cultura, que le ha sido otorgado
el primer premio de la Sección "Ilustración y affiche",
en el Salón Nacional de Artes Decorativas y Aplicadas.
El
Viaje se llevó a cabo en la segunda mitad de 1937. Apenas sabía
inglés. Fue a la Art Students League, teniendo, entre otros,
como profesor a Morris Kantor (Rusia, 1896-América 1974). Allí
conoció, además, a la que sería su primera esposa.
En 1938, volvió
a Buenos Aires en el segundo trimestre. En julio, participa
en la Exposición de pintura y escultura de artistas argentinos
descendientes de vascos, que se realiza en los salones del club Echea,
con la litografía "Los Gauchos". el escultor Luis
Narbondo presenta en la misma una obra en bronce titulada "Retrato
del pintor Ochagavía", firmada y fechada en 1936.
Las relaciones
con Phyllis continuaban y en 1939 se casó con ella.
Entre 1942 y 1945 vivieron en Aedo (Buenos Aires). Allí tendrán
a sus dos hijos: Daniel (1943) y Cristina (1944).
Cuando
el Coronel Juan Domingo Perón es nombrado Vicepresidente en
1944, las cosas comenzaron a ponerse difíciles y más
a medida que Perón iba ganando poder. Se traslada a USA.
En 1949, funda una
revista de aeromodelismo. A su hijo Daniel le gustaba mucho este tema
y se decidió a sacarla a la luz.
Entre 1953 y 1954, produce trece películas
para la TV de USA. Carlos recuerda que, de las 13 películas
rodadas, dos se hicieron en Bariloche; una en Iguazú; dos en
Bolivia y una en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires.
Entre 1953 y 1954, durante un mes, dio la
vuelta a todo EEUU en autobús, por 90 dolares. Era un viajero
incansable. Toda novedad que pudiera conocer, allí estaba él.
Las relaciones con Phyllis se complicaron
de manera insostenible. Separandose ella en el estado de Alabama,
en el que uno puede divorciarse sin contar con la parte contraria.Y,
además se llevó a los hijos, por lo que se quedó
solo y lo pasó mal.
En 1959, muere
su hijo Daniel. Esto le supone tal golpe moral que tardará
muchísimo tiempo en superarlo... Daniel era sumamente
inteligente, un genio. Estando en Buenos Aires, por una herida que
se había hecho en un pie, muere de grangrena.
En
estos años, cuando trabaja para LOWE (1959)(empresa que hacía
y vendía películas comerciales), estaba muy desorientado,
sin saber para dónde tirar y empezó con la animación.
Hacian películas de publicidad
que duraban 20 segundos y terminaban con un cartel final fijo. De
esta época es "La escoba de Lucinda", película
de animación de 9,30 minutos de duración. El éxito
de la película fue tan grande que los más diversos medios
se hicieron eco de su bondad.
En el año 1964, el Premio Instituto
Nacional de Cinematografía, a la mejor película nacional,
fue compartido entre los filmes "La Pared" y "La Escoba
de Lucinda". Tras recibir el premio, se viene en avión
a Europa. Viajar durante varios meses fue un gran descanso.
Conoce a Martha
en 1965 y se casa con ella el 20 de septiembre de 1967.
Por otra parte, la
vida en Argentina se hacía cada vez más difícil,
sobre todo, para los pintores. Sólo hay que repasar los acontencimientos
políticos de esos últimos años. Así que,
en 1975, se va definitivamente y se establece en Wilton (Connecticut).
Se jubiló en 1987,
sin cumplir los 75 años, pero siguió tragajando y cotizando
como si estuviera en activo.
De gran renombre fue, en 1990, el encargo,
por parte de la Administración Postal de las Naciones Unidas
(UNPA), de tres composiciones sobre el medio ambiente para ser reproducidas
en estampillas postales. Se sellaron por primera vez el 15 de marzo
de 1991.
Por otra parte, repasando los álbumes
de fotos, retazos de vida y saltos en el tiempo, sabemos que viajó
a España en 1972, que volvió en 1983, 1988, 1990 y varias
veces más. Nos enteramos, también, de que su
padre, Maximino, murió en 1990 con 96 años
y que fue a USA cuando tenía 90 y estaba aprendiendo inglés.
Deciamos que Carlos era un hombre bueno;
como persona parece indudable, como artista es evidente. Carlos Ochagavía,
más conocido fuera que dentro, es uno de los grandes artistas
americanos.
Notas:
1. Publicado en La Rioja del 14 de marzo de 2006, en cartas al director,
Jesus Muñoz Muñoz.
2. Estrofa de Lucinio de Varea.
3. Billiken, la revista de los ñiños, sale por primera
vea a la calle, el 17 de noviembre de 1919.
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