Académico.
Gobernador Civil de Madrid.
Diputado.
Presidente del Congreso de los Diputados y Embajador.
Ministro de Estado
Nació en Oyón (Rioja Alavesa)
el 8 de junio de 1805. Era hijo del médico Celestino
Olózaga. Aprendió las primeras letras y latinidad
con su padre, estudió después Filosofía en
Zaragoza y, finalmente, terminó sus estudios en Madrid, ciudad
a la que la familia se había trasladado en 1819.
Comenzó su actividad política en el Trienio Liberal,
manifestando sus ideas democráticas en el café de
Lorencini, donde hizo sus primeros ensayos oratorios. Estuvo afiliado
a la Sociedad Landaburiana y perteneció a la Milicia Nacional.
Como oficial de ésta, acompañó a las Cortes
en su traslado a Sevilla y Cádiz.
Regresó
después a Madrid, a estudiar Leyes. Tras la reacción
de 1823 no abandonó la lucha política, y siendo pasante
de Cambronero, entró en las conspiraciones liberales de 1831.
Fue detenido, consiguió escapar ayudado por su hermano José,
y llegó a La Coruña el 26 de julio de 1831, desde
donde partió para el exilio a San Juan de Luz.
Retornó a España con la amnistía de 1832 en
febrero de 1833. Recomendado por Toreno a Garelli, obtuvo un puesto
de secretario de la comisión encargada de revisar el Código
de Comercio, al tiempo que ejercía la abogacía.
Mendizábal le nombró en 1836 gobernador
civil de Madrid. Después fue diputado por Logroño
en las Constituyentes de 1836-37 y ya ininterrumpidamente hasta
la Asamblea de 1873. Miembro de la comisión que
redactó el proyecto que habría de convertirse en la
Constitución de 1837. A él se debió el carácter
de "transacción" de aquella ley fundamental. Su
protagonismo fue decisivo para que el progresismo abandonara gran
parte de su credo "doceañista" e hiciese suyos
principios del doctrinarismo moderado, como el bicameralismo, el
poder moderador de la Corona, plasmado en su facultad de disolver
las Cortes, el sufragio censitario, etc.
Foto superior: Discurso del jóven Olózaga en el café
Lorenzini (foto del libro: Zurbano, vida y mito de un héroe
del liberalismo español). Pablo Sáez Miguel y Marcelino
Izquierdo Vozmediano..
Por aquellos años, se estrenó en
su faceta de escritor con un Informe sobre las ordenanzas de los
ciegos de esta Corte
(Madrid, 1835). Palau recoge como escrito suyo la Exposición
de agravios en los autos promovidos al ex gobernador y capitán
general Tacan (Nueva York, 1839). Se le nombró preceptor
de Isabel II.
En las Cortes ordinarias de 1838 perteneció
a la comisión que redactó el Reglamento del Congreso
de los Diputados de febrero de 1838, pieza fundamental en la regulación
de la vida parlamentaria de la época. Convertido en destacado
líder del progresismo, llevó en las Cortes de 1840
el principal peso de la oposición de este partido al Proyecto
de Ley de Ayuntamientos, presentado por el ministerio moderado de
Pérez de Castro. Olózaga se opuso con vigor a la idea
doctrinaria de designación gubernativa de alcaldes y, fuera
del Parlamento, contribuyó a organizar la revolución
de septiembre de 1840 motivada por la oposición del Partido
Progresista a la sanción regia de aquella ley, revolución
que provocaría la renuncia de María Cristina de Borbón
a la Regencia. Materializada ésta, el Ministerio-Regencia
le nombró para el cargo de embajador en París el 30
de noviembre de 1840, cargo sumamente delicado por el apoyo que
el rey francés, Luis Felipe, daba a la ex-regente y a los
moderados exiliados, este cargo lo conservó hasta 1843, aunque
con frecuentes visitas a España, pues seguía siendo
diputado. Campeón de la Regencia única, parece que
redactó el Manifiesto de Linaje sobre la cuestión.
Famosa se hizo su visita a la exiliada Reina Madre, pues el astuto
embajador, como se le ha llamado, preparaba ya su futuro. Espartero,
no obstante, le confió una misión comercial en Bélgica
y Holanda (septiembre, 1842), sin que tuviera que abandonar su puesto
parisino.
Fue presidente del Congreso en noviembre
de 1842 y pronunció el 23 de mayo del siguiente
año su célebre ¡Dios salve al
país,
Dios salve a la Reina!, después de lo cual se retiró
a Junguitu (Alava), a esperar el resultado de la
contienda. Caído Espartero, después de entrevistarse
un par de veces con Vicente Sancho. El 20 de noviembre de 1843,
recién declarada mayor de edad Isabel II, Olózaga
fue nombrado ministro de Estado y presidente del Consejo de Ministros.
Su presidencia fue efímera. Nombró un gobierno mono-color
progresista, al que el Congreso respondió con hostilidad,
eligiendo como presidente de la Cámara al caracterizado moderado
J. Pidal. En esta coyuntura, Olózaga obtuvo de Isabel II
el decreto de disolución de Cortes el 28 de noviembre de
1843, pero antes de que pudiese hacer uso del mismo fue exonerado
por la reina, y tuvo que hacer frente en el Congreso a una sorprendente
acta de acusación sostenida por González Bravo, según
la cual habría obtenido el decreto de disolución por
violencia. Como resultas de este hecho tuvo que huir el día
29 a Francia, y no regresó hasta 1847, protegido otra vez
por la inmunidad parlamentaria. En febrero de 1848 falleció
en Madrid su esposa, Felisa Camarasa.
Foto: El político riojano Salustiano
de Olózaga (foto del libro: Zurbano, vida y mito de un héroe
del liberalismo español). Pablo Sáez Miguel y Marcelino
Izquierdo Vozmediano.
En las Cortes de 1852, redactó la proposición
en la que el Congreso pretendió prejuzgar, en sentido negativo,
los insinuados proyectos autoritarios y antiparlamentarios de reforma
política de Bravo Murillo. Ingresó en la Academia
de la Historia en 1853, y publicó en ese mismo año
Causas que produjeron la pérdida de la libertad en el reino
de Aragón. Con la revolución de julio de 1854, volvió
de ministro a París (8 de agosto de 1854), e hizo de nuevo
de embajador entre el 2 de junio y el 4 de septiembre de 1856. En
1861 pronunció en las Cortes un famoso discurso de oposición,
que ilustraba muy bien el reaccionarismo creciente de su espíritu
y su miedo increíble al socialismo. Se sumó a la revolución
de 1868 y fue uno de los redactores de la Constitución de
1869, aportando al documento el mismo espíritu que ya tenía
en 1837. Ingresó con un Discurso en la Academia Matritense
de Jurisprudencia y Legislación (10 de diciembre de 1863).
Publicó Sucesos de Antonio Pérez (1863), De la Beneficencia
en Inglaterra y en España (1864) y Estudios sobre elocuencia,
política, jurisprudencia, historia y moral (Madrid, 1864).
Fue presidente en 1871 de la Asociación hispano-lusitana,
que decía preparar el Zoilverein ibérico. Ingresó
el mismo año en la Academia de la Lengua con un discurso
sobre las Dificultades del idioma castellano.
Murió siendo embajador
en París en la localidad francesa de Enghien-Les-Bains (Francia)
el 26 de septiembre de 1873. Su cadáver
se trasladó a Madrid para ser enterrado en el cementerio
de San Nicolás.
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